martes, 14 de febrero de 2017

ESTADOS UNIDOS VS. IRÁN: UNA GUERRA DE MANZANAS VS. NARANJAS

por The Saker, para The Unz Review, en The Saker. Traducción de Leonardo Del Grosso, para Comunidad Saker Latinoamérica

 

Ayatolá Saiid Alí Jamenei, líder supremo de la Rep. Islámica de Irán

Una de las tareas más frustrantes es tratar de desacreditar los mitos de Hollywood impresos en la mente de los estadounidenses sobre la guerra en general y sobre las fuerzas especiales y la tecnología en particular. Cuando la semana pasada escribí mi columna sobre las primeras SNAFUs de la Presidencia de Trump, casi esperaba que algunos de los puntos que destaqué caerían en oídos sordos y eso efectivamente ocurrió. Lo que me propongo hoy es intentar, una vez más, explicar la enorme diferencia entre lo que yo llamaría “el estilo de guerra estadounidense”, tal como se ve en las películas de propaganda, y la realidad de la guerra.
Comencemos por la cuestión del uso de fuerzas de operaciones especiales e inmediatamente digamos lo que no son: fuerzas de operaciones especiales no son SWAT o fuerzas antiterroristas. La máquina de propaganda estadounidense ha impreso en la mente de la gente en Occidente que si una fuerza es “elite” y se ve “tacti-cool” es algún tipo de fuerza especial. Según ese criterio, incluso algunas policías antidisturbios podrían considerarse como “fuerzas especiales”. Este es, por cierto, no sólo un pecado americano. Los rusos han bajado por el exacto mismo camino ridículo y ahora tienen fuerzas “spetsnaz” en toda Rusia -incluso el equivalente ruso del departamento penitenciario de EE.UU. ahora tiene fuerzas “spetsnaz” para hacer frente a los motines en las cárceles! Del mismo modo, la famosa unidad antiterrorista “A” (erróneamente llamada “Alfa” en oposición al “Delta” estadounidense) es exactamente eso: una unidad antiterrorista y no una fuerza militar especial. ¿Entonces cuáles son, stricto sensu, fuerzas especiales? Son una fuerza militar que participa en el esfuerzo general de guerra pero de manera autónoma y no en apoyo directo de la fuerza de combate principal/convencional. Dependiendo del país y el servicio, las fuerzas especiales pueden ocuparse de una variedad de tareas que van desde proporcionar “asesores” a lo que los estadounidenses llaman operación de acción directa, como el reciente y desafortunado ataque contra el complejo al-Qaeda en Yemen. Al igual que las fuerzas aerotransportadas, las fuerzas especiales han sido mal utilizadas, especialmente cuando no se podía contar con las fuerzas convencionales, pero eso no significa que las fuerzas SWAT y antiterroristas deban ser consideradas como “fuerzas especiales”. Las fuerzas especiales son siempre fuerzas militares y operan en apoyo de operaciones militares.
[Nota al pie: algunos lectores norteamericanos que se sintieron ofendidos por mis afirmaciones sobre que las fuerzas especiales estadounidenses tienen un terrible historial de la vida real, han tratado de contrarrestarme con un argumento lógicamente falaz: ¿qué hay de las fuerzas especiales rusas, ¿son mejores? Los ejemplos que dan son Beslan, Nord-Ost y Budennovsk. Hay dos problemas con este argumento: uno, ninguno de estos acontecimientos puede considerarse como “operaciones especiales” y, dos, incluso si las fuerzas especiales rusas tienen un registro terrible, esto ni siquiera significa que el récord de las fuerzas especiales de EE.UU. es bueno o, aún menos, mejor. Además, estas tres tragedias son totalmente diferentes. La crisis de los rehenes en el hospital de Budennovsk fue, de hecho, un desastre total que tuvo lugar en el contexto de otro desastre total, la primera guerra de Chechenia, y que resultó en 130 civiles muertos de un total de alrededor de 2000. Ese es un 93,5% de rehenes que sobrevivió. Teniendo en cuenta que las autoridades políticas civiles eran, sin duda, las peores de la historia de Rusia y teniendo en cuenta que los secuestradores eran más de 100 endurecidos terroristas chechenos, creo que este no es el “desastre” que a los civiles les gusta imaginar. A continuación, echemos un vistazo a Beslan. Aquí tenemos más de 1000 rehenes con 385 muertes -mucho más que un “desastre”, de hecho. Pero recordemos lo que ocurrió ese día: una bomba, aparentemente una de las más grandes, que se colocó en el pabellón deportivo, explotó, lo que provocó que los civiles locales (padres) asaltaran espontáneamente la escuela. En este punto, las fuerzas antiterroristas simplemente se unieron para salvar a tantas personas como sea posible y muchos de ellos murieron protegiendo a los niños con sus propios cuerpos. Simplemente no hay manera de que se pueda culpar por Beslan a las fuerzas antiterroristas rusas. En cuanto a Nord-Ost, esta es una de las operaciones de rescate de rehenes más exitosas de la historia: alrededor de 900 secuestrados son tomados por unos 45 terroristas. Como resultado de la operación, todos los civiles son liberados, todos los terroristas son asesinados y todas las tropas antiterroristas sobrevivieron. Ni una sola bomba fue detonada. Sin embargo, la tragedia sucedió después de la operación cuando los servicios médicos simplemente no tenían suficiente personal para revivir a los rehenes liberados, algunos de los cuales incluso murieron en autobuses en el camino a la atención médica. En teoría, cada uno de estos rehenes había sufrido una anestesia completa (sin ser intubado) y cada uno de ellos necesitaba ser revivido por un equipo médico. En sus peores pesadillas las fuerzas antiterroristas rusas nunca habían esperado lidiar con un número tan grande de civiles que necesitaban atención médica especializada inmediata. Las unidades civiles de respuesta médica de emergencia estaban completamente abrumadas y ni siquiera sabían qué gas había sido utilizado. Como resultado, 130 rehenes murieron, o alrededor del 15% de los rehenes. Si los rusos no hubieran decidido usar gas, la cifra  más probable de víctimas habría sido más de 500, si no más. Eso no es lo que yo llamaría un fracaso de toda la operación, incluido el apoyo civil. En términos de pura operación antiterrorista es probablemente la operación de liberación de rehenes más exitosa de la historia. Permítanme terminar esta nota al pie con una simple pregunta: ¿cuándo fue la última vez que una fuerza antiterrorista en Occidente tuvo que lidiar con una situación que involucró a más de 1000 rehenes tomados por un gran número de despiadados terroristas militarmente entrenados?]
Si uno está absolutamente decidido a evaluar el registro ruso sobre operaciones especiales, señalaría la captura del Aeropuerto Internacional de Ruzyne, en Praga, en 1968, la toma del Palacio Tajbeg en Afganistán, en 1979 y, por supuesto, la operación rusa para reincorporar a Crimea, en 2014. Pero, una vez más, no hay necesidad lógica de demostrar que los rusos pueden hacerlo bien/mejor para afirmar que los estadounidenses no pueden.
Ahora pasemos al asunto de una posible guerra entre Irán y los Estados Unidos.
El razonamiento más tonto posible para evaluar los posibles resultados de un ataque estadounidense contra Irán sería comparar todas las tecnologías disponibles para ambos países y llegar a algún tipo de conclusión. Para un ejemplo sobre ese tipo de tonterías, eche un vistazo a este artículo típico. En general, la obsesión con la tecnología es una típica patología norteamericana que es un resultado directo de la intervención en guerras en el extranjero contra enemigos ampliamente abatidos. Yo lo llamo la visión del ingeniero de la guerra, en contraposición a la visión del soldado. Eso no quiere decir que la tecnología no importa, sí, pero las tácticas, las operaciones y la estrategia son mucho más importantes. Por ejemplo, mientras es cierto que un moderno M1A2 Abrams es muy superior a un antiguo T-55 soviético, hay circunstancias (altas montañas, bosques) donde el T-55, utilizado apropiadamente, podría ser un tanque mucho mejor. Del mismo modo, las aparentemente anticuadas armas antitanque WWII se pueden utilizar con efecto devastador contra modernos APC (Armoured Personnel Carrier: en español está definido como transporte blindado de infantería) de la misma manera como armas anticuadas de defensa anti-aérea se pueden convertir en vehículos de respaldo de fuego de asalto absolutamente aterradores.
En el caso del ataque estadounidense contra Irán, sólo un completo ignorante podría suponer que tan pronto como los iraníes detecten el ataque de los Estados Unidos pelearán con su fuerza aérea, en su mayor parte anticuada, para intentar lograr superioridad aérea o que esperarán detener el ataque estadounidense usando sus defensas anti-aéreas. Permítanme recordarles a todos que Hezbollah hizo exactamente cero uso de sus defensas anti-aéreas (sólo MANPADS -MAN-Portable Air-Defense System- de todos modos) durante el ataque israelí contra el Líbano en 2006 y eso no impidió que Hezbollah infligiera a las Fuerzas de Defensa Israelí la derrota más aplastante de su historia. ¿Por qué?
Porque generalmente el modo de guerra estadounidense no funciona realmente. ¿Qué quiero decir con “American way of war”? El uso de ataques aéreos y ataques con misiles para degradar las capacidades del enemigo a tal grado que le obliga a rendirse. Esto fue aplicado contra el ejército serbio en Kosovo y resultó en un abyecto fracaso: las fuerzas serbias sobrevivieron completamente ilesas los 78 días de bombardeos masivos de la OTAN (unos pocos MBT -Main Battle Tank- y APC se perdieron, eso es todo). Cuando ese fracaso se hizo evidente para los comandantes de la OTAN, ellos hicieron lo que el ejército estadounidense siempre hace y se volvieron en contra de la población civil serbia en represalia (lo mismo que los israelíes en Líbano, por supuesto) mientras ofrecían un trato a Milosevic: tú te rindes y nosotros te dejamos en el poder. Él aceptó y ordenó a los militares serbios que salgan de Kosovo. Este fue un éxito político espectacular para la OTAN, pero en términos puramente militares fue un desastre (bien ocultado de la opinión pública occidental por cortesía de la mejor máquina de propaganda de la historia).
En un caso, sólo una vez, el “American way of war” funcionó realmente como se propagandizó: durante la primera Guerra del Golfo. Y hay una buena razón para eso.
Durante la Guerra Fría, los planificadores y estrategas militares estadounidenses habían desarrollado una serie de conceptos para prepararse para una guerra en Europa contra la Unión Soviética. Tales conceptos incluían la doctrina de la Batalla de Aire-Tierra (AirLand Battle) o el Ataque a las Fuerzas Subsiguientes (FOFA: Follow-on-Forces Attack) que no discutiré detalladamente aquí, sino que todo puso un pesado énfasis en los sistemas de reconocimiento-ataque de largo alcance y el uso de las fuerzas aéreas para derrotar una supuesta superioridad convencional soviética, especialmente en blindaje. Creo que estas son doctrinas fundamentalmente firmes que podrían haberse utilizado con eficacia en el teatro europeo. Cuando Irak invadió Kuwait, los Estados Unidos habían afilado estos conceptos hasta la casi perfección y las fuerzas armadas de los Estados Unidos estaban bien capacitadas para aplicarlos. Saddam Hussein cometió entonces una serie de errores imperdonables, el peor de los cuales fue dar a los Estados Unidos muchos meses para desplegarse en el Reino de Arabia Saudita (esto contradice descaradamente la doctrina militar soviética, lo que me dice que Sadam Husein no escuchó a estos capacitados generales soviéticos o que estos generales tenían miedo de opinar).
Al parecer, Saddam Hussein creía que, después de haber luchado contra los iraníes durante la guerra entre Irak e Irán (1980-1988), estaba listo para enfrentarse a Estados Unidos. Bueno, no lo estaba. De hecho, la forma en que los iraquíes se prepararon para un ataque estadounidense fue un sueño hecho realidad para los planificadores y analistas militares estadounidenses porque Saddam les dio el objetivo absolutamente *perfecto*: grandes formaciones blindadas desplegadas en un desierto sin cobertura aérea. Los Estados Unidos, que durante años se habían preparado para combatir a un ejército convencional soviético mucho más sofisticado en el complejo terreno del centro de Europa (bosques “Mischgelende” {por Michael Ende, autor alemán de literatura fantástica. Nota del traductor}, muchos pueblos y poblados, torrentes rápidos, empinadas colinas y riberas, etc.) simplemente no podían creer tanta suerte: los iraquíes se desplegaron de la peor manera posible convirtiéndose en un blanco ideal, mucho más fácil de hecho que lo que se practicaba en los entrenamientos en el desierto de los Estados Unidos. El resultado era predecible, los EE.UU. simplemente aplastaron a los iraquíes y casi no sufrieron bajas.
¿Adivine quién observó eso con atención desde el otro lado de la frontera?
Los iraníes, por supuesto.
Si alguien cree seriamente que los iraníes se prepararán para un ataque estadounidense de la misma manera como los inmigrantes fastidian a los estadounidenses, tengo algunos buzones para venderles.
Si alguien cree seriamente que los iraníes se prepararán para un ataque estadounidense de la manera en que los inmigrantes fastidian a los estadounidenses, tengo algunos buzones para venderles.
Lo que los iraníes y Hezbolá entendieron perfectamente es que la clave para prevalecer contra los Estados Unidos es negarles el estilo de guerra estadounidense e imponerles un tipo de guerra que aborrecen totalmente. Podemos llamar a eso el modo de guerra iraní. Éstos son algunos de sus componentes clave:
1) Supongamos que los estadounidenses establecerán la supremacía aérea en 24 horas o menos y les negarán cualquier objetivo lucrativo. Suena simple, pero no lo es. Esto requiere una serie de pasos que pueden tardar años en implementarse, incluyendo, pero sin limitarse a, ocultar, endurecer y enterrar profundamente los activos civiles y militares más valiosos, crear una red altamente redundante de comunicación y prepararse para operaciones semiautónomas cuando las comunicaciones fallan, creando un sistema de cooperación civil-militar local para la supervivencia de los servicios esenciales del gobierno, incluyendo la ley y el orden, con procedimientos para compensar la interrupción de la distribución de energía y la destrucción de nodos clave de transporte, etc. Aquí puede estar hablando mi formación suiza, pero supongo que en los últimos 30 años los iraníes han cavado miles de kilómetros de túneles subterráneos y puestos de mando que permiten al país literalmente “ir por debajo” durante todo el tiempo que sea necesario.
2) Desarrollar una serie de tecnologías avanzadas claves como falsificación de GPS, penetración e interrupción de la red informática, guerra de contra-medidas electrónicas, guerra de minado avanzada, operaciones con pequeñas embarcaciones y, por supuesto, los ataques con misiles, no para negar a las fuerzas estadounidenses el territorio iraní, sino para aumentar dramáticamente los riesgos y costos de las operaciones estadounidenses. Esto es un número limitado de avanzados sistemas de defensa anti-aérea que pueden hacer una diferencia crítica, especialmente si son ocultados con éxito.
3) Participar en la “escalada horizontal”: en lugar de desperdiciar esfuerzos para intentar derribar aviones estadounidenses, usar ataques con misiles para destruir los aeródromos (y puertos) estadounidenses en la región. Eso es, por cierto, la doctrina oficial iraní. O atacar a las fuerzas estadounidenses en Irak o Afganistán. Atacar Israel o, mejor aún, el régimen saudita. Forzar a la Armada de los Estados Unidos a participar también en aguas marrones o, a lo sumo, en operaciones de aguas verdes (aquí los submarinos rusos de clase Kilo sobresaldrán) u obligarlos a retroceder y cerrar el Estrecho de Ormuz, (la Marina estadounidense huye de las operaciones de agua marrón y verde, y por una buena razón, la USN es una marina de agua azul por excelencia) y los estadounidenses son extremadamente conscientes de lo que le sucedió a la corbeta israelí, de fabricación estadounidense, Sa’ar clase 5 cuando fue alcanzada por Hezbolá con un misil C-802 de fabricación china.
4) Jugar la carta de tiempo: el tiempo siempre está en contra de los militares de EE.UU. porque la expectativa es una corta, fácil guerra, con tan pocas bajas como sea posible y luego un rápido “fuera”. Los israelíes se quedaron sin gas en 33 días, la OTAN en 78 -por lo que planifiquemos por lo menos un conflicto de 12 meses de duración. Las fuerzas occidentales no tienen poder de permanencia, dejemos que esperen un “quickie” (algo cortito, muy breve. Nota del traductor) y luego veamos cómo reaccionan cuando eso no sucede.
5) Utilizar el tradicional complejo de superioridad y condescendencia tipo la “negrada de arena” (los “negros” del desierto, es decir, de Medio Oriente y África del Norte y/o árabes y musulmanes. Nota del traductor) o “hajis” (fiel del Islam que realizó la peregrinación a La Meca; en boca de los militares yankis es peyorativo. Nota de traductor) y no se moleste en intentar intimidarlos. En su lugar, trate de usar esa mentalidad racista para hacerlos cometer cruciales errores estratégicos, como hizo Irán cuando utilizó falsos iraquíes “desertores” que difundieron la desinformación sobre las armas de destrucción masiva iraquíes no existentes para convencer a los neoconservadores de Estados Unidos para que ataquen a Irak para proteger a Israel. Encuentro en la noción de usar neoconservadores estadounidenses para hacer que Estados Unidos se deshaga de Saddam Hussein y básicamente entregue Irak a Irán nada menos que genio puro. Esto es la razón, por supuesto, de por qué nunca se menciona en las fuentes occidentales.
6) Forzar a los estadounidenses a presentarle más blancos: cuanto más fuerzas de EE.UU. se despliegan cerca de Irán, más objetivos ofrecen a los contraataques iraníes y más se atascan políticamente (como lo demuestra la reciente amenaza iraquí de revocar las visas para los militares estadounidenses en Irak en respuesta a la prohibición temporal de visado de Trump; es una amenaza vacía, pero claramente nadie en la Casa Blanca o “Foggy Bottom” {barrio de Washington DC donde están las oficinas del Departamento de Estado. Nota del traductor} alguna vez consideró tal opción). Básicamente, estando en todas partes las fuerzas de CENTCOM son aborrecidas en todas partes.
Lo anterior son sólo algunos ejemplos de una larga lista de cosas que los iraníes pueden hacer para responder a un ataque estadounidense contra Irán. Podemos esperar que los iraníes presenten una lista mucho más larga y mucho más creativa. Por cierto, no hay nada nuevo ni original en la lista que he hecho arriba, y los estadounidenses son muy conscientes de ello. Hay una razón por la cual aunque los Estados Unidos han llegado tan cerca como estar a horas de golpear a Irán, siempre retrocedieron en el último segundo. Así que tenemos esta interminable tensión de la guerra: los políticos estadounidenses (que creen en su propia propaganda) quieren atacar a Irán, mientras que los especialistas militares estadounidenses (que saben más que creer en su propia propaganda) tratan constantemente de evitar ese ataque. Quiero mencionar aquí al almirante William Fallon, un auténtico héroe y patriota, que declaró sin rodeos acerca de un posible ataque contra Irán “que no estaba de guardia” en desafío directo a sus superiores políticos. Espero que algún día su servicio a su país en una situación muy difícil sea finalmente reconocido.
Una cosa más: Israel y las otras potencias regionales. Son básicamente el equivalente de las verduras que se sirven en un restaurant-parrilla: la decoración. Así como la OTAN es una fuerza fingida, también lo son las FDI (Fuerzas de “Defensa” de Israel) y todo el resto de los lugareños, incluidos los saudíes, al menos en comparación con Irán y Hezbollah. Sí, claro, gastan mucho dinero, compran sistemas costosos, pero si se desencadena una guerra, los estadounidenses llevarán más del 90% de la carga de la guerra real, en contraste con la formación de coaliciones políticamente correctas. Irán es un país muy grande con una geografía compleja, y los únicos que tienen un tipo de capacidad de proyección de poder para atacar a Irán más que simbólicamente son los estadounidenses. Por supuesto, estoy absolutamente seguro de que si hay ataque estadounidense en Irán los israelíes se sentirán obligados a atacar algún supuesto objetivo nuclear, regresar a su país y declarar la victoria del “invencible Tsahal”. Pero en la medida en que Irán sufrirá un daño significativo será por Estados Unidos, no por Israel.
¿Significa eso que Irán saldría ileso de un ataque estadounidense? Absolutamente no. Lo que espero que los estadounidenses hagan es lo que siempre han hecho: participar en el asesinato masivo de civiles en venganza por sus fracasos militares. Sé que esto, una vez más, ofenderá a algunos súper-patriotas pero masacrar a los civiles es una tradición estadunidense que data de la misma fundación de los Estados Unidos. Quien tenga alguna duda debería leer el magnífico libro de John Grenier (oficial en retiro de la USAF, United State Air Force) titulado “El Primer Camino de la Guerra 1607-1814: La Guerra Norteamericana en la Frontera”, que explica con exquisito detalle cómo la doctrina anti-civil de operaciones terroristas fue desarrollada a lo largo de los siglos. Esto es, por supuesto, lo que los anglos hicieron durante la Segunda Guerra Mundial cuando participaron en bombardeos masivos de ciudades alemanas para “romper su espíritu de resistencia”. Y esto es lo que hicieron en Irak y Serbia y lo que los israelíes hicieron en el Líbano. Y esto es exactamente lo que deberíamos esperar que ocurra en Irán. Al menos, este es el peor escenario. Hay realmente dos opciones básicas para un ataque de Estados Unidos contra Irán y las describí en mi artículo de 2007 sobre las opciones de respuesta asimétrica iraní:
En términos generales, vemos que el Imperio Neocon tiene dos opciones en un ataque contra Irán:
1- Un ataque corto y limitado a algunas instalaciones nucleares y gubernamentales iraníes. Los objetivos de ese tipo de ataque serían únicamente políticos: parecer que “hicieron algo”, dar a los desanimados estadounidenses e israelíes algunas banderas para agitar, “mostrar resolución” y “enviar un mensaje firme” -el tipo de disparates del Departamento de Estado. Si tienen suerte, podrían esperar matar a algunos líderes iraníes (aunque lo que exactamente lograría es la aprobación de nadie). Por último, castigaría a los iraníes por su “mal comportamiento”.
2- Un ataque militar más significativo, que no podría limitarse a una campaña aérea y que debería incluir al menos alguna inserción de fuerzas terrestres. Eso sería similar a la estrategia esbozada en mi artículo “cómo podrían hacerlo”. El objetivo de esta opción sería radicalmente diferente del primero: “castigar al pueblo iraní por su apoyo a los ‘mollahs'” (tal la expresión que se usa en los Estados Unidos) a través de las urnas. Esta es exactamente la misma lógica que llevó a los israelíes a golpear todo el Líbano con bombas, misiles y minas -la misma lógica con la que mataron a más de 500 personas en Gaza- la misma lógica con la que Estados Unidos bombardeó toda Serbia y Montenegro y la misma lógica que explica el embargo bizarro de Cuba. El mensaje aquí es: “si apoyas a los malos, lo pagarás”.
La opción que he discutido hoy es la segunda, porque ésta es la que redundaría en más personas asesinadas. Pero no se equivoquen, desde el momento en que ninguna de estas opciones daría lugar a nada que se asemejara remotamente a una victoria (ésta es un concepto político que define un objetivo político alcanzado) uno tendría que concluir que ambas opciones resultarían en fracaso y derrota. Tal ataque también sellaría el fin del papel político de Estados Unidos en el Medio Oriente a menos que, por supuesto, ser un despreciado elefante en un bazar se considere un “papel”. Pero no se equivoquen, incluso si las cifras de víctimas iraníes van desde los cientos a los miles, o incluso a más de un millón como en Irak, los iraníes no se rendirán y prevalecerán. Por un lado, aterrorizar a los civiles nunca ha funcionado. El genocidio puede ser una opción mucho más viable, pero hay demasiados iraníes para hacer eso y están demasiado bien atrincherados en su país para contemplar tal opción (lo siento, israelíes, incluso el bombardeo nuclear de Irán no dará lugar a ninguna “victoria” de ningún tipo). Los iraníes han estado en su tierra durante, qué decir, 3000-9000 años (dependiendo de cómo usted haga la cuenta) y no serán rebajados, sometidos o derrotados con estados de 200 o 70 años de antigüedad o por un imperio anglosionista en declive terminal.
Sospecho que por ahora bastantes lectores estarán completamente irritados conmigo. Entonces, ¿qué mejor manera hay para que yo termine esta discusión que agregando religión a la mezcla? ¡Si, hagamos eso!
La mayoría de los iraníes son chiítas, eso es bien conocido. Pero lo que es menos conocido es uno de los principios clave de los chiíes que, creo, expresa maravillosamente una de las características clave del ethos chiíta, el que es: “cada día es Ashura y cada tierra es Karbala”. Puede encontrar una explicación de esta frase aquí. Básicamente expresa la voluntad de morir por la verdad en cualquier momento y en cualquier lugar. Millones de iraníes, incluso aquellos que no necesariamente son muy piadosos, se han levantado con esta determinación para luchar y resistir, a cualquier costo. Y ahora piensa en Donald Trump o el General “perro rabioso” Mattis y trata de imaginar lo hueco y grotesco que ellos y sus amenazas resultan para sus contrapartes iraníes.
¿Debo escribir un análisis de las opciones de respuesta de China a un ataque estadounidense? Nah -digamos que si los Estados Unidos no tienen lo que se necesita para prevalecer sobre Irán, un ataque a China sería simplemente suicida.
La próxima semana, por desgracia, probablemente tendré que volver a los dramáticos acontecimientos en Ucrania.

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