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lunes, 25 de noviembre de 2013

UN SIGLO QUE DURÓ TRECE AÑOS

Hace medio siglo caía asesinado el presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy. El "Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense" (Project for the New American Century, o PNAC, por su sigla en ingés) bien podría ser el legado político de sus asesinos. En una afortunada ironía, en el año en que se cumplen 50 años de aquel magnicidio ese "Nuevo Siglo Americano" está definitivamente muerto, con sólo 13 añitos de vida.

Lo que sigue fue escrito como resultado de la realización de un análisis político de la situación internacional del mes de Octubre pasado, por lo que los hechos sucedidos durante noviembre no están considerados. Fue publicado en La Haine.

 

el sueño yanqui de la dominación de espectro total
Octubre ha sido un mes donde se han sucedido acontecimientos muy importantes, expresión de un cambio cualitativo en la geopolítica internacional. Es la digna continuidad de un Septiembre trascendente. Largos períodos de incubación de determinadas condiciones están eclosionando en estos momentos. Concretamente estamos asistiendo a la muerte total del proyecto de Nuevo Siglo Americano, ese delirio neoconservador de dominación absoluta del mundo por parte de la oligarquía zionista, delirio que desde 2001 pretendió atacar 8 países en 5 años, y que tiene como antedecedentes la Guerra del Golfo, en 1990 y 1991, y la agresión de la OTAN a Yugoslavia, en 1995 y en 1999, cuando Bill Clinton, del partido Demócrata, era presidente de los Estados Unidos. Hoy el mundo unipolar está definitivamente muerto. Si bien se puede decir que hace tiempo que está muriendo, hoy parece claro para todos que ya no existe. Los Estados Unidos no han dejado de ser una Nación poderosa, pero su debilidad es apabullantemente mayor que lo que puede suponerse. Pero no se trata sólo de los Estados Unidos. Estados Unidos es, como Estado, dentro de los Estados que se pueden caracterizar como dominados por los zionistas (con z, por su esencia nazi) y los anglosajones, el Estado materialmente más poderoso, y es el Estado que, por esa razón, es la conducción tradicional del bloque de Estados "atlantistas", denominados así por la alianza político-militar que los caracteriza: la Alianza del Tratado del Atlántico Norte. Pero no se trata sólo de la crisis de Estados Unidos, conducción histórica de los "atlantistas"; se trata de la crisis general del capitalismo y de las fracturas que en el seno de las oligarquías imperiales trae como consecuencia. Hoy se trata de la crisis de todo el bloque atlantista porque, frente a sus oponentes continentales euroasiáticos, orientales, el bloque occidental se encuentra dividido por arriba, y con una grave crisis económica y social por abajo. Los orientales, principalmente China y Rusia, pero también Irán y Corea del Norte, se demuestran compactos porque se asientan en sus respectivas fundaciones revolucionarias y, para los que han emprendido su camino a través de la profundización del modo de producción capitalista (especialmente China), hoy aún no atraviesan un proceso de dramática descomposición interna.

los símbolos soviéticos respaldan el renacimiento de Rusia
Son, como dijo Vladimir Putin de manera aparentemente muy simplificadora pero no por ello no verdadera, "colectivistas", a diferencia de los occidentales, que son "individualistas".

La decadencia atlantista y la definitiva emergencia de Rusia y China
La cancelación del programado ataque a Siria, las revelaciones de las filtraciones de Snowden y el enojo de numerosos países por el espionaje inescrupuloso de los Estados Unidos, el cierre del gobierno Federal de los Estados Unidos, el desplante de Arabia Saudita ante el Consejo de Seguridad de la ONU y el enojo y las amenazas de Israel, la ausencia de Obama en la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico), el fracaso de la Cumbre Iberoamericana, la encaminada negociación con Irán... son todas manifestaciones de la actual debilidad de los Estados Unidos en particular y del poder occidental en general, cuya núcleo político-militar es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Por contrapartida, Rusia y China ya hoy emergen como los pares de los Estados Unidos y la OTAN, como los iguales que destellan con fuerza en el nuevo mundo tripolar. También están los demás BRICS (India, Brasil, Sudáfrica) pero indudablemente los dos colosos que más fulguran con fuerza en el mundo actual son, por varias razones, Rusia y China.
Rusia resultó en la gran ganadora de la provisoria resolución de la situación alrededor de Siria. Fue una soberbia anfitriona en la Cumbre del G-20 y facilitó la salida negociada que le permitió a los Estados Unidos una retirada honrosa de la encerrona a la que el zionismo le había conducido.

El águila ya no vuela majestuosa
China destelló en la Cumbre de la APEC, en Indonesia. Allí, los hechos fueron símbolos de sí mismos: un Obama ausente, por tener su gobierno paralizado, y una China pujante, con una diplomacia amistosa con todos menos con Japón (una de las expresiones de esa rivalidad es el diferendo territorial en torno de las Islas Diaoyu).

Rusia ejerció su decisión política
Hay distintas versiones respecto de lo que pasó el 3 de Septiembre, cuando 2 misiles occidentales lanzados desde el Mediterráneo en dirección a Siria fueron detectados por el radar de Armavir (en el sur de Rusia), que es parte de los sistemas de alerta temprana de ataque nuclear de esa nación. Israel dijo que fueron ellos los que los lanzaron y los Estados Unidos negaron que hubieran sido parte de dicha acción. Más allá de lo que se diga, la verdad exacta es muy difícil de saber, porque nadie puede tener razones para tomar por cierto lo que dice Israel o Estados Unidos. Pudieron haber sido los dos países y la decisión fue que sólo Israel se hiciera cargo. Pudo haber habido un hecho consumado por parte de Israel para aumentar la tensión y precipitar a EEUU a la guerra. Pudieron haber sido derribados por los rusos, y los rusos no declararlo así para, justamente, no humillar públicamente a los occidentales y mantener la tensión en el más bajo nivel posible. Lo concreto es que se trató de una prueba para medir tanto la capacidad de respuesta como la decisión de los rusos. Y los resultados de esa prueba fueron contundentes: los sistema de alerta temprana de Rusia funcionaron perfectamente y, eventualmente, también habrían funcionado perfectamente los sistemas de misiles interceptores rusos, con los que también están artillados los sirios. Lo concreto es que la decisión rusa de "hasta aquí llegaron" fue palpable para los atlantistas, no sólo por esta demostración de eficacia, sino por el destacamento de cada vez más buques rusos en el Mediterráneo frente a Siria. La decisión de atacar directamente a Siria bien podía llevar a los Estados Unidos a enfrentarse directamente con Rusia. A diferencia de lo ocurrido con Libia, cuando tanto China como Rusia permitieron, con su abstención en el Consejo de Seguridad y en el terreno militar, que los atlantistas derrocaran a Kadafi, ahora estuvo claro que la decisión política de Rusia no sólo era diferente en el plano diplomático con los vetos en el Consejo de Seguridad, sino además en el terreno militar, con la decisión de involucrarse directamente.
Indudablemente que el acuerdo de desarme químico de Siria es una fórmula transaccional que pudo expresar con bastante rigor la ecuación geopolítica existente. Estados Unidos, en pleno viraje hacia su retirada estratégica global, necesitaba poder salir de esa situación embarazosa sin las manos vacías.
Ya Estados Unidos y Rusia venían negociando la situación del "Nuevo Medio Oriente", pero no precisamente aquel que Israel siempre soñó, sino justamente un Nuevo Medio Oriente de donde Estados Unidos se retira relativamente y donde Bachar Al Assad seguirá vigente y presente. Esas negociaciones vienen desde mediados del 2012, con la elaboración de los Acuerdos para la Conferencia de Ginebra. Y eso es lo que surgió de los acuerdos realizados como contrapartida de que Estados Unidos y Francia no atacaran Siria: la realización de la Conferencia de Ginebra (Ginebra II), donde se establecerá un marco de diálogo entre sirios, sin condiciones (o sea, sin la pretensión, fantasiosa e irreal, por otra parte, de la renuncia de Bachar Al Assad), por un lado, y la destrucción de los arsenales químicos de Siria, por otro. Es cierto que Siria sacrifica poder militar en tanto que las armas químicas representaban un elemento disuasorio frente a las armas nucleares y químicas de Israel, pero Rusia es la garante y el respaldo de Siria, y si los occidentales traicionaran el acuerdo (cosa por cierto siempre muy posible) teniendo el compromiso y el respaldo de Rusia (y detrás de Rusia, de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva) restablecer el poder militar no sería un problema para Siria.

Rusia avanza sin pausa en su reafirmación militar
Lo que demostró la retirada de los Estados Unidos de Siria es que cuando hay un contrapoder simétrico que se para firme frente a los imperialistas, éstos terminan absteniéndose de agredir. Sucedió con Corea del Norte, y vuelve a suceder ahora con Rusia, cuando ésta decidió que ya era suficiente, que ya era hora de poner un límite a la estupidez de los "especiales".

Un quiebre en el control zionista sobre Estados Unidos
Más de una vez los líderes de Israel se han jactado de su control sobre el poder político de los Estados Unidos. Más de una vez se han jactado de que no es Estados Unidos quien controla a Israel, sino que es a la inversa. En cierta medida, esto fue cierto hasta que Estados Unidos se abstuvo de atacar Siria.
El Proyecto de Nuevo Siglo Americano es un proyecto esencialmente zionista. Si el objetivo del zionismo era la creación de un Estado judío, éste se plasmó con la creación del Estado de Israel, o sea que ya el zionismo no tendría razón de existir en función de que conquistó su objetivo. Pero en realidad la naturaleza del zionismo va mucho más allá de la creación del Estado de Israel, y se define desde mucho antes de la existencia del Estado de Israel. Hubo un sujeto histórico que concibió esa ideología: la pequeña y mediana burguesía judía, pero no fue sólo ésta la que hizo posible la existencia del Estado de Israel. Este Estado pudo existir porque hubo un Imperio, el Británico, y hubo grandes burgueses judíos como los Rotschild, que se sirvieron de la doctrina y del movimiento zionista para profundizar su inserción colonialista en Medio Oriente. Sin la Declaración Balfour, si fuera sólo por los zionistas quizá hoy andarían todavía buscando padrinos poderosos para su proyecto de Israel, y quizá hoy todavía andarían errantes mendigando declaraciones como la de Balfour. Fue el Reino Unido de Gran Bretaña primero, y los Estados Unidos después, los que hicieron posible la existencia del Estado de Israel. Y también la Alemania nazi, con sus acuerdos con sus primos zionistas, hizo su aporte a la colonización de Palestina por parte de los racistas judíos.
Los zionistas, guiados por su autodefinida predestinación, pisotearon los derechos de los "no elegidos", en primer lugar de los palestinos, porque ese es el pueblo que casualmente poseía y habitaba las tierras que los "predestinados" eligieron como suyas, pero luego por sobre los derechos de cualquier otro ser humano no zionista. El zionismo es una ideología supremacista, donde ni siquiera hay homogeneidad racial (entendiendo la raza sólo como un patrón de homogeneidad fisonómica, pero no genética), ya que el judaísmo no es una raza, sino una religión, y judíos los hay semitas, y los hay germánicos, por citar los dos componentes más característicos de los judíos actuales. La verdadera homogenidad que existe es la de reconocerse parte de los predestinados. La única homogeneidad es el supremacismo. El Estado de Israel es uno de los engendros monstruosos de la doctrina zionista, pero no el único, ni mucho menos, porque si el supremacismo tuviera límites en sus ambiciones, no sería tal.
Dos Imperios hicieron posible la existencia de Israel, y los fanáticos zionistas fueron la cabeza de turco. Pero sucede que ahora Israel, Estado nazi, fanático, que establece la ciudadanía por el derecho de sangre judía por línea materna, representa, con su poder militar dotado de armas nucleares, un escollo importante contra el viraje estratégico que están dando los yanquis una vez que el Proyecto de Nuevo Siglo Americano, como todo proyecto de fanatismo supremacista, estratégicamente se demostró inviable y desastroso para los intereses nacionales de los Estados Unidos. Indudablemente pasaron más de cinco años desde el 2001 y de los 8 países de la hoja de ruta militar neocon (Afganistán, Irak, Libia, Sudán, Somalia, Siria, Líbano, Irán), Estados Unidos sólo pudo invadir plenamente dos, y un tercero, Libia, con sus socios europeos en un papel muy protagónico. Como Estados subalternos, sólo a Israel y a las monarquías del Golfo Pérsico les interesa que Estados Unidos siga adelante con su raid militarista, y como agrupación política dentro de los Estados Unidos, sólo a los zionistas, con su delirio racista. El Proyecto de Nuevo Siglo Americano es justamente el proyecto zionista aplicado a escala planetaria conjuntamente con los Estados Unidos. Pero no sólo Israel le molesta a Estados Unidos, que además está desahuciado por la guerras de Afganistán y de Irak, y que está quebrado económicamente al punto de que, por falta de entrenamiento, su ejército tiene sólo dos brigadas (6000 a 10000 hombres) en condiciones plenamente combativas (según declarara hace poco Ray Odierno, jefe de Estado Mayor del Ejército USA), sino también a Gran Bretaña, cuyo parlamento votó contra el ataque a Siria. El Proyecto de Nuevo Siglo Americano se terminó:. no habrá un siglo XXI como lo fue el siglo XX para los Estados Unidos. Lo que si muy probablemente puede haber, no obstante, es mucha más guerra aún.

La corporación de la guerra y la "banda del 11 de septiembre"
El 16 de enero de 1961, el General del Partido Republicano, Dwight Eisenhower, en su discurso de despedida de su segunda y última presidencia de los Estados Unidos, decía en algunos de sus párrafos: "Buenos días compañeros americanos. Han pasado diez años desde la mitad de un siglo en el que hemos sido testigos de cuatro grandes guerras entre poderosas naciones. En tres de estos conflictos estaba involucrado nuestro propio país. Nos hemos visto obligados a crear una industria armamentística permanente de inmensas proporciones. (...) Esta conjunción entre un inmenso establecimiento militar y una gran industria armamentística constituye una novedad en la historia norteamericana. Reconocemos la necesidad imperiosa de este desarrollo. Y ahora no debemos dejar de comprender sus graves consecuencias. La total influencia, económica, política e incluso espiritual, se deja sentir en cada ciudad, en cada Cámara Legislativa, en cada despacho del Gobierno Federal. (...) En los Consejos de Gobierno, debemos protegernos de la adquisición de influencias injustificadas, ya sean buscadas o no, por parte del complejo industrial militar. La posibilidad de un aumento de poder desastroso e inapropiado existe y persistirá. Nunca debemos permitir que el peso de esta combinación ponga en peligro nuestras libertades o procesos democráticos".
Sólo poco más de cuatro meses más tarde, el 27 de abril de 1961, el en aquel momento recientemente electo presidente de los Estados Unidos, el integrante del Partido Demócrata, John F. Kennedy, en su discurso ante la Asociación Americana de Editores de Prensa, decía en algunos de sus párrafos: "La mera palabra 'secreto' es repugnante en una sociedad libre y abierta, y nosotros, como personas, intrínseca e históricamente opuestos a las sociedades secretas, a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos, decidimos hace tiempo que los peligros de la ocultación excesiva e injustificable de hechos pertinentes sobrepasan de lejos los peligros que se citan para justificar tal ocultación. Incluso hoy, existe poco valor para oponerse a la amenaza de una sociedad cerrada para limitar sus restricciones arbitrarias. Incluso hoy, existe poco valor para asegurar la supervivencia de nuestra nación si nuestras tradiciones no sobreviven con ella. Y existe el gran y grave peligro de que una autoproclamada necesidad por aumentar la seguridad sea arrebatada y utilizada por aquellos ansiosos e impacientes por expandir sus intenciones a los mismos límites de la censura y ocultación oficiales. A lo que yo no me propongo permitir hasta el punto que esté en mi control. (...) Tenemos la oposición alrededor del mundo de una conspiración monolítica y despiadada que confía sobre todo en los medios secretos para extender su esfera de influencia. (...) Es un sistema que ha reclutado extensos recursos humanos y materiales en la construcción de un tejido hermético, una máquina altamente eficiente que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas. Sus preparativos son encubiertos, no publicados. Sus errores se entierran, no se anuncian en titulares. Sus disidentes son silenciados, no elogiados. Ningún gasto se cuestiona, ningún rumor se imprime, ningún secreto es revelado".
Dos presidentes de los Estados Unidos, uno republicano y otro demócrata, en el mismo tiempo histórico, advirtiéndonos del mismo peligro. Uno de ellos haciendo alusión a los elementos objetivos, los del militarismo (etapa superior del imperialismo), y John Kennedy, refiriéndose al producto subjetivo de tal militarismo: las conspiraciones que son sus herramientas políticas, las mismas conspiraciones que lo asesinarían dos años y medio más tarde (el 22 de noviembre de 1963, hace hoy 50 años) que el día del discurso del que extracté los párrafos.
Como ya está demostrado por diversas investigaciones, el atentado a las Torres Gemelas, del 11 de Septiembre de 2001, constituye un atentado de bandera falsa realizado por una de esas conspiraciones surgidas como producto del fenómeno militarista.
Esa conspiración es la continuidad de la línea política que tiró las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki (recordemos que Roosevelt, que había firmado el Pacto de Yalta -4 al 11 de febrero de 1945-, y que en agosto de 1945 ya había fallecido, estaba dispuesto a cumplir lo que en esa Conferencia en la ciudad de Crimea se había acordado: la intervención militar de la Unión Soviética contra Japón -ya con Alemania rendida-, acuerdo que, con Truman ya en el gobierno, los yanquis lograron burlar con el bombardeo atómico sobre las dos ciudades niponas y la rendición casi inmediata de Japón, de tal forma de evitar la presencia del Ejército Rojo allí). Es la línea política que asesinó a Kennedy. Es la línea política que hizo el fraude electoral que permitió que George Bush hijo accediera a la presidencia de los Estados Unidos. Y el zionismo se entronca en esta conspiración a partir de la articulación entre la constitución ideológica supremacista del mismo y su necesidad de la prepotencia militar para realizarse (los únicos fundamentos reales del Estado Racista de Israel son el expansionismo militar y la limpieza étnica). El Proyecto de Nuevo Siglo Americano es la configuración doctrinaria de la fusión entre la ideología del Destino Manifiesto de los Estados Unidos y la ideología zionista de los judíos como pueblo elegido.
En el atentado a las Torres Gemelas, por lo que he podido informarme, intervinieron de manera más plena servicios de inteligencia de Israel, Arabia Saudita, Estados Unidos y Pakistán (los únicos cinco detenidos por un oficial del FBI por actitudes sospechosas, concretamente estar festejando el atentado en una camioneta tipo combi en las cercanías de las Torres Gemelas, fueron cinco espías israelíes que fueron casi inmediatamente liberados por gestiones del más alto nivel).

La corporación de la guerra
Las figuras más visibles de esa conspiración son, además de George Herbert Walker Bush (Bush padre); los intelectuales teóricos y prácticos del Proyecto hacia un Nuevo Siglo Americano (algunos de los más conspicuos son Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Richard Perle, Paul Wolfowitz, Francis Fukuyama, Richard Armitage, Jeff Bush...); prominentes políticos provenientes del establecimiento militar como el veterano militar John McCain (hijo y nieto de prominentes oficiales de las Fuerzas Armadas y el senador que recibió más sobornos del complejo militar-industrial para que impulsara el ataque a Siria), más los operativos de las más altas esferas, como el embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos entre 1983 y 2005, el príncipe saudí Bandar bin Sultan (llamado Bandar Bush por su cercanía íntima con el clan Bush), hoy Secretario General del Consejo de Seguridad Nacional de Arabia Saudita y hombre clave de toda la operación de desestabilización y guerra contra Siria. Como presidente de Israel, Netayahu es también un hombre clave puesto que está absolutamente embebido de la ideológica supremacista mesiánica nazionista, y hoy tiene, en verdadera consonancia con su cargo formal, ascendencia real en Israel.
Componen, con muchos otros importantes cuadros de primer nivel que yo no conozco o que no se conocen todavía (y que conocen, seguramente, los servicios de inteligencia cubanos o rusos), el núcleo más duro por determinación fanática, ascendencia de mando, e inserción institucional o facciosa en los aparatos del Estado de sus respectivas naciones.

¿Pretorianización de los Estados Unidos?
Según la repetidas filtraciones que vienen ocurriendo, uno de los lugares donde la inteligencia de los Estados Unidos puso más atención históricamente es Pakistán, que fue el lugar que funcionó como base de la campaña de desestabilización estratégica de la ex-Unión Soviética, porque desde allí se organizó la insurgencia islámica que desestabilizó al gobierno prosoviético de Afganistán y que enfrentó las tropas del Ejército Rojo de la URSS cuando éstas ingresaron en ese país de Asia Central. Fueron las que participaron del Vietnam que los yanquis orquestaron para la URSS, en el marco de la estrategia expresada por Zbigniew Brzezinski. En este dispositivo estratégico, los Estados de Arabia Saudita y Pakistán tuvieron un rol fundamental. Pero la atención de la inteligencia de los Estados Unidos no sólo se debió a su involucramiento en el armamento y la organización de la insurgencia de Al-Qaeda y los Talibanes, sino también por el hecho de que Pakistán posee armas atómicas. Estados Unidos he declarado en repetidas oportunidades su preocupación de que las ojivas nucleares pudieran caer en manos de los Talibanes, que en Pakistán están ganado creciente inserción e incrementando su actividad. La posibilidad de que grupos facciosos se doten de armamento nuclear -discurso que Estados Unidos utilizará siempre como un buen pretexto para su presencia en Pakistán- parece ser que en donde puede resultar más plausible no es precisamente en Pakistán, sino en el mismo Estados Unidos.
Que haya divisiones en el seno de la oligarquía yanqui es bueno para el mundo, pero es relativamente peligroso. La pretorianización de los Estados Unidos (visto desde el ángulo político, la descomposición del Imperio Romano consistió, en un sentido, en la profundización de los conflictos en el seno de la élite dominante, conflictos cuya profundización significa la resolución de los mismos por la vía de los confrontación, de la violencia. En este marco, las Guardias Pretorianas, los cuerpos militares selectos más cercanos a la punta de la pirámide del poder imperial, cobraron cada vez mayor importancia en la guerra entre facciones rivales) implica el riesgo de que el armamento nuclear caiga en manos de fanáticos supremacistas suficientemente decididos a "golpear primero", con lo que eso significa como eventual detonante de una guerra nuclear total (la Destrucción Mutua Asegurada, o el "equilibrio del terror", se basa en la realidad de que tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética -hoy Rusia- están en condiciones de destruir completamente a su oponente, independientemente de quien fuera capaz de golpear primero, debido al desarrollo de la cohetería intercontinental y al enorme poder del armamento nuclear. Entonces perdería sentido -salvo que se trate de un fanático que, ante la prespectiva de su propia derrota, prefiera la destrucción total- "golpear primero", puesto que lo que se desencadenaría, si la guerra fuera total, es la destrucción de todos, y no sólo ello, sino la extinción de la Humanidad y de gran parte de la vida en la Tierra).
En la época romana, los generales comandaban ejércitos armados de catapultas; en el mundo de hoy, los ejércitos imperiales tienen armamento nuclear.
En este sentido, ya en estos meses hubo varios episodios de alarmante "inseguridad" en los arsenales de misiles nucleares intercontinentales de los Estados Unidos, episodios que demuestran el nivel de descomposición imperial y su "pretorianización".
Por citar algunos sucesos preocupantes (Russia Today):
"Los oficiales de la Fuerza Aérea de EE.UU. han comunicado que una de las unidades responsables de operar misiles nucleares intercontinentales no ha superado la inspección de seguridad". (13-08-2013);
"La base estadounidense de la Fuerza Aérea de Dyess está trasladando ojivas nucleares a la costa este del país en una transferencia secreta sin rastro documental, informa el portal 'Infowars', citando a una fuente militar de alto nivel. De acuerdo con la fuente de 'Infowars', quien 'tiene un sólido historial continuamente demostrado como correcto en la actividad militar de profundidad', el comandante de la base autorizó trasladar las ojivas nucleares a un lugar desconocido, donde serían recogidas y potencialmente utilizadas. El informe es de especial interés no solo debido a la situación en Siria y los preparativos del Pentágono para un posible ataque contra el país árabe, sino también por el hecho de que Dyess ha negado en repetidas ocasiones la existencia de ojivas nucleares en la base, señala 'Infowars'. (...) No había ninguna firma, necesaria para la transferencia... No había directiva. Dijo que el comandante de Dyess estaba allí para autorizar la salida. Nadie sabía a dónde iban realmente, pero el conductor del camión dijo que las llevaba a Carolina del Sur y que otro las recogería para llevárselas de allí". (07-10-2013). (notese que la base de Dyess está en el Estado de Texas, territorio de los Bush -a sólo aprox. 300 kilómetros del rancho de Crawford, propiedad de esa familia oligárquica-, que Carolina del Sur es  un lugar de fuerte inserción del Partido Republicano, y que esas movimientos irregulares fueron realizados sólo unos días antes de la emblemática fecha del 11 de septiembre).
"El viernes pasado la Fuerza Aérea anunció el despido del mayor general Michael Carey, responsable de tres alas de misiles balísticos intercontinentales, con un total de 450 misiles repartidos en tres bases por todo el país. Se aludió a una 'pérdida de confianza' en Carey como motivo del despido, pero la razón exacta del mismo no se precisó. Dos días antes se relevó de su cargo al vicealmirante Tim Giardiana, comandante del Comando Estratégico, que tiene la responsabilidad de supervisar los misiles nucleares en submarinos y bombarderos estratégicos". (16-10-2013)
"Los oficiales estadounidenses responsables de las llaves que accionan el lanzamiento de misiles nucleares dejaron las puertas del cuarto secreto abiertas dos veces este año, según fuentes de AP en la Fuerza Aérea de EE.UU." (22-10-2013).

Militarismo y capitalismo eugenésico
En la época de la Destrucción Mutua Asegurada sólo una ideología supremacista y fanática puede estar dispuesta realmente a dar el "primer golpe" nuclear, así sea concebido sólo en un escenario "táctico", sabiendo que con ello se corre el riesgo de desatar el fin de la Humanidad.
Son conocidas las teorías maltusianas respecto del exceso de población del planeta. Lo que esas teorías nunca tuvieron en cuenta es el concepto de la forma de gestión de la energía que, en un sistema planificado, no en la anarquía capitalista, sería posible instrumentar de manera sustentable para beneficio de toda la Humanidad. El problema no es el número de habitantes sino cómo la Humanidad gestiona la energía -comprendida en su sentido más amplio- de manera sustentable. Sumida en el caos capitalista, la organización de la producción contemporánea es un himno al derroche energético y a la utilización estúpida de los recursos. El principal enemigo de la Humanidad no es el gran número de seres humanos, sino el modelo capitalista de competencia, guerra y consumismo.
Pero los idiotas capitalistas, los superestúpidos, no lo ven así, justamente por eso, porque son idiotas, sólo títeres personificaciones alienadas al Capital. En este sentido, tomando por válidas las estúpidas premisas que hoy se imponen como condiciones dadas para el accionar político, el fenómeno imperialista ha prohijado al supremacismo como su producto más característico, y a la eugenesia como el resultado práctico de la falsa conclusión de que "la Tierra no alcanza para todos". "Si la Tierra no alcanza para todos, entonces no seremos nosotros, los 'predestinados', los que nos sacrificaremos, sino que en esta ley de la selva tiene que ganar el más fuerte, o sea, nosotros, los 'predestinados" (en el caso del zionismo, los 'predestinados' zionistas)".
Y el problema aparece cuando los sujetos pierden el sentido de la realidad, extraviados en su narcisismo racista. Indudablemente que los cambios históricos no ocurren sólo por la psicología de determinados hombres en determinados momentos, sino que es a la inversa: el imperialismo, etapa superior del capitalismo, prohija a su vez otra etapa superior aún, que es el capitalismo militar, donde la guerra no resulta en una necesidad de toda la burguesía en marco de la "crisis de superproducción", sino como necesidad de la reproducción del aparato militar-industrial, en tanto aparato corporativo capitalista, que necesita de la guerra perpetua para alimentar el mercado de las armas y así realizar su plusvalía y su acumulación.
El producto subjetivo característico del capitalismo militar, justamente son los locos de la guerra que, en conjunto con los enfermos mentales supremacistas pero ilustrados, constituyen una peligrosa amalgama de teoría política y ansiedad bélica.

Israel y Arabia Saudita se unen aún más
Netayahu ya previno en la última Asamblea General de la ONU que Israel actuará en soledad, si para ellos resulta necesario, para impedir que Irán se convierta en un Estado con armas nucleares. Arabia Saudita, por su parte, fue muy elocuente en su enojo con los Estados Unidos, por no haber atacado Siria (los sauditas hasta habían financiado los costos de toda la operación). Además del desplante de Arabia Saudita ante el Consejo de Seguridad de la ONU, donde no aceptó asumir su membresía como miembro no permanente, el príncipe Bandar Bush (su nombre árabe es Bandar bin Sultan) fue muy claro ante diplomáticos europeos sobre su desengaño con los Estados Unidos.
La retirada de los Estados Unidos, entonces, no significa la pasividad de Israel y Arabia Saudita. Por el contrario, Israel recientemente bombardeó una base aérea siria (además de seguir hostigando constantemente a los palestinos) y Arabia Saudita sigue empeñada en alimentar la guerra en Siria, y de hecho es el principal sostén de los mercenarios. Una vez más, podemos decir que es muy bueno que los imperialistas se dividan, pero no es tan bueno si algunos de ellos están dispuestos a utilizar armamento nuclear y desatar una guerra tenga las consecuencias que tenga. En síntesis, los zionistas perdieron (relativamente) a Estados Unidos, pero aún tienen en sus manos a Israel, Arabia Saudita y Francia, como para utilizar el poder de estos países en función de sus fines supremacistas.
De todas maneras, sería muy estúpido que Israel y Arabia se negaran a aceptar la nueva realidad geopolítica y pretendieran resistirse a ello. El desencadenamiento de una guerra regional no sería lo mismo que cuando Saddam Hussein invadió Kuwait. Hoy Israel puede ser verdaderamente borrado del mapa, lo mismo que Arabia Saudita, si se considera el poder de fuego de Irán más la decisión política de Rusia desde Putin en adelante, lo que es casi lo mismo que decir el poder de fuego de los dos juntos.

Los desafíos actuales y otros puntos de peligro de guerra de alta intensidad
El desafío actual es, por un lado, que en el marco de la creciente competencia interimperialista como resultado de la "crisis de superproducción", esta competencia no escale a un enfrentamiento estratégico directo entre grandes potencias militares, como ya ha sucedido en la Primera y Segunda guerras mundiales. Sólo con que se enfrenten en una guerra nuclear Pakistán y la India, como lo denunciara oportunamente Fidel Castro, sería suficiente para que se produzca un fenómeno climático llamado "invierno nuclear". Imaginemos lo que sería un enfrentamiento entre EEUU y Rusia, o China.
En términos generales, entonces, el mayor peligro en este sentido lo representa el Zionismo y su "Banda del 11 de Septiembre", con su fanatismo racista y mesiánico y su divergencia total con la actual estrategia de repliegue de los Estados Unidos. Hasta el momento la situación en este sentido parece haberse encaminado por fuera de la senda catastrófica, pero no podemos cometer el error de menospreciar la estupidez de estos racistas, por el poder que aún detentan.
Respecto de los puntos de fricción de guerra de alta intensidad, los escenarios calientes donde puede explotar el polvorín no se reducen sólo a Medio Oriente (donde, con las decisiones que acaban de tomar los Estados Unidos aceptando el plan ruso y negociando con Irán, ha bajado indudablemente la tensión), sino además en torno a la península de Corea por un lado, y al Mar de China Oriental (islas Daioyu) por otro.
En la península coreana sigue la tensión, aunque no en su máximo nivel, entre la RPDC (Corea del Norte) por un lado, y Corea del Sur y los Estados Unidos por otro. En este sentido, Corea del Norte sigue adelantando su programa misilístico, tanto de misiles de corto alcance como de vectores aeroespaciales, lo que le da, además del poder de colocar satélites en órbita (es uno de los pocos diez países que pueden hacerlo con vectores propios en el mundo), el poder de tener misiles intercontinentales, al salir y entrar de la atmósfera terrestre; y sigue adelantando en su programa de armamento nuclear, de tal manera de perfeccionar su poder de fuego. Corea del Sur, por su parte, profundiza el desarrollo de su propia tecnología militar al mismo tiempo que profundiza también su asociación militar con los Estados Unidos, donde además de participar de los rutinarios ejercicios militares con su socio norteamericano, acaba de adquirirle 112 misiles para sistemas Patriot y 4 drones RQ-4 Global Hawk (sólo estos cuatro drones valen nada menos que 1200 millones de dólares), drones de alta tecnología en reconocimiento, y gran autonomía de vuelo.
Por otra parte, el aumento de la tensión entre China y Japón por la Islas Daioyu, en el Mar Oriental de China, se inscribe en el renacimiento del militarismo imperialista de Japón, donde como símbolo ya se está haciendo costumbre para los dirigentes japoneses visitar el santuario de Yasukumi, símbolo del pasado militarista japonés, lo que significa una afrenta tanto contra China, Corea o Vietnam, como contra todo país que sufriera en el pasado el imperialismo japonés. Ese rito militarista no es una casualidad. Japón está planeando modificar su Constitución para ampliar sus poderes militares y endureció su legislación en torno de la "Seguridad Nacional".
China, por su parte, por primera vez desplegó su flota de submarinos en una acción de demostración de fuerzas, y acercó sensiblemente una embarcación militar de inteligencia al mar territorial de los Estados Unidos en Hawai, entre otros movimientos militares más ostensibles.
Otra zona de habitual fricción, pero que en los últimos tiempos hay menos tensión, es en la región de Cachemira. Parece que el diálogo se ha encaminado entre Pakistán y la India, aunque ambos países siguen avanzando constantemente con sus programas misilísticos y de desarrollo de su armamento nuclear.
Por otra parte, el vuelo a través de América Latina de dos bombarderos estratégicos rusos, más el cada vez más frecuente patrullaje de submarinos y barcos rusos y chinos por los mares de todo el planeta, demuestran el rebalanceo militar estratégico que está ocurriendo y la vocación de poder de los colosos de Eurasia, que se hacen presentes en territorios antes monopolizados con la presencia militar norteamericana.
En realidad, estas demostraciones crecientes de poderío militar se están extendiendo a todo el mundo, entre diversos Estados. Además, la carrera armamentista está recrudeciendo en general. Como resultado de la crisis, todos los Estados, aún los que tienen importantes crisis internas, redoblan sus esfuerzos para armarse y mejorar su pie de fuerza.

Retirada estratégica de los Estados Unidos y reformulación de los paradigmas de su competitividad
Por lo que alcanzo a apreciar, los Estados Unidos están en plena retirada estratégica, replegando parte de su enorme fuerza militar, forzados por la enorme crisis económica que están atravesando y por la desmoralización de sus efectivos, donde la pobre fuerza moral de un Imperio en decadencia indudablemente impacta en la moral de combate. Es como si se hubiera agotado el crédito ideológico que generaron con los atentados de las Torres Gemelas. Entonces, lo que están haciendo es delegar cada vez más en sus socios la defensa territorial, y mantenerse como retaguardia estratégica y proveedor de alta tecnología militar, de tal manera de rebalancear la ecuación económica que implica el mantenimiento de su aparato militar. Este rediseño se está profundizando conforme se va agotando la fuerza combativa de los Estados Unidos.
Decir que Estados Unidos está en retirada y en crisis significa decir que su ecuación económica y militar se desbalanceó. La deslocalización de sus industrias hacia la periferia, la desregulación social y del mercado en favor de las grandes corporaciones -que profundizó la concentración económica y la polarización social-, la acentuación del parasitismo como resultado del usufructo desmedido de su poder militar -elemento que fue acentuando el carácter depredador de su dominación imperial a la vez que redundó en un excesivo endeudamiento (cuyo principal acreedor es China) y un debilitamiento del dólar-, la desmoralización de su pueblo -dominado por los valores individualistas y enviciado con las drogas- y la resistencia creciente en todo el mundo a sus intentos de dominación, terminaron por romper el equilibrio y obligar a los Estados Unidos a emprender claramente el repliegue.
Además, en el marco de este repliegue sobre su propio territorio, Estados Unidos traslada el centro de gravedad de su poder militar al Pacífico. Esto es así porque el camino más directo entre Estados y China y Rusia pasa por el Océano Pacífico. Pero al mismo tiempo demuestra que su estrategia pasa a ser relativamente defensiva, una estrategia de proteger lo propio, de conservar hasta recomponer su situación, en vez de intentar ir a tomar ofensivamente lo ajeno.
A diferencia de los zionistas, que en función de su alucinación fanática y de la superviviencia del Estado de Israel pretenden seguir locamente hacia adelante en su agenda de guerra, hoy los Estados Unidos están planteando reacomodarse a la nueva realidad, como en otro momento lo hiciera el Imperio Británico. En vez de Nuevo Siglo Americano, retirada estratégica y negociación con China y Rusia. Justamente, a fines de Octubre el nonagenario Henry Kissinger viajó a Moscú como enlace oficioso para entrevistarse directamente con Vladimir Putin. Francamente, Kissinger declaró que el nuevo mundo se caracterizará por un acuerdo entre EEUU, Rusia y China. Esto significa que los  Estados Unidos están necesitando la convivencia pacífica con sus oponentes estratégicos, y que, entonces, deben asentar las bases de su competitividad más en fundamentos económicos que militares, a partir de su propia reconstrucción nacional y del relanzamiento de la competitividad. Bajar el costo de la fuerza de trabajo -que con el aumento de la desocupación se fuerza a la baja de los salarios-, reducir la ineficiencia de la burocracia del Estado -en este sentido el elefantiásico aparato militar resulta en una sangría interminable sin que eso redunde en una clara ventaja competitiva-, aumentar la inversión en Investigación y Desarrollo, y con sus aliados profundizar la construcción de acuerdos comerciales para construir relaciones de carácter un poco más asociativo que de sometimiento militar.


La gloria soviética inspira la responsabilidad de los actuales dirigentes

 Leonardo Del Grosso

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