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lunes, 2 de febrero de 2015

LAS FALSAS BANDERAS DE LOS MERCADERES DEL TEMPLO

He escrito en reiteradas ocasiones respecto de la doctrina imperial de las operaciones encubiertas. Es verdad lo que dice la Presidenta en su carta "AMIA y la denuncia del fiscal Nisman": “Al fiscal Nisman no lo hacen volver sólo para denunciar algo que sabían no tenía sustento y que no podía perdurar. Cuando la periodista Sandra Russo analiza el caso en Página 12 bajo el título 'El truco de la confusión' (que yo, Leonardo Del Grosso, recomiendo leer encarecidamente), y afirma que 'quisieron usar vivo a Nisman y ahora lo usarán muerto', se equivoca. Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible”. Es verdad lo que argumenta la Presidenta en otro párrafo de esa misma carta: “La denuncia del fiscal Nisman nunca fue en sí misma la verdadera operación contra el Gobierno. Se derrumbaba a poco de andar. Nisman no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación contra el gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la Presidenta, a su Canciller y al Secretario General de La Cámpora de ser encubridores”.

Breivik: asesino y chivo expiatorio de las masacres de Oslo y Utoya

Las agudas observaciones de la Presidenta dejan en claro que el homicidio o el suicidio inducido del agente sionista Alberto Nisman constituye una operación encubierta, una operación de bandera falsa [para quien pretenda profundizar sobre estas operaciones puede leer estos artículos de mi autoría: Diálogo Argentina-Irán: ¿una ventana a la verdad sobre los atentados de bandera falsa?; Si una manera de encubrir es acusar a un falso culpable, una manera de esclarecer es limpiar su nombre; Debate sobre el memorándum Argentina-Irán: sobre el veneno y sus peones; Operaciones de bandera falsa: imprescindibles para el imperialismo (caso Hariri); Operaciones de bandera falsa: imprescindibles para el imperialismo (caso Cheonan; parte I); Operaciones de bandera falsa: imprescindibles para el imperialismo (caso Cheonan, parte II)]. Y digo operación de bandera falsa porque el objetivo de la muerte del agente extranjero pero fiscal de la actual burguesa República Argentina, Alberto Nisman, es acusar al gobierno nacional por esa muerte y montar, fundamentalmente en el exterior, una operación de prensa internacional para criminalizar al gobierno argentino y construir condiciones para operaciones golpistas, o en última instancia, en caso que éstas fracasen, agresiones militares. Bandera falsa porque quienes lo asesinaron o lo indujeron al suicidio son los mismos que después acusarán a otros como los autores de esa acción. La misma doctrina aquí y en todo el mundo, empleada cada vez con mayor frecuencia y alevosía, pero también con menos efectividad para sus mentores.
Por citar algunos casos: los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en Argentina, para culpar a Irán, Siria o Hezbolláh (unos u otros según la conveniencia coyuntural del sionismo); el asesinato de Rafic Hariri, primer ministro del Líbano, para culpar a Siria y Hezbolláh; las masacres de Utoya (68 asesinados) y de Oslo (8 asesinados), para torcer la política exterior Noruega; los francotiradores de la CIA en el Maidán, que mataban personas de los dos bandos, policías y manifestantes, para profundizar los enfrentamientos en Ucrania, culpando al gobierno Yanucovich, que sería volteado por el golpe de la OTAN;  El vuelo MH17 de Malaysian Airlines, Boeing 777 derribado por cazas ucranianos cerca de la frontera rusa: todos los 298 pasajeros muertos, acción para culpar a Rusia; etc.; el suicidio inducido o el asesinato del agente extranjero pero fiscal del Estado Argentino, Alberto Nisman...

Vuelo MH17 de Malaysian Airlines derribado por legiones de la OTAN

La explicación política de que esta doctrina no escrita sea reincidente y regularmente empleada, y cada vez con más frecuencia, por el Imperialismo sionista, es directamente proporcional a su bancarrota política, histórica y moral. El empleo de la violencia, en tanto situación de conflicto que produce dolor y daños materiales concretos, siempre necesita una legitimación. Cuando la violencia realmente es legítima lo es porque repara una situación de injusticia, o lo es porque es defensa de una agresión directa (ambas opciones en última instancia nos conducen a lo mismo: una violencia originaria, injustificable, provocadora, que legitima una violencia de respuesta a eso). La opresión, los opresores, son la fuente de la violencia. Por lo tanto su violencia no es legítima, sino ilegítima. Entonces éstos necesitan siempre, para poder legitimar lo ilegítimo, llevar adelante un proceso de distorsión moral, de manipulación política e ideológica, para insertar en la subjetividad de la sociedad una justificación a lo que no tiene justificación, que es la opresión, el abuso de poder como régimen, el racismo, la plutocracia, el gobierno oligárquico. Cuando el régimen opresivo dominante, en este caso el imperialismo sionista (alianza de Estados Unidos y el Reino Británico, más su Frankestein: el Estado Racista de Israel), con toda su superestructura de depredación mundial:  su superestructura militar (OTAN y sus periféricos), financiera [Reserva Federal, FMI, BM, SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication) etc.], económico-comercial [OMC, Unión Europea, NAFTA, TAFTA (hoy en negociaciones), Acuerdo Trans-Pacífico, TISA (Trade in Services Agreement), etc.], de inteligencia [el “Club de los cinco ojos”: Estados  Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, mediante el acuerdo UKUSA (United Kingdom-United States Security Agreement)], de orientación estratégica a nivel de las más altas élites (Club Bilderger, Foro de Davos, variados think-thanks, etc.), políticas (ONU), de lobby (AIPAC), de comunicación de masas (Hollywood, CNN, Bloomberg, Al-Jazzera, Financial Times, Project Syndicate, Wall Street Journal, etc., etc.) y otras áreas y organizaciones (no pretendo abarcar la totalidad pero si una lista suficientemente representativa)... decía: cuando el régimen opresivo dominante con toda su superestructura de depredación mundial, comienza a ser impotente, no sólo para llegar al quimérico y alocado objetivo del dominio total del mundo sino aunque sea para mantener su predominio ante la emergencia de nuevos poderes que desafían al sionismo, éste comienza a sufrir una amenazante zozobra y recurre cada vez con más frecuencia a las operaciones especiales, cada vez con mayor desesperación a los atentados de bandera falsa, y cada vez con mayor histeria a la acción psicológica.

la doble moral sionista, o sea, su moral racista

El sionismo no sólo pierde la primacía en el plano cuantitativo (China ya es la primera economía del mundo y los emergentes siguen emergiendo) sino fundamentalmente en el plano cualitativo, porque su decadencia es también la decandencia de los mitos políticos que sustentan su épica, mitos que están siendo desarmados justamente a partir de la ruptura del monopolio del relato histórico. Resulta que la Verdad Histórica es que los reales héroes de la Segunda Guerra Mundial no fueron ni los siempre banales y oportunistas yanquis, ni los calculadores piratas británicos, sino los obreros y campesinos socialistas soviéticos. Así hoy, por ejemplo, cuando en Polonia algunos dirigentes estúpidos y malvados pretenden que Auschwitz fue liberado por los ucranianos, ahí surgen voces que dicen la verdad: Auschwitz fue liberado por los soviéticos, que tenían un ejército en donde los rusos siempre fueron la mayoría absoluta y también la mayoría de los soldados en relación con su población nativa, de todas las  naciones de la unidad soviética. Esa es la verdad. Y además esta Ucrania actual nada tiene que ver con la soviética: hoy Ucrania está en manos nuevamente de los nazis, los neonazis, los sucedáneos de los que hicieron el campo de concentración de Auschwitz, de los que exterminarion a millones de judíos, como hoy quieren hacer los neonazis con los pro-rusos del Donbass: exterminarlos; genocidio.
Los sionistas están desmoralizados porque ya nadie les cree. Y decir crisis ideológica es decir Crisis en el Sistema de Poder Sionista, que si nunca tuvo los corazones de las masas, hoy está perdiendo aceleradamente sus mentes porque sus maniobras de falsificación moral y política ya no están dando resutados, ya están agotándose.
Sólo 200 personas contó el diario La Nación que fueron al velorio del encubridor de una masacre (“estábamos ante el fraude material y procesal más importante del que se tenga memoria” describió con justicia la Presidenta Fernández de Kirchner lo que es la “causa AMIA”) . Y nadie puede pensar que en este caso este diario -ariete de la Antipatria- disminuya el número sino todo lo contrario. La abrumadora, casi absoluta, mayoría de los argentinos, eligió no ser Nisman. La abrumadora mayoría de los argentinos, y los pueblos del mundo, cada vez desconfían más de las falsas banderas de los mercaderes del Templo. Esa es la realidad. Mientras tanto, los escribas a sueldo, editorialistas de La Nación o de Clarín, redactan los falsos evangelios con los cuales inventan una realidad que los consuele. Allí están esos títeres, con sus torpes ademanes, con sus malabares de palabras, de malas palabras. Allí están esos malabaristas baratos, que se han creído sus patéticas piruetas. Y acá están los pueblos, que arrollarán a los racistas.

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