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domingo, 30 de enero de 2022

ELSA SOTO ¡PRESENTE! ¡AHORA! ¡Y SIEMPRE!!

La sicología exitista pretenderá que esta semblanza es veleidad, una exageración. Mientras los egoístas solo viven para ellos no son conscientes que mientras transitan la vida, despreocupados, hay muchas personas, como Elsa Soto, que han luchado para conquistar los derechos que luego todos disfrutan, que esos mismos egoístas usufructuan.
Así, según ese sentido común, no sería loable resignar el “ganar plata” por luchar por un ideal de justicia. No sería loable el no conseguir trabajo, el sacrificar los descansos, las vacaciones, los momentos libres, el sacrificar el sosiego, el no vivir en el terruño que amás, el no estar cerca de tus seres queridos, por luchar por un ideal de justicia. Y tampoco sería loable el valorar esos sacrificios, ese compromiso, esa conciencia tan sana en la que se basa la fortaleza de las sociedades y la felicidad de los pueblos.
Contra esa insidia dañina y mezquina, y porque ningún elogio es poco para agradecer a los generosos, es que escribo estas loas a una compañera revolucionaria que nos acaba de dejar físicamente hace unos días atrás.



“Desde aquellos días desconfié de los amigos encumbrados y de los hombres de honor y me aferré ciegamente a los hombres y mujeres humildes de mi pueblo que sin tanto ‘honor’, sin tantos títulos ni privilegios saben jugarse la vida por un hombre, por una causa, por un ideal. ¡O por un simple sentimiento del corazón!”

Evita


“El Justicialismo necesita apóstoles y para ser apóstol hay que estar dispuesto a ser héroe, y solamente los fanáticos de amor por una causa son capaces de morir por un ideal”.

Juan Domingo Perón


“Un Sandinista es aquel que se preocupa más por el pueblo que por sí mismo; un Sandinista es aquel que le sale al frente a la corrupción intransigentemente, un Sandinista es aquel que hace todos lo esfuerzos posibles por arrojar de su conciencia el egoísmo, el desgano en el trabajo, la prepotencia, tan común a veces, no solo a nivel de militantes, sino a nivel de miembros de las fuerzas armadas”.

Comandante Tomás Borge


“No hay amor más grande que el que uno siente aquí en el pecho por una causa, por una patria, por una gente, por un pueblo, por la causa humana”.

Comandante Hugo Chávez


Compañera Elsa Soto

 

El 24 de enero de 2022 falleció la compañera antiimperialista Elsa Soto. La conocí en el marco de la solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela cuando Argentina, conducida por un macrismo triunfalista, participaba del asedio al gobierno patriótico de Nicolás Maduro.
Trump había profundizado la política injerencista hacia Nuestra América, aumentando sensiblemente las sanciones contra Cuba y ejecutando los guiones golpistas desde el territorio, desde las calles, contra Nicaragua, Venezuela y Bolivia, y llevando a cabo intensamente el “lawfare” contra todos aquellos líderes políticos que significaran así sea una mínima vocación de soberanía e independencia.
En aquellos años durante el gobierno de Macri en Argentina fue necesario defender, con una amplia solidaridad del movimiento popular, el edificio de la embajada de Venezuela de los intentos de usurpación por parte de los apátridas que operaban bajo las órdenes directas de Estados Unidos y su O.E.A., con el cipayo Luis Almagro como mascarón de proa, y que habían designando a un fantoche como “presidente encargado” para desconocer al legítimo presidente bolivariano, Nicolás Maduro.
Es así como, en las reuniones de ese movimiento de solidaridad, conocí a la compañera Elsa, hace unos cuatro años, si mal no recuerdo. No sé realmente cuánto conozco o desconozco de toda su trayectoria revolucionaria. Sí se lo fundamental: que era una luchadora “setentista”, y no lo era por alabar o reivindicar a esa generación maravillosa que se jugó la vida por una causa justa, sino por ser parte, ella misma, de esas luchas desde sus años de estudiante universitaria en Córdoba, en aquellos tiempos agitados en los que la generosa e intrépida juventud era, siguiendo al Che, la pesadilla de quienes pretenden arrebatarnos los sueños.

Años '80: Elsa Soto con su hija mayor

Recuerdo de su presencia pulcra, impecable, que transmitía modestia y firmeza. Siempre estaba en todas las reuniones. Siempre llegaba puntual. Siempre cumplía escrupulosamente sus compromisos. Hablaba poco. Y lo preciso.
Al mismo tiempo, no por ser concentrada y disciplinada era adusta: en los momentos de la distensión su sonrisa afloraba fácil en las conversaciones. Le surgía esa alegría que se siente por disfrutar de la camaradería, de la tarea colectiva inspirada por amor, en la lucha por la justicia social.
En sus últimos años Elsa militaba en Causa Nacional, organización política entre cuyos principales dirigentes se encuentran los montoneros Fernando Vaca Narvaja y Julio César Urien (militar patriota que en 1972 encabezó la toma de la Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada en apoyo al regreso de Perón). En conjunto con otras organizaciones habíamos dado vida al Encuentro Antiimperialista, un espacio de solidaridad actualmente en suspenso por diferencias respecto del posicionamiento hacia el actual gobierno de Fernández.
De los momentos de militancia compartidos pude ir sabiendo algunos aspectos de su vida: jujeña, peronista, montonera, hija de un oficial de policía que, no obstante oponerse al compromiso revolucionario de “Marsa” (tal uno de los nombres de Elsa para evadir la persecución de los genocidas), durante la dictadura militar la protegió de la jauría torturadora que la perseguía y, para ello, ese padre sufrió las sevicias de esos malnacidos.
Pude saber que estuvo en Centroamérica, primero en México y luego participando del proceso libertador que allí se produjo con epicentro en la Revolución Nicaragüense.
Pude saber que, luego de la derrota de los milicos genocidas (en el continente por la resistencia obrera y popular, patriótica y revolucionaria, y en Malvinas por los ingleses) y con la apertura democrática, pudo regresar a la Argentina con sus dos pequeñas hijas y terminar sus estudios de medicina, trabajando luego como médica en el interior de su provincia natal y, años más tarde, en General Acha, La Pampa.
Pude saber que cuando el desastre del gobierno de De la Rúa y su Alianza “progresista”, en medio de la debacle económica, política y social de la Argentina, rumbeó para Venezuela para conocer directamente el proceso chavista que allí se vivía.
Pude saber que allí sufrió hambre y necesidades (penurias económicas provocadas, usadas como arma de guerra, por la burguesía y el imperialismo) participando de la resistencia antiimperialista del pueblo venezolano. Esa experiencia la marcó más a fuego, y si era chavista antes de llegar a la patria chica de Bolívar, este nuevo contacto con el pueblo en revolución la hizo más ferviente partidaria de Chávez.
De vuelta en Argentina, ya jubilada de su profesión de médica, nunca dejó de estar en la lucha, aunque más matizada con el cuidado y disfrute de sus queridos nietos. Se integró a la plataforma de solidaridad con Nicaragua.

Elsa Soto junto al embajador de Nicaragua en Argentina

Es así como, siendo parte también del movimiento de solidaridad con Venezuela, bajo el gobierno de Macri, logramos mantener intacta la embajada de Venezuela en Argentina, que pretendía ser tomada por los reaccionarios, como efectivamente sucedió con la embajada de Venezuela en los Estados Unidos y en Honduras.

Comunicado de la Embajada de Venezuela en Argentina

Sobre fines de 2019 fue derrocado, por EE.UU. y la O.E.A., el gobierno constitucional de Evo Morales en Bolivia... Entonces, con Elsa Soto, volvimos a encontramos en la solidaridad con el importante movimiento de bolivianos residentes en nuestro país, defendiendo en vigilia, contra la usurpación de los golpistas, el Consulado y la Embajada de Bolivia en Argentina.
Unos meses antes Elsa nos había invitado, al Encuentro Antiimperialista, a asistir a un acto de campaña para la comunidad boliviana en Argentina, en La Matanza, para las elecciones que Evo Morales ganaría pero que, días más tarde, sería fraudulentamente desconocida por los sediciosos dirigidos desde Washington. En ese acto habló el en aquel entonces ministro de Economía, Luis Arce, porque el presidente Evo Morales no había podido venir. Hoy Arce es presidente de Bolivia. Los imperialistas no pudieron impedirlo.

El homenaje de Malvinas x Argentinos

Uno de los últimos momentos en los que estuve con ella en la militancia fue cuando el año pasado concurrimos al acto donde señalizaron, en Rincón de Milberg, el lugar donde cayeron luchando, el 8 de agosto de 1971, dos héros revolucionarios y peronistas: Manolo Belloni y Diego Ruy Frondizi. Las familias de Manolo y Diego ofrendaron medallas en recordatorio de los 50 años del martirio de estos jóvenes patriotas de la misma generación que Elsa, que recibió el obsequio de una de dichas medallas.

Medalla en honor a Manolo Belloni y Diego Frondizi

En Julio del año pasado fue la última vez que estuvimos juntos en actividades políticas, durante el acampe en Plaza de Mayo por la Libertad de Milagro Sala y todos los presos políticos. Luego no la volví a ver hasta que se le manifestó una grave enfermedad que la terminó llevando a fallecer.

Elsa Soto durante manifestación popular

Cuba, la primera que coronó la cima de la Revolución en Nuestra América y que abrigó la unidad sandinista en su capullo, sigue soberana y enhiesta. Nicaragua, tan violentamente dulce, está allí con sus pétalos abiertos, sobresaliendo en la pradera florida de la libertad. Venezuela chavista, extensa, ubérrima y exhuberante, se reafirma en su senda independentista bolivariana, aportando su enorme potencia para el equilibrio del mundo, amenazado por la genocida gerontocracia occidental. Bolivia, el lugar donde el Che eligió asentarse a comenzar su campaña libertadora en Sudamérica y donde, como Cristo, fuera ejecutado por el Imperio, hoy ha recuperado su gobierno constitucional y se fortalece en el camino de la soberanía y la colaboración entre los países de Nuestra América.

El homenaje de Chavismo Sur

En Honduras, el nuevo gobierno de Xiomara Castro acaba de asumir y de restablecer las relaciones diplomáticas con la República Bolivariana de Venezuela, interrumpidas por los lamebotas, hijos dilectos del golpe de 2009. Durante los años del anterior gobierno hondureño, en concordancia con la administración Trump, a Venezuela le fue ultrajado el edificio de la embajada, por lo que está en curso un proceso para juzgar y castigar a los autores de ese vandalismo.
En Chile, como resultado de la intrepidez de la “Primera Línea”, hay un proceso constitucional y un nuevo presidente que representa la oposición al pinochetismo...

En la lucha por la libertad de Lula

En todas estas luchas y resistencias, y en las de nuestra Argentina contra dictaduras y entreguistas, está presente el nombre de Elsa Soto, un soldado que sería casi desconocido si no lo honráramos como se merece, porque Elsa Soto nunca luchó calculando cuánto volvía para ella. Sólo sabía dar, luchar por la causa. Había nacido en San Salvador de Jujuy, el 17 de julio de 1946. Murió, para seguir viviendo.

Esto no es un testamento (fragmento)

Voy a morir
sigan ustedes
que la vida es hermosa
Es un animal en celo
la gran fiesta
tan verdadera
como la verdad

Voy a morir
para seguir viviendo

Comandante Tomás Borge

 

Leonardo Del Grosso