por The Saker, en The Vineyard of The Saker. Traducción de Leonardo Del Grosso, de Comunidad Saker Latinoamérica. En Comunidad Saker Latinoamérica
[este análisis fue escrito para The Unz Review]
Los mercaderes conspiran contra Putin |
Tras la re-designación de Medvedev y su más o menos remodelado gobierno, la opinión pública en Rusia y en el extranjero se dividió sobre si esto era una buena señal de continuidad y unidad entre los líderes rusos o si esto era una confirmación de que había una 5ta. columna dentro del Kremlin trabajando contra el presidente Putin e intentando imponer políticas neoliberales y pro-occidentales al pueblo ruso. Hoy quiero echar un vistazo rápido a lo que está sucediendo dentro de Rusia porque creo que la política exterior rusa está todavía predominantemente controlada por lo que yo llamo los “soberanos euroasiáticos” y que para detectar las actividades de los tipo “integracionistas atlánticos” necesito ver lo que está sucediendo dentro de Rusia.
La 5ta. columna rusa y sus típicas operaciones
Primero, quiero comenzar compartiendo con ustedes un breve video, traducido por la Comunidad Saker, de uno de los analistas rusos más astutos, Ruslan Ostashko, que se pregunta cómo es que una estación de radio rabiosamente pro-occidental y vociferantemente anti Putin llamada “Ekho Moskvy” (“eco de Moscú”), logra no sólo eludir la legislación rusa normal, sino que incluso obtiene dinero del gigante del gaz Gazprom, que es propiedad mayoritaria del estado ruso. Ekho Moskvy también es tan pro-israelí que se ganó el apodo de “Ekho Matsy” (Ekho Moskvy significa “Eco de Moscú”, mientras que “Ekho Matsy” significa “Eco del Matzo”). Huelga decir que la radio tiene el apoyo total e inquebrantable de la Embajada de los Estados Unidos. No sería una exageración decir que Eco de Moscú sirve como una incubadora para periodistas rusofóbicos y que la mayoría de los periodistas liberales pro-occidentales en los medios rusos han estado, en un momento u otro, asociados con este equipo de propaganda. A pesar de esto o, más exactamente, debido a esto, Eco de Moscú ha estado en bancarrota desde hace bastante tiempo, y sin embargo, sigue existiendo. Sólo escucha las explicaciones de Ostashko (y asegúrate de presionar el botón ‘cc’ para ver los subtítulos en inglés):
Interesante, ¿no? El gigante estatal Gazprom está haciendo todo lo posible para mantener a Eco de Moscú a flote y por encima de la ley. ¡De hecho, Gazprom ha estado financiando a Eco de Moscú durante años! Según la Wikipedia hiperpolíticamente correcta: “desde 2005, Eco de Moscú es propiedad mayoritaria de Gazprom Media, que posee el 66% de sus acciones”. Si Gazprom es propiedad mayoritaria del estado ruso, y Eco de Moscú es propiedad mayoritaria de Gazprom, ¿no significa eso que Eco de Moscú está financiado básicamente por el Kremlin? La realidad es aún peor, como señala Ostashko, Eco de Moscú es el caso más visible, pero hay bastantes medios de comunicación pro-occidentales en Rusia que están financiados, directa e indirectamente, por el estado ruso.
Así que déjame hacerte una simple pregunta: ¿de verdad crees que Ostashko está mejor informado que las autoridades rusas, incluido el propio Putin?
¡Por supuesto no! Entonces, ¿qué está pasando aquí?
Antes de intentar responder esta pregunta, veamos otra noticia interesante de Rusia, el reciente artículo “la reforma de pensiones como una herramienta de quinta columna para derrocar a Putin” (título original “Acerca de un sistema de pensiones justo”), de Mikhail Khazin, traducido por Ollie Richardson y Angelina Siard del blog de Stalker Zone (y publicado de manera cruzada aquí y aquí). Por favor, lea el artículo completo, ya que arroja una luz muy interesante sobre lo que ha estado haciendo el gobierno de Medvedev desde que volvió a ser nombrado. Lo que quiero citar aquí son las conclusiones de Mikhail Khazin: (énfasis añadido)
En otras palabras, toda esta reforma es “frank poppycock” (tonterías. Nota del traductor), una broma política destinada a destruir las relaciones entre el pueblo (sociedad) y las autoridades. El objetivo específico de esto es derrocar a Putin, ya que a nuestros liberales sus socios principales del proyecto global “occidental” les han ordenado que lo hagan. Y es precisamente así que deberíamos tratar esta reforma. No tiene relación con las reformas económicas, ni es bueno, ni malo. ¡Esto no es una reforma económica, sino un complot político! Y es desde aquí que tenemos que proceder.
Habiendo explicado lo que realmente está sucediendo, Khazin luego continúa diciendo abiertamente cómo tal operación es posible:
Ahora respecto de los medios de comunicación. Debe entenderse que entre fines de la década de los 90 y comienzos de la década del 2.000 prácticamente todos los medios no liberales murieron. Completamente. Y, por supuesto, prácticamente todos los periodistas no liberales definitivamente murieron (sólo quedan unas pocas docenas de mastodontes de los tiempos del socialismo). Y los jóvenes que crecieron desde las facultades de periodismo son en general totalmente liberales. Fueron un poquitín reprimidos a mediados de la década de 2.000, pero después de la llegada de Medvedev al cargo de presidente, ellos volvieron a florecer. Pero luego comenzó el ataque del Estado contra todo lo que no refleja “las políticas del partido y el gobierno”. Y entonces sucedió que ahora hay muchas publicaciones “patrióticas” en Rusia que emplean principalmente periodistas liberales. Una vista encantadora. ¡Estos periodistas (en total acuerdo con las ideas de Lenin sobre que no han leído) consideran que su principal tarea es apoyar a “los suyos”, por ejemplo, los financistas liberales, Nemtsov, Navalny y demás, y mancillar al “maldito KayGeeBee”! Y es en esto en lo que están involucrados, lo que significa que, propagandizando lo más posible las políticas del gobierno, irritan a la población de manera óptima al usar la persona de Putin. Cada vez es más necesario representar una historia desagradable (cómo murió un anciano en el camino al policlínico o al hospital, cómo se llevaron a los niños de una familia grande, cómo un funcionario o un sacerdote golpea a una mujer embarazada y/o niños menores con su elegante automóvil), para explicar que esto no es justamente el resultado de las políticas del poder liberal, sino la falla concreta del Presidente, que pone en sus puestos a los propios ministros y agentes de la ley que alientan todo esto.
Sorprendente, ¿no? Este es un intento de derrocar a Putin y está cubierto por la (pseudo) prensa patriótica. ¿Qué hay del propio Putin? ¿Por qué él no toma medidas? Khazin incluso explica que:
Por supuesto, el presidente es culpable, en primer lugar, porque entiende que si comienza a limpiar este “establo de Augías“, entonces se verá obligado a derramar sangre, porque no devolverán voluntariamente sus privilegios. Pero lo más importante, y esta es la esencia: la élite liberal rusa se propuso hoy la tarea política de eliminar a Putin. Por qué decidió hacer esto es una pregunta interesante: si el propio Putin y un liberal son carne de carne, entonces esta tarea es estúpida y sin sentido. Por no mencionar suicida. Pero si él no es liberal (probablemente sea correcto decir que no es un liberal político) entonces, por supuesto, esta actividad tiene sentido. Pero, al mismo tiempo, por razones puramente de propaganda, porque la gente odia a los liberales, es necesario colgarle la etiqueta de liberal político.
Ahora conectemos todos los puntos: aquí hay una facción pro-occidental (en realidad, controlada por Occidente) dentro del gobierno que está financiando a aquellos que intentan derrocar a Putin haciéndolo impopular en el público ruso en general (público que se opone abrumadoramente a las políticas económicas “liberales” y que desprecia a las élites liberales rusas) al forzarlo constantemente a políticas económicas liberales que claramente no le gustan (se declaró categóricamente contrario a tales políticas en 2005) y los llamados “medios patrióticos” lo están cubriendo promocionadamente. Y Putin no puede cambiar esto sin derramar sangre.
Pero déjenme suponer, en beneficio de la argumentación, que Putin es realmente un liberal de corazón y que cree en el tipo de economía del “Consenso de Washington“. Incluso si este fuera el caso, seguramente debe ser consciente de que el 92% de los rusos se oponen a esta así llamada “reforma”. Y mientras el vocero presidencial, Dmitri Peskov, declaró que el propio Putin no estaba asociado con este plan, la verdad es que este proceso también perjudica su imagen política con el pueblo ruso y los movimientos políticos. Como resultado directo de estos planes, el Partido Comunista de Rusia está lanzando un referéndum contra este proyecto, mientras que el partido “Rusia Justa” ahora está recogiendo firmas para despedir a todo el gobierno. Claramente, se está gestando una lucha política de proporciones monumentales y la oposición interna a Putin, tradicionalmente bastante renga (estoy hablando de los principales movimientos y partidos políticos, no pequeñas “ONGs” apoyadas por la CIA y/o Soros) está ahora transformándose en una clase de oposición mucho más determinada. Predije eso hace aproximadamente un mes cuando escribí que:
“Es bastante claro para mí que un nuevo tipo de oposición rusa se está formando lentamente. Bueno, siempre existió, de verdad, estoy hablando de personas que apoyaron a Putin y la política exterior rusa y que no simpatizaron con Medvedev y las políticas internas rusas. Ahora la voz de aquellos que dicen que Putin es demasiado blando en su postura hacia el Imperio sólo se fortalecerá. Al igual que las voces de aquellos que hablan de un grado verdaderamente tóxico de nepotismo y mecenazgo en el Kremlin (una vez más, Mutko es el ejemplo perfecto). Cuando tales acusaciones vinieron de rabiosos pro-occidentales liberales, tuvieron muy poca tracción, pero cuando provienen de políticos patrióticos e incluso nacionalistas (Nikolai Starikov, por ejemplo) comienzan a tomar una dimensión diferente. Por ejemplo, mientras el bufón de la corte Zhirinovskii y su partido LDPR apoyaron lealmente a Medvedev, los partidos Comunista y Rusia Justa no lo hicieron. A menos que la tensión política en torno a figuras como Kudrin y Medvedev se resuelva de alguna manera (¿tal vez un escándalo oportuno?), podríamos ser testigos del crecimiento de un verdadero movimiento de oposición en Rusia, y no uno dirigido por el Imperio. Será interesante ver si las calificaciones personales de Putin comenzarán a disminuir y lo que tendrá que hacer para reaccionar ante la aparición de una oposición tan real”.
Aquellos que negaron con vehemencia que haya un problema real con la 5ta. columna dentro del Kremlin van a tener un doloroso llamado de atención cuando se den cuenta de que gracias a las acciones de estos “liberales” gradualmente está surgiendo una oposición patriótica, no tanto contra Putin mismo sino en contra de las políticas del gobierno de Medvedev. ¿Por qué no contra Putin?
Porque la mayoría de los rusos siente instintivamente lo que está sucediendo y comprende no sólo la dinámica anti-Putin en el trabajo del día a día, sino también cómo y por qué se creó esta situación. Además, a diferencia de la mayoría de los occidentales, la mayoría de los rusos recuerda lo que sucedió en los cruciales y formativos años 90.
Las raíces históricas del problema (resumen muy aproximado)
Todo comenzó a finales de la década de 1980 cuando las élites soviéticas se dieron cuenta de que estaban perdiendo el control de la situación y que había que hacer algo. Para resumir realmente lo que hicieron, diría que estas élites primero dividieron el país en 15 feudos individuales, cada uno dirigido por una pandilla compuesta de estas élites soviéticas, luego agarraron sin piedad todo aquello de valor, se convirtieron en multimillonarios y ocultaron su dinero en Occidente. Ser fabulosamente rico en un país completamente arruinado les dio un poder político y una influencia fantásticos para explotar aún más y robar al país todos sus recursos. Rusia misma (y las otras 14 ex repúblicas soviéticas) sufrió una pesadilla indescriptible comparable a una gran guerra y en la década de 1990 Rusia casi se rompió en muchas piezas más pequeñas (Chechenia, Tartaristán, etc.). Para entonces, Rusia estaba ejecutando servilmente todas las políticas económicas recomendadas por una miríada de “asesores” estadounidenses (cientos de ellos con oficinas dentro de las oficinas de muchos ministerios clave y varias agencias estatales, al igual que hoy en Ucrania), adoptó una Constitución redactada por elementos pro-estadounidenses, y todas las posiciones clave en el Estado estaban ocupadas por lo que sólo puedo llamar agentes occidentales. En la parte superior, el presidente Yeltsin estaba predominantemente ebrio mientras el país era dirigido por 7 banqueros, los así llamados “oligarcas” (6 de los cuales eran judíos): los “Semibankirshchina“.
Este es el momento en que los servicios de seguridad rusos engañaron a estos oligarcas para que creyeran que Putin, que tiene un título en derecho y que había trabajado para el alcalde (muy liberal) de San Petersburgo (Anatolii Sobchack), era sólo un burócrata insignificante que restauraría una apariencia de orden sin representar una amenaza real para los oligarcas. La estratagema funcionó, pero las élites empresariales exigieron que “su” tipo, Medvedev, se pusiera a cargo del gobierno para preservar sus intereses. Lo que pasaron por alto fueron dos cosas: Putin era un oficial verdaderamente brillante de la élite del Primer Directorado General (Inteligencia Extranjera) de la KGB y un verdadero patriota. Además, la Constitución, que fue aprobada para apoyar el régimen de Yeltsin, ahora podría ser utilizada por Putin. Pero más que cualquier otra cosa, nunca predijeron que un hombre pequeño con un traje ajustado se transformaría en uno de los líderes más populares del planeta. Como he escrito muchas veces, mientras que la base de poder inicial de Putin estaba en los servicios de seguridad y las fuerzas armadas, y aunque su autoridad legal se deriva de la Constitución, su poder *real* proviene del inmenso apoyo que tiene del pueblo ruso que, por primera vez en mucho tiempo, sintió que el hombre en la cima realmente representaba sus intereses.
Putin hizo lo que Donald Trump pudo haber hecho tan pronto como entró a la Casa Blanca: limpió la casa. Comenzó por abordar de inmediato a los oligarcas, puso fin a la Semibankirshchina y detuvo la exportación masiva de dinero y recursos fuera de Rusia. Luego procedió a reconstruir la “vertical del poder” (el control del Kremlin sobre el país) y comenzó a reconstruir toda Rusia desde las fundaciones (regiones) hacia arriba. Pero aunque Putin fue tremendamente exitoso, simplemente no pudo luchar en todos los frentes al mismo tiempo y ganar.
A decir verdad, eventualmente ganó la mayoría de las batallas que eligió para pelear, pero algunas batallas simplemente no las pudo librar, no por falta de coraje o voluntad de su parte, sino porque la realidad objetiva es que Putin heredó una sistema extremadamente malo completamente controlado por algunos enemigos extremadamente peligrosos. Recuerda las palabras de Khazin más arriba: “si comienza a limpiar este ‘establo de Augías’, entonces se verá obligado a derramar sangre, porque no devolverán voluntariamente sus privilegios”. Entonces, de una manera típicamente Putin, hizo una serie de ofertas.
Por ejemplo, aquellos oligarcas que aceptaron dejar de inmiscuirse en la política rusa y que, de ahora en adelante, pagarían impuestos y cumplirían la ley, no serían encarcelados ni expropiados: a los que recibieron el mensaje se les permitió continuar trabajando como empresarios normales (Oleg Deripaska) y aquellos que no lo hicieron fueron encarcelados o exiliados (Khodorkovski, Berezovski). Pero si miramos justo por debajo del nivel de estos conocidos y notorios oligarcas, lo que encontramos es como un “pantano” mucho más profundo (para usar la expresión estadounidense): una clase completa de personas que hizo su fortuna en la década de 1990, que es ahora extremadamente influyente y controla la mayoría de las posiciones clave en la economía, las finanzas y los negocios, y los cuales detestan y temen a Putin. Incluso tienen sus agentes dentro de las fuerzas armadas y los servicios de seguridad porque su arma de elección es, por supuesto, la corrupción y la influencia. Y, por supuesto, tienen personas que representan sus intereses dentro del gobierno ruso: prácticamente todo el “bloque económico” del gobierno de Medvedev.
¿Es realmente sorprendente que estas personas también tengan sus representantes pagados en los medios de comunicación rusos, incluidos los llamados medios “pro-rusos” o “patrióticos”? (He estado advirtiendo sobre esto desde al menos 2015).
Al igual que en Occidente, en Rusia los medios de comunicación dependen, primero y sobre todo, del dinero. Los grandes intereses financieros son muy buenos para usar los medios de comunicación para promover su agenda, negando u ofuscando algunos temas, mientras empujan a otros. Esta es la razón por la que a menudo vemos a los medios rusos respaldando las políticas OMC/BM/FMI/ etc., sin criticar nunca a Israel o, Dios no lo quiera, propagandistas rabiosamente pro-israelíes en la televisión principal (tipos como Vladimir Soloviev, Evgenii Satanovsky, Iakov Kedmi, Avigdor Eskin y muchos otros). Éstos son los mismos medios de comunicación que con gusto criticarán a Irán y Hezbolá, pero nunca se preguntarán por qué los principales canales de televisión rusos están emitiendo propaganda pro-israelí a diario.
Y, por supuesto, todos repetirán mántricamente el mismo canto: “¡no hay una 5ta. columna en Rusia! ¡¡Ninguna!! ¡¡Nunca!!”
Esto no es diferente de los medios corporativos pagados en los Estados Unidos, que niegan la existencia de un “Estado profundo” o del “Lobby Israelí” de los Estados Unidos.
Y, sin embargo, muchas (¿la mayoría?) personas en los Estados Unidos y Rusia se dan cuenta casi a nivel intelectual de que se les está mintiendo y que, en realidad, un poder hostil está gobernando sobre ellos.
Las opciones de Putin y los posibles resultados
Tristemente, en los Estados Unidos, Trump resultó ser un desastre que cedió totalmente ante los neoconservadores y sus demandas. En Rusia, la situación es mucho más compleja. Hasta ahora, Putin ha evitado hábilmente asociarse con los integracionistas atlánticos. Además, las mayores crisis de la última década se asociaron con problemas de política exterior y aún están controladas por los soberanos euroasiáticos. Finalmente, aunque el gobierno ruso claramente cometió algunos errores o promovió algunas políticas impopulares (como la reforma de salud, por ejemplo), también tuvo sus innegables éxitos. En cuanto a Putin, continuó consolidando su poder y gradualmente eliminó a algunas de las personas más notorias de sus posiciones. En teoría, Putin podría haber arrestado a la mayoría de los principales integracionistas atlánticos por cargos de corrupción, pero a menos que participe en una sangrienta y masiva purga, no puede deshacerse de toda una clase social que no sólo es grande sino poderosa.
Algunos de mis contactos en Rusia esperaban una purga de integracionistas atlánticos justo después de las elecciones. La lógica aquí era “ya es suficiente” y, una vez que Putin obtuviera un fuerte mandato del pueblo, finalmente sacaría a Medvedev y su pandilla del Kremlin y los reemplazaría con patriotas populares. Eso obviamente no sucedió. Pero si este programa de reforma de las pensiones sigue provocando protestas o si estalla una gran guerra en el Medio Oriente o en Ucrania, las fuerzas pro-occidentales dentro del Kremlin estarán bajo una gran presión para ceder aún más el control del país a los soberanos euroasiáticos.
Putin es un hombre excesivamente paciente y, al menos hasta ahora, ha ganado la mayoría, si no todas, sus batallas. No creo que nadie pueda predecir con certeza cómo se desarrollarán las cosas, pero lo cierto es que intentar entender a Rusia sin ser consciente de los conflictos internos y los intereses de los grupos que luchan por el poder es inútil. En su historia de 1000 años, los enemigos internos siempre han sido mucho más peligrosos para Rusia que los externos. Es poco probable que esto cambie en el futuro.