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miércoles, 26 de agosto de 2020

TRADUCCIÓN: ¿PODRÍA BIELORRUSIA CONVERTIRSE EN LA PRÓXIMA SIRIA?

por The Saker. En The Vineyard of The Saker y Comunidad Saker Latinoamérica. Traducción de Leonardo Del Grosso 

 


 

Hay varias cosas que no me simpatizan de lo que expresa El Saker en este artículo que traduzco hoy:

  • más allá de las eventuales equivocaciones de Lukashenko respecto de Rusia y respecto de cómo encarar este intento de desestabilización de su gobierno, entiendo que es insidioso introducir la sospecha de que el resultado de las elecciones pudo no haber sido estrictamente el informado por el gobierno (aunque para el Saker no habría mucha diferencia en ese caso hipotético respecto la supuesta "realidad"),

  • también es insidioso el hecho de dar por sentada la "intervención" rusa (dicho así, de esa manera, lo que da pie a que se interprete como del estilo de las intervenciones yankis), y para "reintegrar completamente a Bielorrusia en Rusia" (esta expresión daría legitimidad a la "desconfianza" hacia Rusia por parte de Occidente, elemento que tendería a igualar en la misma "deshonestidad" a todos, cuando el único deshonesto y malvado es Occidente, porque es la causa de los conflictos),

  • y no me parece, lisa y llanamente, que Lukashenko "a largo plazo debe irse", por más que eventualmente haya cometido errores. Eso sólo lo admitiría como bueno si fuera parte de un proceso de profundización anti-occidental y anti-capitalista. Está más allá de mi comprensión y capacidad de predicción que esa deriva pudiera ocurrir, en un sentido nacionalista revolucionario, de profundización socialista.

Pero vayamos al Saker:

De acuerdo, lo admito, el título es bastante hiperbólico 🙂 Pero esto es lo que estoy tratando de decir: hay indicios de que Rusia está interviniendo en la crisis bielorrusa (¡finalmente!).

Primero y principal, podemos ver un cambio verdaderamente radical en las políticas de Lukashenko: si su instinto inicial fue desencadenar una represión brutal tanto contra los alborotadores violentos como contra los manifestantes pacíficos, ahora ha dado un giro de 180 grados y el resultado es bastante sorprendente: el domingo hubo grandes manifestaciones anti-Lukashenko, pero ni una sola persona fue detenida. Ni una. Aún más sorprendente es esto: el canal Nexta Telagram, administrado por polacos (que es el medio principal utilizado por el Imperio para derrocar a Lukashenko) inicialmente convocó a una protesta pacífica, pero al final del día se hizo un llamado para tratar de tomar el control el edificio presidencial principal. Cuando los alborotadores (en este momento estamos lidiando con un intento ilegal y violento de derrocar al estado, así que no llamo manifestantes a estas personas) llegaron al edificio y se encontraron con un verdadero “muro” de policías antidisturbios completamente equipados: esta vista (realmente aterradora) fue suficiente para detener a los alborotadores que se quedaron un rato y luego tuvieron que irse.

En segundo lugar, Lukashenko hizo algo bastante extraño, pero que tiene mucho sentido en el contexto bielorruso: se vistió con equipo de combate completo, agarró un AKSU-74 de asalto, vistió a su hijo (¡de 15 años!) también con equipo de combate completo (casco incluido) y voló en su helicóptero sobre Minsk y luego aterrizó en el edificio presidencial. Luego caminaron hacia la policía antidisturbios, donde Lukashenko les agradeció calurosamente y lo que resultó en que toda la fuerza policial lo ovacionara de pie. Para la mayoría de nosotros este comportamiento puede parecer bastante extravagante, si no completamente tonto. Pero en el contexto de la crisis bielorrusa, que es una crisis que se libra principalmente en el ámbito de la información, tiene perfectamente mucho sentido.

  • La semana pasada, Lukashenko dijo que no se llevarán a cabo otras elecciones, sin importar un golpe, mientras él esté vivo.
  • Esta vez Lukashenko decidió demostrar, simbólicamente, que él está a cargo y que morirá luchando junto a su hijo si es necesario.

El mensaje aquí es claro: “Yo no soy Ianukovich y, si es necesario, moriré como murió Allende”.

No hace falta decir que la máquina de propaganda anglosionista declaró de inmediato que ver a Lukashenko con un Kalashnikov es una clara señal de que se ha vuelto loco. En el contexto occidental, si esto fuera, digamos, Luxemburgo o Bélgica, esta acusación de locura sería acertada. Pero en el contexto bielorruso, estas acusaciones obtienen muy poca tracción, anótelo a diferencias culturales si lo desea.

Para comprender cuán poderoso es este mensaje, debemos tener en cuenta los dos rumores clave que la OpSic del Imperio estaba tratando de transmitir a la gente de Bielorrusia:

  • Hay profundas diferencias entre y dentro de las élites gobernantes (especialmente los llamados “siloviki” -los “ministerios de poder” si se quiere, como Asuntos Internos o KGB).
  • Lukashenko ya ha huido del país o está a punto de huir de él (cada vez que un helicóptero vuela sobre Minsk, las OpSic occidentales dicen que se trata de imágenes de Lukashenko “huyendo del país”).

Tengo una fuerte sospecha de que lo que sucedió entre Putin y Lukashenko es muy similar a lo que sucedió entre Putin y Assad: inicialmente, tanto Assad como Lukashenko aparentemente pensaron que la violencia pura resolvería el problema. Esa creencia profundamente errónea dio lugar a una situación en la que las autoridades legítimas casi fueron derrocadas (y esto todavía es posible en Bielorrusia). En cada caso, los rusos dijeron claramente algo como “te ayudaremos, pero tienes que cambiar radicalmente tus métodos”. Assad escuchó. Lukashenko aparentemente también lo hizo, al menos hasta cierto punto (este proceso acaba de comenzar).

Lo cierto es que la oposición se encuentra en una situación difícil: la gran mayoría del pueblo de Bielorrusia claramente no quiere un golpe violento, seguido de una guerra civil sangrienta, una desindustrialización total del país y una sumisión total al Imperio, es decir, ellos no quieren ir por el “camino Ukie”. Pero, ¿cómo derrocar *legalmente* a un gobierno, especialmente si ese gobierno envía ahora el mensaje claro de que “moriremos antes de que le permitamos tomar el poder”?

Luego está el inmenso problema con Tikhanovskaia: mientras pocos creen que ella obtuvo el 10% y Lukashenko el 80%, nadie cree sinceramente que ella le anotó un golpe de consideración. Entonces, mientras Occidente quiere pintar a Lukashenko como “el próximo Maduro”, es prácticamente imposible convencer a nadie “que Tikhanovskaia es el próximo Guaidó”.

Entonces, ¿dónde vamos desde aquí?

Bueno, Lukashenko no ha despedido al ministro de Relaciones Exteriores, Makei, ni al jefe de la KGB, Vakulchik. A decir verdad, tiendo a estar de acuerdo con algunos analistas rusos que dicen que Makei no es realmente el problema, y que el principal rusofóbico en Minsk es el propio Lukashenko (solo un ejemplo: él fue quien sacó los cuatro Sukhois rusos que Rusia había enviado para ayudar a Bielorrusia a controlar su espacio aéreo). Es bastante cierto que Lukashenko dirige todos sus ministerios con mano de hierro y que decir que Makei es todo malvado y negro mientras que Lukashenko es esta víctima, blanca e inocente, no es muy creíble. Sin embargo, incluso si Makei y Vakulchik solo estuvieran ejecutando las órdenes de Lukashenko, ahora deben caer sobre sus espadas como una señal de contrición y reparación hacia Rusia. Sin embargo, los rusos probablemente le indicarán a Lukashenko que el Kremlin no trabajará con estos traidores.

Luego están las declaraciones públicas del ministro de Defensa bielorruso, Viktor Khrenin, que dice que todo está bien y que parece adoptar una línea muy dura contra las fuerzas occidentales que están detrás de este último intento de revolución de color. Es bien sabido en Rusia que, si bien los diplomáticos bielorrusos parecen, cómo podría decirlo, que prefieren las sonrisas a la colaboración sustantiva con Rusia. El caso del ejército bielorruso es bastante diferente, no solo los militares rusos y bielorrusos se entrenan juntos, sino que también comparten inteligencia de forma continua, según se informa. Además, sin Rusia, el ejército bielorruso se encontraría completamente aislado, incapaz de obtener apoyo técnico o repuestos, desconectado de los sistemas de alerta temprana rusos y retirado del apoyo de inteligencia ruso.

El ejército bielorruso es dramáticamente diferente del ejército ucraniano, que prácticamente había perdido su preparación para el combate hace décadas, que luego fue purgado de todos los patriotas reales y que era fantásticamente corrupto. Por el contrario, el comparativamente pequeño ejército bielorruso está, según todos los informes, muy bien entrenado, debidamente equipado y comandado por oficiales muy competentes. Creo que es una apuesta segura decir que las fuerzas armadas son leales a Lukashenko y que probablemente acogerían con agrado una reunificación total con Rusia.

En cuanto al propio Lukashenko, por primera vez ha permitido que se registre un partido abiertamente pro-ruso (en el pasado, los movimientos, organizaciones y partidos pro-rusos fueron sistemáticamente perseguidos y clausurados). También declaró en la televisión pública que “su amigo Putin” le aconsejó cómo reaccionar ante los manifestantes.

Entonces, ¿se convertirá Bielorrusia en la próxima Siria?

Bueno, no, por supuesto que no, los dos países son demasiado diferentes. Pero en un sentido diferente, lo que sucedió en Siria podría suceder en Bielorrusia: Rusia brindará todo su apoyo, pero solo a cambio de reformas importantes a todos los niveles. Y aunque Lukashenko ahora declara que Occidente solo quiere destruir Bielorrusia como una primera fase de la destrucción de toda Rusia, no creo que haya ninguna posibilidad de un conflicto militar, a menos que suceda una de estas tres cosas:

  • Algún chiflado de ambos lados abre fuego y desencadena un incidente militar (e incluso eso podría no ser suficiente).
  • Los polacos se desesperan mucho y hacen algo fantásticamente tonto (la historia polaca demuestra que esta es una posibilidad muy real).
  • Lukashenko es asesinado y se produce el caos (tampoco es muy probable).

Debemos recordar que cuando Rusia intervino en Siria, el ejército sirio estaba en ruinas y básicamente derrotado. Este no es el caso en absoluto en Bielorrusia, que tiene un ejército soberbio (del tipo “magro y austero”) y pueden asegurar su propio país, especialmente cuando cuentan con el respaldo de la KGB y las fuerzas del Ministerio del Interior.

Aún así, aunque Lukashenko podría ser parte de la solución a corto plazo, a largo plazo debe irse y ser reemplazado por un líder confiable en quien el pueblo bielorruso y el Kremlin realmente puedan confiar y la tarea principal de ese líder será reintegrar completamente a Bielorrusia en Rusia. Una vez más, una gran diferencia con Siria.

 

martes, 18 de agosto de 2020

TRADUCCIÓN: EEUU - LA ELECCIÓN DE NOVIEMBRE SE TRATA DE RAZA

por Paul Craig Roberts. En Instituto para la Economía Política. Traducción de Leonardo Del Grosso

El economista Paul Craig Roberts llegó a ser subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos durante un breve lapso en la presidencia de Ronald Reagan. Hoy es un renegado, ácido crítico que denuncia el sistema oligárquico denominado "democracia" en los Estados Unidos.
Está claro que no es un revolucionario, pero tiene la lucidez que brinda provenir de la élite y la suficiente honra como para no ser un alcahuete intelectual. Su visión es sagaz. Su pensamiento lo expresa franca y crudamente, y por supuesto que incómoda para los que prefieren escuchar un cuentito de las buenas noches, como los niños al acostarse. Por eso lo traduzco con bastante asiduidad, aunque no por ello deba compartir todas sus opiniones.
Lo concreto es que las clases dominantes suelen lograr, con sus maniobras, que la contradicción fundamental entre opresores y oprimidos, privilegiados y abusados, quede relegada a segundos o terceros planos, para que el lugar de "la grieta" sea marcado por otras controversias, para que la unión y la división estén definidas por otras contradicciones, mientras el sistema oligárquico de las corporacionies capitalistas continúa en pie, destruyendo a la naturaleza y a la sociedad, haciendo sus negocios.

Todo el mundo lo sabe, pero pocos lo admitirán, que la elección se trata de raza.  El Partido Demócrata y la prensa prostituta ("presstitute" por el neologismo en inglés. Nota del T.) lo han configurado así. Los estadounidenses blancos son el objetivo.

Harris, Biden, Trump, distintas caras de un mismo sistema

Años de propaganda contra el "racismo blanco" han logrado enseñar a los estadounidenses negros que ellos son víctimas del "privilegio blanco". La misma propaganda ha inculcado en los liberales blancos y en los jóvenes un fuerte sentimiento de culpa racial. El sentimiento de culpa es tan fuerte que la mayoría de las protestas violentas y las marchas amenazantes en los barrios blancos son llevadas a cabo por gente blanca bajo las banderas de Antifa y Black Lives Matter.

Los alcaldes demócratas de Seattle, Portland, Nueva York y Minneapolis son blancos. Estas son las ciudades cuya reputación y negocios se vieron más dañados por el saqueo, hecho posible por las restricciones impuestas a la policía. Los intendentes, apoyados por los ayuntamientos, han respondido a la amenaza a sus ciudades incorporándose al movimiento “desfinanciar a la policía”. Los miembros de estos gobiernos municipales han dicho que es un "privilegio blanco" esperar protección de la policía, y que desmantelar ese privilegio blanco es el camino hacia una sociedad no racista. Los fiscales de distrito demócratas en algunas de estas jurisdicciones quieren arrestar y acusar a los estadounidenses blancos que, al quedar sin protección policial, defendieron su propia propiedad o lesionaron a manifestantes violentos mientras escapaban de la violencia.

En otras palabras, la inclinación de los demócratas es usar la ley contra las víctimas y no contra los perpetradores. La razón es que se percibe a las víctimas como blancas y a los perpetradores como negros. De hecho, muchos de los perpetradores son blancos, pero afirman estar actuando en nombre de los estadounidenses negros.

La actitud de los alcaldes cambió cuando las protestas se dirigieron contra los propios alcaldes. Sin embargo, fue necesaria una amenaza percibida contra los propios alcaldes para alinearlos con la población respetuosa de la ley. Su adoctrinamiento y lavado de cerebro de "culpa blanca" fue lo suficientemente fuerte como para que solo una amenaza personal los sacara de ellos.

Kamala Harris es anti-blanca. Su selección como candidata a vicepresidente de los demócratas refleja la postura anti-blanca del Partido Demócrata. Puedes ver el sentimiento anti-blanco del Partido Demócrata en todas partes. Está en su retórica, está en su apoyo a la Política de Identidad, a las fronteras abiertas, a la derogación de la Segunda Enmienda, a la corrección política y la censura, y en sus políticas, como el programa anti-blanco instituido en las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York por Richard Carranza (https://www.paulcraigroberts.org/2019/05/24/whiteness-is-the-new-evil/) y el Proyecto 1619 anti-blanco del partidista New York Times (https://www.paulcraigroberts.org/2020/02/11/the-new-york-times-assault-on-white-americans/). Puedes hacer tu propia lista. Es largo.

¿Cuál será la respuesta de los votantes a la campaña anti-blanca del Partido Demócrata? La forma en que los demócratas y la prensa prostituta han empaquetado las elecciones, un voto en contra de Trump y los “deplorables de Trump” blancos es un voto en contra del racismo blanco. Los liberales blancos, a menos que hayan perdido un negocio debido a los saqueos, y los jóvenes blancos a quienes se les ha enseñado a odiarse a sí mismos en el sistema escolar, votarán en contra de Trump. Son los demócratas y la prensa prostituta, y no los republicanos, quienes han coronado a Trump como "el candidato blanco".

La blancura se ha convertido en el tema de las elecciones. No paz. No un programa nacional de salud y la nacionalización de las grandes farmacéuticas.   No la ruptura de los monopolios de Facebook, Twitter y Google. No la resurrección de la Primera Enmienda para todos. No es el regreso de la investigación gratuita a las universidades. No el derrocamiento del globalismo que ha destruido la sociedad de oportunidades estadounidense. No la amortización de la deuda a niveles útiles.

Nada de lo que Estados Unidos necesita para sobrevivir es un tema. El asunto, tal como lo definen los demócratas y la prensa prostituta, es cuánto más división y antagonismo racial pueden crear para derrocar el "privilegio blanco".

Claramente, con los blancos que comprenden el 60% de la población, la estrategia de los demócratas se basa en que un gran número de blancos sean anti-blancos.   Sabemos que este es el caso de las zonas de altos ingresos de la costa atlántica nororiental y la costa oeste. El tipo de antagonismo que los liberales blancos han creado entre estadounidenses blancos y negros no ha tenido éxito entre estadounidenses blancos y asiáticos o incluso entre estadounidenses hispanos y blancos. Los estadounidenses de origen asiático no parecen pensar que deben hacer a un lado a los estadounidenses blancos para poder progresar, y el ritmo al que los hispanos se están apoderando de la industria de la construcción muestra su capacidad para ascender en el sistema. A los negros se les enseña que están oprimidos.

El resultado de las elecciones estará determinado por la cantidad de estadounidenses blancos, asiáticos e hispanoamericanos que voten por los negros.

Si Biden y Harris están instalados, Seattle, Portland, Minneapolis y Nueva York son presagios de lo que está por venir. Los estadounidenses blancos descubrirán que poco a poco se les niega la igualdad de protección de la ley y que existen crímenes que solo los blancos pueden cometer.

Si los estadounidenses blancos se marginan en las elecciones, no podrán recuperarse excepto mediante la violencia extrema, pero si la rana se hierve lentamente, no saltará afuera de la olla. 

Los estadounidenses blancos tienen pocas razones para votar por Trump que no sean para evitar su propia marginación en su propio país. Como dije hace cuatro años, Trump no sabe cómo nombrar un gobierno que sirva a su agenda de paz con Rusia y lleve los empleos a casa. Y cuatro años en el cargo no le han enseñado.   Tiene un gobierno del establecimiento que protege a Israel, continúa la política de hegemonía de Washington y apoya la creciente desigualdad de ingresos y riqueza.

Además, se expone a todo tipo de otras recriminaciones, como la abolición del Seguro Social y Medicare, que socavan sus posibilidades de reelección. Su orden ejecutiva de suspender por 4 meses el impuesto a los salarios para impulsar los ingresos laborales, la economía y su apoyo electoral, es tergiversada por los demócratas como el arma inicial en el desmantelamiento de estos programas de apoyo básico al cortar su financiamiento.

Sus esfuerzos por llevar a nuestras tropas a casa, ya sea del Medio Oriente o de Alemania, son frustrados constantemente y se vuelven contra él. No se puede hacer por partes. Tendría que hacerse en una conferencia mundial, pero Trump no puede asumir ese papel de liderazgo.

No puede liberarse de los neoconservadores que están comprometidos con la hegemonía estadounidense. Hizo al neoconservador John Bolton su asesor de seguridad nacional y pagó el precio. Puso al delincuente neoconservador convicto por el caso Irán-Contra, Eliot Abrams, a cargo de desestabilizar a Venezuela y ahora también le ha dado el trabajo de desestabilizar a Irán (https://www.unz.com/pgiraldi/making-excuses-for-trump-where-does-el-tope-buck/). Por lo tanto, Trump bloquea su propia agenda en cada punto. Solo logra empoderar a Israel.

Estados Unidos se encuentra en una profunda dificultad. La política del lado de la oferta del presidente Reagan curó la estanflación que estaba carcomiendo la economía estadounidense, y su acercamiento a la Unión Soviética puso fin a la guerra fría. Estados Unidos y el mundo estaban preparados para un nuevo comienzo. Pero no iba a ser. El colapso inesperado de la Unión Soviética señaló el fracaso del socialismo y provocó un cambio de actitud en China e India hacia el capital extranjero. Los dos grandes países asiáticos abrieron sus economías a la inversión extranjera y las corporaciones globales estadounidenses comenzaron a trasladar a Asia empleos estadounidenses de alta productividad y alto valor agregado. El ahorro en costos laborales se reflejó en ganancias corporativas, bonos ejecutivos y ganancias de capital para los accionistas.

La exportación de empleos de clase media afectó severamente el crecimiento de los ingresos familiares medios reales estadounidenses y redujo el crecimiento de la demanda agregada, el motor de la tasa de crecimiento de la economía. Redujo la base impositiva de las ciudades, los estados y el gobierno federal. Los ingresos faltantes y el crecimiento de los ingresos fueron colmados mediante el crecimiento de la deuda. El crecimiento de la deuda ha aumentado considerablemente con el coronavirus y la destrucción de negocios en ciudades saqueadas. El dólar estadounidense y las inversiones denominadas en dólares podrían finalmente perder su brillo. Si el dólar perdiera su rol de moneda de reserva, Estados Unidos no podría financiar su gran déficit comercial, un déficit creado por la deslocalización de empleos estadounidenses. Cuando la producción deslocalizada regresa a los EEUU para comercializarse, regresa como importaciones.

El daño causado por las corporaciones globales es doble. Se reducen los ingresos de los consumidores, la demanda agregada y la base imponible, y aumenta el déficit comercial. Sin embargo, no se ha hecho nada sobre el costo extremo para los Estados Unidos de la deslocalización de empleos. El sistema ha recompensado enormemente a los ejecutivos y accionistas corporativos por dañar gravemente las perspectivas económicas del pueblo estadounidense y la economía estadounidense. Después de años de presenciar esta destrucción, uno pensaría que finalmente se habría convertido en un tema electoral, pero no es así. Ambos partidos políticos se sienten cómodos con el statu quo del globalismo.

En ausencia de prosperidad general, las sociedades multiculturales son frágiles.   Es demasiado fácil fomentar animosidades raciales, étnicas y religiosas.

Las propias democracias son frágiles, porque los horizontes temporales de los líderes son a corto plazo: las próximas elecciones. En una monarquía hereditaria, existen intereses dinásticos a largo plazo. El problema con la monarquía es que no se garantiza una sucesión de gobernantes inteligentes y capaces. Pero eso tampoco lo obtenemos de la democracia.

Estados Unidos padece ambas fragilidades. Además de esta debilidad, el establecimiento de Washington es como el Star Trek Borg. No piensas de forma independiente. En Washington, una persona tiene éxito mediante el sometimiento a los intereses dominantes. Esto dificulta el liderazgo político. Hay intereses creados que esperan ser atendidos, y hay suficientes deseos de servirlos para que aquellos que los interfieran puedan ser bloqueados.

Trump es un buen ejemplo. Cuando anunció que iba a reducir las tensiones con Rusia, el complejo militar/de seguridad lo bloqueó. Estuvo a la defensiva durante la totalidad de su primer mandato con los engaños de Russiagate e Impeachgate.   La elección es en 3 meses y la administración Trump aún no ha responsabilizado a aquellos demócratas que cometieron delitos mientras orquestaban estos engaños. El establecimiento se protege a si mismo. Es una política bipartidista. Al final, un partido abandonará a su propio presidente en lugar de permitir que el sistema se vea perjudicado. Los republicanos contraatacarán solo si perciben que la intención de los demócratas es quebrar el establecimiento.

Una sociedad multicultural requiere armonía y sentido de unidad. En cambio, Estados Unidos tiene la enseñanza del odio y el fomento de antagonismos. En una sociedad así, no se percibe un interés común y no hay unidad de la gente para resistir las expansiones de la autoridad gubernamental arbitraria. En los Estados Unidos, las órdenes ejecutivas están reemplazando la legislación y los pronunciamientos presidenciales han anulado las protecciones constitucionales. El presidente George W. Bush afirmó el derecho a detener a ciudadanos estadounidenses indefinidamente sin el debido proceso legal. El presidente Obama afirmó el derecho a ejecutar a ciudadanos estadounidenses solo bajo sospecha y sin el debido proceso legal. Las violaciones inconstitucionales de la privacidad ahora se han convertido en ley. El presidente Trump ha afirmado el derecho a suspender el impuesto sobre la nómina.

Estos son desarrollos extremadamente peligrosos. Son mucho más peligrosos que el “terrorismo musulmán”, el “privilegio blanco”, la “insensibilidad hacia las personas transgénero” y otros temas principales de interés nacional. Sin embargo, ambos partidos políticos los ignoran. La gran causa de la libertad civil no es el derecho al debido proceso. Es el “derecho” de un varón biológico a declararse mujer.

En resumen, Estados Unidos es incapaz de siquiera reconocer sus problemas que amenazan la vida, y mucho menos de hacer algo al respecto. El colapso se acerca. Podría vivir lo suficiente para escribir el obituario.