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sábado, 22 de junio de 2019

LA CONTRIBUCIÓN DE CHINA A LA VICTORIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

tomado del Diario del Pueblo (año 2015)



El poderoso ejército chino, con sus mejores tradiciones


El 9 de mayo, el presidente de China, Xi Jinping, asistirá a las celebraciones por el 70 aniversario de la derrota del nazismo.
El 2015 marca el 70 aniversario de la victoria de la Guerra de Resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa y el triunfo contra el fascismo.
Como uno de los principales campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial en Asia, el sacrificio y la contribución de China a la victoria de la Segunda Guerra Mundial se subestimó durante años.
Sin embargo, en los últimos años, cada vez más historiadores y estudiosos extranjeros prestan mucha atención a la gran contribución histórica de la guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión nipona. Esta sensibilidad representa el verdadero sentir de la comunidad internacional y también propone una correcta evaluación de la posición y el desempeño de China durante esa crucial guerra.
Rana Mitter, director del Centro de Estudios Chinos de la Universidad de Oxford, declaró al Diario del Pueblo que China es el primer país que luchó contra la agresión del eje invasor. La guerra de resistencia contra la agresión japonesa es una de las más grandes páginas de la historia de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo aún no ha sido plenamente reconocida por la comunidad internacional. La historia no se debe olvidar.
El libro llamado "Allí has olvidado: la Segunda Guerra Mundial en China, 1937-1945", escrito por el profesor Mitter, es un agudo análisis de los ocho años de guerra contra el facismo japonés, contienda iniciada dos años antes que la Alemania nazi invadiera Polonia, hecho histórico que se toma habitualmente como punto de partida para relatar la Segunda Guerra Mundial.
De 1931 a 1945, China neutralizó en el campo de batalla a más de 1,5 millones de enemigos, lo que representa el 70% del total de bajas del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta el final de la guerra, el 64% del ejército japonés lidiaba en territorio chino. Cuando Japón se rindió, todavía había unos 1.280.000 efectivos del ejército japonés en China, cifra que supera el total de soldados japoneses guerreando en el Océano Pacífico y el sudeste asiático.
China y su pueblo hicieron enormes sacrificios durante esos largos catorce años. China tiene el número total de bajas militares y no militares. A 35 millones asciende el total de muertos y sus pérdidas económicas swe calculan en 600 mil millones de dólares.
En febrero, Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China, afirmó en Nueva York que China fue el país más victorioso de la Segunda Guerra Mundial. El pueblo chino pago en carne propia el estoico sacrificio de resistir a la agresión facista y la nación china hizo una gran contribución a la creación de la paz mundial.
Yuri Tavrovsky, profesor en la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Rusia, subrayó que, con el gran esfuerzo de China, el Ejército Rojo de la Unión Soviética no cayó en una lucha dual, combatiendo los dos frentes al mismo tiempo.
Franklin D. Roosevelt, ex presidente de Estados Unidos, también comentó que, sin China, o con una China derrotada, muchos efectivos japoneses habrían sido desplegados en otras áreas y habrían sido capaz de ocupar Australia y la India sin ningún problema, y luego haga invadir el Oriente Medio.
Joseph Stalin indicó: "Sólo con las manos y las piernas de los invasores japoneses atadas, fu que pudimos evitar luchar en dos frentes."
Yuri Tavrovsky destacó que, en el frente oriental, China jugó un papel clave en la lucha contra la agresión japonesa. En el temprano 1931, Japón invadió Manchuria. China sufrió un momento difícil en su lucha contra los japoneses. Durante la Segunda Guerra Mundial, China fue el único país que, durante tanto tiempo, perseveró en la resistencia contra el invasor.
Koketsu Atsushi, reconocido historiador japonés, declaró al Diario del Pueblo que Japón desplegó más tropas en China que en la lucha contra los EE.UU.
Cheng Guoping, viceministro de Relaciones Exteriores de China, señaló que China fue un aliado clave en la alianza mundial antifascista y el país más victorioso de la Segunda Guerra Mundial.
Cheng Guoping, también añadió que China fue el principal campo de batalla en el este y fue la nación que soportó durante el mayor período de tiempo esa lucha prolongada. China combatió estoicamente a las principales fuerzas del militarismo japonés, apoyó a las acciones de las Fuerzas Aliadas en los campos de batalla de Europa y el Pacífico y promovió la formación del frente mundial antifascista unido, salvaguardando la paz mundial.

(Han Shuo, Chen Xiaowei, Huang Peizhao, Liu Junguo han contribuido con este artículo.)

9 DE MAYO DE 1945: DÍA DE LA VICTORIA

por Rodolfo Bueno. Tomado de La Haine


Mucha gente no comprende por qué los rusos celebran con tanto entusiasmo “El Día de la Victoria” en la II guerra. Aunque hay una omisión importante en el panorama (quizá porque está enfocado sólo a Rusia), y es lo que sucedió en el frente contra Japón, donde China, Corea y otros pueblos venían enfrentándose al Imperio nipón desde antes del inicio de la II Guerra Mundial se intenta explicarlo, en este pequeño estudio se intenta explicarlo.

 

La batalla de Stalingrado, la más grande de la Historia


Hace 74 años terminó la Segunda Guerra Mundial, una conflagración que se desarrolló en lo fundamental en el frente soviético-alemán, donde se libraron las más importantes y decisivas batallas que significaron el viraje radical de la guerra y que resquebrajaron la espina dorsal de la Werhmacht, las Fuerzas Armadas de la Alemania Nazi, el más potente complejo militar bélico creado por la especie humana. De las 783 divisiones alemanas derrotadas durante esta guerra, 607 lo fueron en este frente, donde también fueron abatidos 77.000 aviones y destruidos 48.000 tanques y 167.000 cañones, así como 2.500 navíos de guerra. El 75% de la Werhmacht. Hoy, el mundo debería reconocer que gracias a la valentía y el enorme espíritu de sacrificio de Rusia y las demás naciones que conformaron la Unión Soviética, la humanidad no fue esclavizada por el nazi-fascismo. Se recuerda lo que sucedió en la arena mundial poco antes de la guerra.

Hitler, el Führer
Hace 74 años, el pasado 30 de abril, Adolf Hitler se suicidó cuando las tropas soviéticas lo habían acorralado en el bunker donde al final de la guerra había buscado inútil refugio durante la batalla por Berlín.
Su meteórica carrera, de cabo del Ejército Imperial a Führer de Alemania, la logra gracias al apoyo del gran capital financiero mundial, que veía en él suficientes atributos de fuerza y rudeza, necesarios para controlar la efervescencia revolucionaria que se gestaba en el pueblo alemán. Sus triunfos iniciales le granjearon la admiración de políticos e intelectuales del mundo entero, entre ellos el poeta Italiano Gabriele D'Annunzio y algunos Premios Nóbel como Alexis Carrel y Khut Hamsun; Eduardo VIII, rey de Inglaterra, fue obligado a abdicar por ser seguidor del Führer; el Ex Secretario de la OTAN, Lunz, era miembro del Partido Nazi Holandés; Henry Ford fue, posiblemente, el estadounidense que más contribuyó al desarrollo del nazismo.
A pesar de no ser alemán de nacimiento, Hitler fue nombrado Canciller del Reich, en un país con un pueblo muy nacionalista, gracias a la carta firmada por diecisiete grandes banqueros y magnates industriales, que así le exigieron al Presidente Hindenburg. Una vez en el poder, Hitler conformó el Consejo General de la Nueva Alemania, compuesto por Krupp, dueño de las más grandes acerías; Simens, magnate de la electricidad; Thyssen, magnate de las minas de carbón del Ruhr; Reinhardt, Presidente del Consejo de Observación del Banco Comercial; Schrodar, banquero y financista vinculado a los capitales estadounidenses; Fisher, Presidente de la Asociación de Central de Bancos y compañías bancarias. Este organismo fue el que realmente gobernó Alemania y en él se encontraban las fuerzas que empujaron al mundo a la Segunda Guerra Mundial.
Así pasaron las cosas y no como en el cuento fantástico que nos relatan, según el cual un paranoico tomó el poder en un país de grandes tradiciones libertarias y de grandes pensadores y artistas, e instauró una dictadura personal que llevó como a una manada de ciegos a los habitantes de Alemania a la guerra. Occidente cerró sus bocas, ojos y oídos, aunque no los bolsillos, ante las barbaridades cometidas por la Alemania Nazi y postularon la política de apaciguamiento, que le permitió a Hitler apoderarse de media Europa casi sin disparar un tiro.
El historiador conservador inglés Wheeler Bennet escribe: “Existía la oculta esperanza de que la agresión alemana, si se la podía encauzar hacia el Este, consumiría sus fuerzas en las estepas rusas, en una lucha que agotaría a ambas partes beligerantes.” Esta peligrosa política casi termina descuartizando a quienes la auspiciaban, ya que Hitler antes de dar un paso hacia el Oriente, lo dio hacia Occidente. Mal paga el diablo a sus devotos.

Las guerras de la preguerra

Etiopía
Italia, cuya voracidad estaba estimulada por creerse estafada en la repartición del mundo que las potencias imperialistas realizaron en 1870, comenzó a codiciar Etiopía, en esa época llamada Abisinia. Esgrimió como razón indiscutible una “misión civilizadora.” Mussolini le preguntó su opinión a Mac'Donald, Primer Ministro de Inglaterra, quien le respondió: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos.”
Italia comenzó la guerra de agresión contra Etiopía a partir de Eritrea y Somalía. Sus pertrechos, 350.000 soldados y 14.500 oficiales, 510 aviones y 300 tanques, cruzaron sin ninguna dificultad el Canal de Suez, que en esa época pertenecía a un consorcio anglo-francés. La URSS propuso en la Liga de Naciones que se declarase a Italia país agresor y se ayude a Etiopía a repeler la agresión, pero no le hicieron caso. “Si se hubieran aplicado sanciones totales, la movilización de Mussolini hubiese sido detenida por completo”, escribe en sus memorias C. Hull, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU. Al contrario, Italia adquirió en ese país material estratégico, especialmente petróleo.

El cruce del Rin
En 1936, Hitler rompió el Tratado de Versalles al cruzar sus tropas al otro lado del Rin, zona desmilitarizada de Alemania. Francia aceptó que el Ejército Alemán llegase a sus fronteras por estar paralizada por la política de apaciguamiento. “A Adolf Hitler se le permitió ganar la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial sin disparar un solo tiro”, escribe Wheeler Bennet.

España
Posteriormente, los fascistas fijaron su interés en España. El triunfo del Frente Popular en las elecciones parlamentarias de ese país era algo que la derecha mundial no podía permitir. El 18 de julio de 1936, el General Francisco Franco inició el levantamiento de los llamados nacionalistas españoles. Hitler y Mussolini enviaron aviones de transporte para trasladar las tropas de Franco de Marruecos a España. Entre 1936 y 1939 llegaron para pelear en las filas nacionalistas 310.000 soldados extranjeros, de ellos 150.000 italianos, 90.000 marroquíes, 50.000 alemanes y 20.000 portugueses. La política de no intervención, declarada por Inglaterra y Francia, consistía en prohibir la venta de armas a la República de España, y resultó ser de gran ayuda para Franco que, al mismo tiempo, adquirió 12.000 camiones Ford y 1.800.000 toneladas de gasolina que la Texaco de la “neutra Norteamérica” y la inglesa Shell le vendieron a crédito durante la guerra. Franco sostuvo: “Sin el petróleo norteamericano, sin los camiones norteamericanos, sin los créditos norteamericanos, nunca hubiésemos ganado la guerra.” A fines de marzo de 1939, Franco derrotó a la República.
La URSS fue el único país que vendió armas a la República de España y ayudó a organizar al Ejército Popular Español, también fueron de gran ayuda en la lucha contra el nazi-fascismo y por la democracia las Brigadas Internacionales procedentes de cincuenta y tres países. En ellas pelearon personalidades de la talla de Ernest Hemingway, César Vallejo, George Orwell, Palmiro Togliatti y otros más.
La Guerra Civil Española fue la más sangrienta guerra que hubo antes de la Segunda Guerra Mundial, se prolongó durante 986 días y si las fuerzas democráticas fueron derrotadas fue porque se dieron una serie de factores, especialmente de orden externo, que posibilitaron este fatal suceso.

Austria
La primera víctima directa de Alemania Nazi fue Austria. Un día soleado de primavera, el 12 de marzo de 1938, Alemania invadió Austria y la anexó. Todo transcurrió mientras el gobierno británico ofrecía un almuerzo al ex-Embajador Von Ribbentrop, que acababa de ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich. Ribbentrop tranquilizó a Lord Halifax, Canciller Inglés, le explicó que sólo se trataba de reunificar a los alemanes y que, finiquitado este espinoso problema, quedaba abierto el camino para el entendimiento anglo-alemán.
El “Anschluss”, o sea la transformación de Austria en una provincia del Tercer Reich, fue un aperitivo en los planes expansionistas del nazismo. El territorio del Reich creció en un 17%, su población en un 10%, la Wehrmacht se incrementó de golpe en 50.000 soldados y oficiales y la economía y la industria de Austria comenzaron a trabajar para satisfacer los apetitos imperiales de los revanchistas alemanes.
El Primer Ministro de Inglaterra, Chamberlain, que no estaba dispuesto a pelear contra Alemania, dijo ante el comité de política exterior de Inglaterra: “Lo sucedido no debía obligar al gobierno inglés a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos han fortificado su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes.” Alemania comenzó de inmediato a construir autopistas que conducían a las fronteras checas, húngaras y yugoslavas. Checoslavaquia quedó así atenazada por las nuevas fronteras.

La confabulación de Münich
En septiembre de 1938 se suscribió el p acto Münich, que traspasaba a Alemania la estratégica región de los Sudetes, perteneciente a Checoslovaquia. Hitler reclamaba para Alemania los Sudetes, donde estaban las principales fortificaciones militares de Checoslovaquia, por estar poblada mayoritariamente por alemanes. De esta manera, los imperios rifan el destino de las naciones más débiles; es este caso, las debilidades y las falencias de Inglaterra y Francia coludieron con las ambiciones de Hitler.
Checoslovaquia surgió luego de la Primera Guerra Mundial como consecuencia de la desintegración del Imperio Austro-Húngaro. El Pacto de Asistencia Mutua, firmado entre Francia y Checoslovaquia, garantizaba su existencia. También existía el Tratado Checo-Soviético, según el cual, en el caso de una agresión a Checoslovaquia, la URSS se comprometía a pelear contra el agresor si Francia cumplía con el Pacto de Asistencia Mutua. Por otra parte, Gran Bretaña se comprometió a luchar junto a Francia en el caso de una guerra contra Alemania.
El capitán Wiedemann, enviado de Hitler, informó a Lord Halifax, Canciller de Gran Bretaña, que el Führer estaba iracundo y que habría consecuencias desastrosas de no resolverse el problema de los Sudetes. Halifax le respondió: “Trasmítale que espero vivir hasta el momento en que se realice la meta fundamental de todos mis esfuerzos: Ver a Hitler con el rey inglés juntos en el balcón del palacio de Buckingham.”
Chamberlain se entrevistó con Hitler para “lograr un acuerdo anglo-alemán”, que resolviera definitivamente el problema checo. Le planteó a Hitler que Alemania e Inglaterra debían ser “los pilares de la paz en Europa y los baluartes contra el comunismo.” Luego de tres horas de conversación con Hitler, Chamberlain aceptó el traslado de los Sudetes a Alemania. Pidió tiempo para consultar con su gabinete y con París, a los que sostuvo que si se entregaban los Sudetes a Alemania se lograría el deseado arreglo con el Füher y “se podría amortiguar las dificultades existentes y alcanzar acuerdos en otros problemas.” Checoslovaquia, a la que recomendaron ceder a Alemania las partes de los Sudetes donde vivían más del 50% de alemanes y anular los pactos con Francia y la URSS, no fue tomada en cuenta. A cambio de esta entrega, Inglaterra y Francia se comprometían a garantizar las nuevas fronteras. La respuesta debía ser inmediata, pues Chamberlain se encontraría con Hitler el 22 de septiembre.
El Presidente Beneš rechazó la propuesta de Chamberlain porque la Unión Soviética le confirmó que estaba dispuesta a ayudar a Checoslovaquia en el caso en que Francia no lo hiciera y que tendría el respaldo de Moscú en la Liga de Naciones en el caso en que Praga solicitara ayuda a ese organismo. Inglaterra y Francia le presentaron un ultimátum: “Si los checos se agrupan con los rusos, la guerra podría transformarse en una cruzada contra los bolcheviques. Entonces a los gobiernos de Inglaterra y Francia les sería muy difícil quedar al margen.” La mañana del 21 de septiembre, los checos aceptaron el ultimátum. Hitler exigió entonces que antes del 28 de septiembre los Sudetes debían formar parte del Tercer Reich y, a pedido de Chamberlain, alargó el plazo hasta el 1 de octubre.
Cuando Lord Halifax entregó esta exigencia al Embajador de Checoslovaquia, Jan Masaryk, le explicó: “Ni el Primer Ministro inglés ni yo queremos darle consejo alguno con respecto al memorándum… El Primer Ministro está persuadido de que Hitler sólo quiere los Sudetes, si lo consigue no reclamará nada más”. El díalogo continuó así, Masaryk: “¿Y usted cree eso?”; Lord Halifax: “Yo no le he dicho que el Primer Ministro esté convencido de eso”; Masaryk: “Si ni usted ni el Primer Ministro quieren darnos ningún consejo sobre el memorándum, entonces, ¿cuál es el papel del Primer Ministro?”; Lord Halifax: “El de correo y nada más”; Masaryk: “Debo entender que el Primer Ministro se ha convertido en recadero del asesino y salteador, Hitler”; Lord Halifax, un poco turbado: “Pues, si le parece, sí.”
Hitler propuso la realización de una conferencia entre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Checoslovaquia, que en ese conciliábulo perdió la quinta parte de su territorio, la cuarta parte de su población y la mitad de su industria pesada, no fue invitada.
El 30 de septiembre se le comunicó verbalmente a la delegación checa, que esperaba impaciente en el piso inferior de la reunión, el destino de su país. Sus delegados reclamaron indignados por la monstruosa resolución, a lo que se les contestó: “¡Es inútil discutir! Está decidido.”
Chamberlain regresó a Londres. Blandía con mucho orgullo un papel que, según dijo, “aseguraba la paz por una generación.” Para reafirmar sus palabras citó la frase de Henrique IV, de Shakespeare: “De la ortiga de los peligros sacaremos las flores de la salvación.” El periódico Izvestia de Moscú le recordó al día siguiente la réplica que sigue a la misma frase: “La empresa que has cometido es peligrosa, los amigos que me has enumerado son inseguros, y el mismo momento ha sido mal escogido. Toda tu conspiración es demasiado liviana como para pesar más que dificultades graves.”
Medio año después, las tropas alemanas entraron a Praga ante la impotente mirada de Inglaterra y Francia, garantes que no movieron un dedo para prestar ayuda a Checoslovaquia. Política que hasta ahora no ha cambiado y que favorece al agresor.

El Pacto Ribbentrop Mólotov

Como resultado de la Gran Crisis del capitalismo, que comenzó en 1929 y afectó al mundo de la postguerra como ningún otro fenómeno económico, se inició la lucha por el nuevo reparto colonial del mundo. Tal como lo analiza Stalin: A la sazón se podía dividir al mundo en potencias imperialistas agresoras y potencias imperialistas agredidas. Las primeras, que nada tenían y lo exigían todo, atacaban a las segundas, que lo poseían todo. Para ello, Alemania, Italia y Japón abandonaron la Liga de Naciones, conformaron la alianza del Eje y firmaron el Pacto AntiKomintern.
Las potencias agredidas, pese a que eran económica y militarmente mucho más fuertes que las agresoras, cedían y cedían posiciones. La razón de esta conducta era darle aire a la agresión hasta que se transforme en un conflicto germano-soviético; al mismo tiempo, quedar ellos al margen del conflicto. Esperaban que Hitler cumpliese la promesa de liquidar el comunismo, lo presionaban para que se dirija cada vez más lejos en dirección al Este, le abrían la posibilidad de atacar a la Unión Soviética a través de los países del Báltico, y le daban largas al asunto de emprender la creación de un sistema de seguridad colectiva contra la agresión nazi-fascista. Incitaban a las naciones del Eje a atacar a la URSS con la esperanza de que la guerra agotase mutuamente a ambos bandos. Entonces les ofrecerían sus soluciones y les dictarían sus condiciones. Los países beligerantes, cuyas fortalezas se hubieran destruido como consecuencia de un largo batallar entre ellos, no tendrían más opción que aceptarlas. Una forma fácil y barata de conseguir sus fines.
El 23 de julio de 1939, Molótov, Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, propuso a Gran Bretaña y Francia el envío de una comisión militar a Moscú, con el propósito de lograr un acuerdo que impidiera la agresión alemana a Polonia. Pese a que la guerra estaba al borde de estallar, el 11 de agosto, diecinueve días después, la misión arribó a Moscú. Estaba encabezada por personajes que no tenían atribuciones ni poderes para discutir nada ni firmar algún convenio militar concreto. La delegación nunca contestó a la inquietud fundamental de Moscú: para poder enfrentarse con Alemania, las tropas soviéticas tenían que pasar por el territorio polaco o el rumano, sin esta condición era imposible la participación de la Unión Soviética en una alianza militar con Inglaterra y Francia.
El 14 de agosto, el Almirante Drax, Jefe la Misión, reconoció: “Creo que nuestra misión ha terminado”; sin embargo, propuso una nueva reunión para después de tres o cuatro días. El 23 de agosto, Voroshilov, Ministro de Defensa de la URSS, advirtió a la comisión: “Nosotros no podemos espera a que Alemania derrote a Polonia para que después se lance contra nosotros. Mientras tanto ustedes estarían en sus fronteras reteniendo a lo mucho diez divisiones alemanas. Necesitamos un trampolín desde el cual atacar los alemanes, sin él no podemos ayudarlos a ustedes.” Ante el silencio de los delegados añadió: “El año pasado, cuando Checoslovaquia se encontraba al borde del abismo, no obtuvimos una sola señal de Francia. El Ejército Rojo estuvo listo para atacar, pero esa señal nunca llegó. Ahora los gobiernos de Francia e Inglaterra han prolongado inútilmente y durante demasiado tiempo estas conversaciones. Fue necesario obtener una clara respuesta de Polonia y Rumania sobre el paso de nuestras tropas a través de sus territorios.”
Poco después, el gobierno soviético aceptó la propuesta alemana de concluir un acuerdo de no agresión que, desde mayo de 1939, Alemania le había planteado en reiteradas ocasiones. El 23 de agosto de 1939, la URSS firmó el Pacto de no Agresión con Alemania. La URSS actuaba con mucha cautela para impedir que la arrastraran a un conflicto que no buscaba ni deseaba. Conocía además que Francia e Inglaterra sostenían conversaciones secretas con Alemania con la finalidad de concluir un acuerdo dirigido contra la Unión Soviética.
Al firmar este pacto, el gobierno soviético no se hacía ilusiones. El Mariscal Zhukov sostuvo que se partía del supuesto de que el mismo no libraba a la URSS de ser agredida y añadió: “En ningún momento escuché a Stalin palabras tranquilizadoras en relación al Pacto de no Agresión.” Las críticas al pacto Ribbentrop-Mólotov tienen la finalidad de absolver a los responsables del estallido de la guerra. Posteriormente, cuando EEUU, Inglaterra y la URSS conformaron la coalición antinazi, muchos políticos relevantes de Occidente lo valoraron positivamente.

La Segunda Guerra Mundial
Luego de la entrega de Checoslovaquia a Alemania, Hitler exigió la devolución del Corredor Polaco, la entrega del puerto de Dánzig y que Polonia le cediera facultades extraterritoriales para construir autopistas y líneas férreas por territorio polaco. Después, anuló el pacto de no agresión firmado con Polonia y renunció al convenio naval anglo-alemán, posteriormente comenzó a reclamar las colonias que le fueron arrebatadas por Francia e Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Dos días después Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania, estos hechos dieron inicio a la Segunda Guerra Mundial. La “Blitzkrieg” [guerra relámpago] fue la estrategia de guerra que dio grandes éxitos a la Wehrmacht. Consistía en concentrar gran cantidad de fuerzas en zonas estrechas del frente, con lo que adquiría absoluta superioridad, tanto de soldados como de instrumentos de guerra. El Ejército Polaco fue derrotado en cinco semanas.
A partir del la derrota de Polonia se desarrolló lo que se conoce con el nombre de “Guerra Boba”. El ejército anglo-francés, que no había hecho nada durante el ataque alemán a Polonia, siguió sin hacer nada mientras Alemania concentraba grandes cantidades de tropas en la frontera occidental de Francia y continuó sin hacer nada cuando Alemania, entre el 9 de abril y el 10 de mayo de 1940, se apoderó de Noruega, Dinamarca, Holanda, Belgica y Luxemburgo. El corresponsal francés R. Dorgeles escribe: “Yo estaba asombrado de la tranquilidad allí reinante. Quienes manejaban la artillería en el Rin miraban tranquilamente a los trenes alemanes que transportaban material de guerra en la orilla contraria, nuestros aviadores volaban sobre las humeantes chimeneas del Sarre, sin arrojar bombas. Evidentemente la principal preocupación del comando supremo consistía en no intranquilizar al enemigo”. Cuando al Ministro de Aviación de Inglaterra se le pidió arrojar bombas incendiarias sobre los bosques macizos de Alemania, respondió: “Qué le pasa, es imposible, es propiedad privada. Sólo faltaría que se me pidiera bombardear el Ruhr.”
El 14 de mayo de 1940, los tanques alemanes rompieron las líneas defensivas francesas, en la región de Sedan, y se precipitaron en dirección a occidente, el pánico se apoderó de las tropas francesas. El 18 de mayo el 9° ejército francés fue derrotado y su comandante capturado. El camino a la Mancha quedó abierto. El 20 de mayo, las divisiones motorizadas alemanas llegaron a las costas de la Mancha. El 27 de mayo comenzó la evacuación de las fuerzas inglesas desde Dunquerke, que fue exitosa gracias a que las divisiones motorizadas comandadas por Kleist detuvieron su marcha. Este hecho tiene una explicación política: eliminada Francia, Hitler esperaba ponerse de acuerdo con Gran Bretaña para lograr la creación de un frente común contra su principal enemigo, la Unión Soviética. Se cree que para esa negociación, Rudolf Hess, segundo hombre fuerte de Alemania, voló a Gran Bretaña y se arrojó en paracaídas cerca de la residencia de Lord Halifax. Buscaba contactos con Inglaterra para lograr la división de las esferas de influencia en el mundo.
La mañana del 14 de junio, las tropas nazis entraron en París y desfilaron por los Campos Elíseos. El Mariscal Petain formó un nuevo gobierno. El 17 de junio, Petain habló por la radio y pidió a los franceses cesar los combates. El 21 de junio de 1940, en el bosque de Campiegne, a unos 70 kilómetros de París, en el mismo vagón en el que 22 años atrás se habían rendido los alemanes a los franceses, bajo los acordes de “Deutschland Uber Alles” y el saludo nazi hecho por Hitler, Francia se rindió a Alemania. Todo el potencial industrial de Francia, las fábricas de automotores, de aviación y de productos químicos, comenzó a trabajar para las necesidades bélicas de Alemania. Lo mismo pasó en todos los demás países ocupados por los nazis.
La mitad de Francia iba a ser zona ocupada, allí vivía el 65% de la población, se producía el 94% del acero, el 79% del carbón, el 75% del trigo y el 65% de la ganadería; la otra mitad, desde la ciudad de Vichy, iba a ser gobernada por Petain. Por su carácter político, el gobierno de Vichy era la dictadura del sector de la burguesía francesa, aliada al régimen nazi de Alemania. Razón por la cual, terminada la guerra, la IV República nacionalizó las fábricas de la mayor parte de estos sectores sociales.
Pero no todo el pueblo francés estaba compuesto por traidores, su gran mayoría se alineó con las fuerzas de la “Francia Libre”, a cuya cabeza se encontraba el General Charles De Gaulle, o con el Partido Comunista Francés. Ambos movimientos, desde la clandestinidad, combatieron codo a codo y jugaron un importante rol en la lucha contra el fascismo.
El 27 de septiembre de 1940 se firmó el Pacto Tripartito, según el cual el mundo se dividía en esferas de influencia: Alemania e Italia dominarían Europa y Japón, el Asia Oriental. El 25 de marzo de 1941, Yugoslavia se unió al Pacto Tripartito. El pueblo de este país salió a las calles a manifestar su descontento, y un grupo de jóvenes oficiales dio un golpe de Estado, derrocó al gobierno aliado de los nazis y nombró uno nuevo, encabezado por el General Simovich, Jefe de la Fuerza Aérea. El 6 de abril de 1941, Hitler declaró la guerra contra Yugoslavia y Grecia. La campaña de los Balcanes duró 18 días, entre el 6 de abril y el 24 de abril de 1941. Prácticamente, Hitler era dueño de Europa. Ahora podía lanzarse contra la URSS.

La Gran Guerra Patria
El 18 de diciembre de 1940, Hitler ordenó al alto mando alemán desarrollar el Plan Barbarrosa. Este plan contemplaba en unos tres o cuatro meses ocupar Rusia hasta los Urales y tenía las mismas características que tan buenos resultados le habían dado a Hitler en el resto de Europa. A fines de abril de 1941, la dirección política y militar de la Alemania Nazi estableció la fecha definitiva para el ataque a la URSS: el domingo 22 de junio de ese año, a las cuatro en punto de la madrugada. El alto mando alemán planificaba para después la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde las tropas alemanas se encontrarían con las japonesas. Esperaban también que se les unieran España, Portugal y Turquía. Dejaron para más tarde la toma de Canadá y EEUU, con lo que lograrían el dominio total del mundo.
El 22 de junio de 1941, un ejército jamás visto por su magnitud, experiencia y poderío, se lanzó al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión, desde el mar Ártico, en el norte, hasta el mar Negro, en el sur. Eran un total de 190 divisiones, cinco millones y medio de soldados, 4.000 tanques, 4.980 aviones y 192 buques de la armada nazi. No se cumplieron las expectativas del plan Barbarossa porque, a diferencia del resto de Europa, la Wehrmacht encontró en Rusia una resistencia no esperada, que los desesperó desde el mismo inicio. El General Galdera, jefe de Estado Mayor de las tropas terrestres de Alemania, escribió: “Los rusos siempre luchan hasta la última persona.” Es que desde el primer día de guerra, la población soviética se aglutinó bajo la consigna: “¡Todo para el frente, todo para la victoria!” Con la finalidad de defender a su patria, los trabajadores laboraron sin descanso, los poetas escribieron poemas motivadores, los compositores crearon música inspirada, los artistas se presentaron en todos los frentes, los campesinos obtuvieron los mejores frutos de la tierra, los ingenieros inventaron novedosos instrumentos de combate y los soldados entregaron su vida en aras de la libertad. Nadie permaneció indiferente.
El 3 de julio de 1941, Stalin se dirigió al pueblo soviético: “¡Camaradas, ciudadanos, hermanos y hermanas, miembros de nuestras fuerzas armadas! ¡A ustedes me dirijo, amigos míos!... Nuestras tropas luchan heroicamente, a pesar de las grandes dificultades, contra un enemigo superiormente armado con tanques y aviones... Junto con el Ejército Rojo, el pueblo entero se levanta en defensa de su amada patria... Esta guerra no será una guerra cualquiera entre dos ejércitos enemigos. Esta guerra será la lucha de todo el pueblo soviético contra las tropas germano-fascistas. El propósito de la guerra popular consistirá no sólo en destruir la amenaza que pesa sobre la Unión Soviética sino también en ayudar a todos aquellos pueblos de Europa que se encuentran bajo el yugo alemán. En esta guerra el pueblo soviético tendrá sus mejores aliados en las naciones de Europa y América, incluido el pueblo alemán, esclavizado por sus cabecillas... Camaradas, nuestras fuerzas son poderosas. El insolente enemigo se dará pronto cuenta de ello... Toda la fortaleza de nuestro pueblo se empleará para aplastar al enemigo. ¡Adelante! ¡Hacia la Victoria!”
A partir de entonces se inicio a una conflagración conocida como la Gran Guerra Patria. Los éxitos de las tropas hitlerianas en las primeras operaciones de esta guerra obedecían a las ventajas que Alemania Nazi tenía sobre la Unión Soviética: Era dueña de casi toda Europa, cerca de 6.500 centros industriales europeos trabajaban para la Wehrmacht y en sus fábricas laboraban 3.100.000 obreros especialistas extranjeros; la economía de Alemania, dirigida fundamentalmente a la producción bélica, poseía dos veces y media más recursos que la Unión Soviética. Se necesitó del colosal esfuerzo del pueblo soviético para revertir la situación y lograr la victoria.
El primer fracaso del Plan Barbarrosa se dio cuando la Wehrmacht no pudo desfilar el 7 de noviembre de 1941 por la Plaza Roja de Moscú, tal cual lo tenía planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente de Moscú. Sobre esta batalla, el general de EEUU Douglas MacArthur escribe: “En mi vida he participado en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado. Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia.”

Leningrado. Más allá del heroísmo
Si Hitler hubiera contado con la valentía, el espíritu de combate, la organización, el patriotismo, la disciplina, la productividad y otras características incomparables de los rusos, sin lugar a dudas que hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. A buena hora, estas cualidades no se venden en las boticas y, pese a que los alemanes también las poseen, el resultado de la contienda habla meritoriamente a favor del pueblo ruso. Vale la pena recordar este detalle ahora que la rusofobia lo denigra.
La Venecia del Norte, como también es conocida San Petersburgo, fue fundada en 1703 por Pedro I, el Grande. Ha sido cuna de muchos pensadores y poetas: Pushkin, Gogol, Dostoievski, Blok y otros. Es también una de las ciudades más bellas del planeta: El Palacio de invierno, el Hermitage, la Catedral de San Isaac, el Palacio de Pedro son hermosos monumentos de belleza sin par. Pero cuando se menciona su nombre, se debe recordar que sus hijos realizaron el acto de resistencia más grandioso de la historia. Nadie podrá relatar con exactitud lo que durante la Segunda Guerra Mundial aconteció en esa ciudad, símbolo del heroísmo del pueblo soviético. Que el sacrificio de sus hijos ilumine a los futuros luchadores por la libertad, que el más de medio millón de víctimas que yacen en el cementerio de Piskariovskoye logren la paz eterna cuando vean que el nazi-fascismo no existe ya en este mundo.
La conquista de Leningrado, así se llamaba San Petersburgo, fue una parte importante del Plan Barbarossa. El grupo de ejércitos del norte y las tropas alemanas de Noruega, a los que se sumaría el Ejército de Finlandia, debían ser suficientes para destruir a las fuerzas soviéticas que enfrentasen. El alto mando alemán, para el que la toma de Leningrado tenía importancia tanto política como estratégica, detuvo su avance sobre esta ciudad el 8 de septiembre de 1941, ordenó a sus tropas atrincherase y se preparó a romper la resistencia del pueblo ruso a través de un prolongado asedio, con ayuda del bombardeo continuo de la aviación a la ciudad y mediante el fuego de artillería; suponían que el hambre los doblegaría.
La ciudad sufrió un bloqueo de 872 días, como consecuencia del cual murió más de un millón de leningradenses, la inmensa mayoría de hambre y frío, pero Leningrado no se rindió y los sueños de Hitler de ocupar la ciudad no se hicieron realidad, porque sus habitantes la defendieron sacrificándose más allá de lo imaginable. Durante el bloqueo, el pueblo ruso repetía como estribillo: “Si Leningrado resiste, nosotros también resistiremos.” En pleno bloqueo, el 9 de agosto de 1942, la Orquesta Sinfónica de Leningrado interpretó la Séptima Sinfonía o Sinfonía a Leningrado, compuesta por Dmitri Shostakóvich. El célebre compositor dedicó esta creación a “nuestra lucha contra el fascismo, a la victoria que se aproxima y a mi Leningrado natal.” La obra, que era un himno de esperanza en la victoria, fue trasmitida por radio al mundo entero. Los altavoces se dirigían hacia donde estaban los alemanes, pues la ciudad quería que los invasores la escuchasen.
Al pueblo de Leningrado lo mantenía erguido la inquebrantable fe en la victoria. Las condiciones de trabajo eran de las más duras, el frío era insoportable y no había qué comer, no había luz ni calefacción ni transporte y, sin embargo, casi nadie se quejaba, ni siquiera en el momento de la muerte. La gente moría en silencio.
Pese al intenso bombardeo de la aviación alemana, a través del congelado lago Ládoga, llamado “Camino de la Vida”, no se interrumpió el envío de alimentos, medicina, armas y demás pertrechos. Los conductores manejaban días enteros sin descansar. Quienes dirigían el tránsito debían permanecer parados sobre la nieve soportando el viento y el frío de hasta -30°C, durmiendo muy pocas horas al día.
Se tendió un oleoducto por el fondo del lago y Leningrado revivió. Las fábricas volvieron a producir y la población tuvo de nuevo luz y calefacción. El 18 de enero de 1943, el Ejército Rojo rompió parcialmente el bloqueo mediante una operación denominada Iskrá, chispa en castellano, que conectó Leningrado con el resto de Rusia. Cerca de un año después, el 27 de enero de 1944, el Ejército Soviético liberó por completo la ciudad. Por eso, sus habitantes dicen orgullosos: “Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó.”
Nada es más patético que el diario de Tania Sávicheva, una niña rusa que sintetiza en pocas líneas el sufrimiento de millones de ciudadanos de Leningrado. Ella escribe: “Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas. La abuela murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 de la tarde. Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 de la madrugada. El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche. El tío Lesha, el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 de la tarde. Mi mamá murió el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 de la mañana. Los Sávichev murieron. Murieron todos. Solo queda Tania.”

Stalingrado y Kursk, batallas que definieron la guerra

La mayor derrota alemana se dio en la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta y encarnizada de la historia, con más de tres millones de soldados muertos de ambas partes. La misma se prolongó desde agosto de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, y culminó con la increíble victoria del Ejército Soviético, algo que nadie en el mundo esperaba, sobre el poderoso Sexto Ejército Alemán, que luchaba por conquistar Stalingrado, luego de combatir sin tregua en cada piso de cada casa.
Uno de los episodios más gloriosos es el de la Casa de Pávlov -edificio de departamentos defendido por una pequeña guarnición-, que luchó entre el 23 de septiembre y el 25 de noviembre de 1942, cuando otro comando soviético la reemplazó. El Sexto Ejército Alemán, que en menos tiempo se había apoderado de media Europa, fue incapaz de apropiarse de esta casa, defendida por una docena de aguerridos soldados.
Sobre la batalla de Stalingrado, el general alemán Dorr escribe: “El territorio conquistado se medía en metros, había que realizar feroces acciones para tomar una casa o un taller… Estábamos frente a frente con los rusos, lo que impedía utilizar la aviación. Los rusos eran mejores que nosotros en el combate casa por casa, sus defensas eran muy fuertes.” El General Chuikov, defensor de Stalingrado, fue el que ideó esta forma de lucha, en la que el espacio de separación de sus tropas de las alemanas jamás excedió el radio de acción de un lanzador de granadas. Al destruir la ciudad, los nazis impidieron que la acción de sus tanques fuera efectiva, las mismas ruinas actuaban como defensas antitanques.
Gracias a la moral combativa de los defensores de Stalingrado, los alemanes lograron avanzar apenas medio kilómetro en la ofensiva de doce días de octubre del 1942, habían perdido la iniciativa y no pudieron atacar con éxito otra vez. El 11 de noviembre, los alemanes atacaron en Stalingrado por última ocasión, intentaban llegar al río Volga en un frente de cinco kilómetros; la ofensiva fracasó porque los rusos defendieron cada metro de tierra.
El 19 de noviembre, el Ejército Soviético comenzó una contraofensiva que había sido elaborada en el mayor de los secretos; cuatro días después, los alemanes quedaron cercados por un anillo de entre 40 a 60 kilómetros de amplitud. El ultimátum enviado por el General Rokosovsky al Mariscal Von Paulus fue rechazado. El 2 de febrero de 1943, luego de feroces combates, cesó toda resistencia alemana en Stalingrado.
El Ejército Soviético capturó a un mariscal de campo, 24 generales, 25.000 oficiales y 91.000 soldados. En la batalla de Stalingrado, la Wehrmacht perdió más de un millón de hombres, el 25% de todas las fuerzas que en esa época operaban en el frente oriental, más de 3.000 tanques y casi 4.500 aviones. Fue la peor derrota sufrida por el Ejército Alemán durante toda su historia. Para Alemania, la derrota fue tan dura que decretó tres días de luto. En Memorias de un Soldado, el general Heinz Guderian escribe: “Después de la catástrofe de Stalingrado, a finales de enero de 1943, la situación se hizo bastante amenazadora, aún sin la intervención de las potencias occidentales.”
La victoria de Stalingrado marcó el inicio del colapso total de la Alemania nazi y sentó las bases para la expulsión masiva de los invasores del territorio soviético. Casi todo el material militar que se empleó fue fabricado en las fábricas que los técnicos soviéticos trasladaron desde la zona central de Rusia hasta el otro lado de los Urales, con los alemanes pisándoles los talones.
Luego de la batalla de Stalingrado se conoció que Occidente en 1943 tampoco abriría el Segundo Frente, lo que significaba que Alemania podía concentrar en el Frente Oriental a lo más selecto de sus tropas para luchar contra la URSS. En carta a Roosevelt, del 10 de junio de 1943, Stalin escribe: “Usted y Churchill han decidido posponer la invasión a Europa Occidental para la primavera de 1944. Otra vez nos tocará luchar casi solitariamente.” Y en carta a Churchill le escribe: “Nuestro gobierno nunca pudo imaginar que EEUU y Gran Bretaña revisaran la decisión de invadir Europa Occidental... No fuimos consultados... Usted me dice que comprende por completo mi desilusión. Es mi deber aclararle que no se trata de una simple desilusión del gobierno soviético sino de mantener la confianza entre los aliados. No hay que olvidar que se trata de salvar la vida de millones de personas que viven en las regiones ocupadas de Europa Occidental y Rusia, así como también de reducir las inmensas bajas del Ejército Soviético.”
Bajo estas condiciones se produjo en el verano de 1943 la Batalla de Kursk, o el Plan Ciudadela, en la que, según Hitler, los alemanes “debían recuperar en el verano lo que habían perdido en el invierno.” Guderian escribe en Memorias de un Soldado: [los alemanes] “Sufrimos una derrota demoledora en Kursk. Las tropas blindadas, que habían sido repuestas con gran esfuerzo, como consecuencia de las grandes pérdidas de hombres y de materiales de guerra quedaron fuera de servicio por largo tiempo… Como secuela del fracaso del plan Ciudadela, el Frente Oriental absorbió todas las fuerzas que estaban emplazadas en Francia.” A partir ese de entonces, Alemania Nazi se quedó sin iniciativa bélica. En esta batalla se enterró el mito de que era el invierno ruso el que ayudaba al Ejército Rojo; también fue el combate de tanques más grande de la historia, en el participaron 6.900 tanques y 4.000 aviones de ambos bandos.
En las batalla de Stalingrado y Kursk se exterminaron las mejores unidades del ejército alemán, aquellas que luchaban bajo la consigna de vencer o morir. Fueron el factor decisivo para que no se aplazara más la apertura del Segundo Frente, el desembarco en Normandía [ahora que Alemania estaba debilitada]. Ambas victorias, demostraron a los Aliados que si no desembarcaban en Europa, la URSS sola era capaz de derrotar a Alemania.

El Segundo Frente, Normandía
El 6 de junio de 1944, el día D, se inició en la playa francesa de Normandía la tan dilatada apertura del Segundo Frente, que en algo alivió la presión que en los últimos tres años las tropas alemanas habían ejercido sobre la URSS. Esta operación empeoró la situación del Tercer Reich, que perdió así sus bases de operaciones aéreas y navales, lo que presagió su próximo desmoronamiento. La apertura del Segundo Frente estuvo al mando del general de EEUU Dwight D. Eisenhower, que comandó una fuerza expedicionaria procedente de las islas británicas, compuesta por 1.213 barcos de guerra y 4.126 de transporte. La fuerza expedicionaria se componía en su totalidad de 2.876.436 hombres, de los cuales 1.533.000 eran norteamericanos. La operación se llamó Overlord y la parte acuática, Neptuno.
Alemania tenía agotada casi todas sus reservas y la mayor partes de sus fuerzas estaban comprometidas en el frente oriental. Por otra parte, el Ejército Alemán ya no era el de los años anteriores, sus mejores hombres habían caído muertos o habían sido hechos prisioneros en las batallas de Moscú, Leningrado, Stalingrado, Kursk, Kiev, etc. Según Louis Snyder, historiador norteamericano del City College de New York: “La gran Wehrmacht ya no era la soberbia máquina de guerra sino unas huestes heterogéneas formada por húngaros, polacos, rusos, franceses y hasta negros e indios. Las divisiones que defendían la ‘Muralla del Atlántico’ estaban compuestas en gran parte de hombres muy mayores, de soldados muy jóvenes y de extranjeros obligados a combatir por el Reich”. Según Gerd Von Rudshtedt, Comandante General de las fuerzas alemanas en Occidente: “La muralla del Atlántico era una ilusión, inventada para confundir tanto al pueblo alemán como al enemigo. A mí siempre me molestó cuando leía leyendas sobre la inquebrantable defensa. Era ridículo llamar a esto barrera. Hitler nunca la visitó y no vio qué es lo que representaba en la realidad.”
Eisenhower desembarcó en Normandía, el lugar que menos esperaban los alemanes. Lo lógico hubiera sido que, tal como esperaba el enemigo, lo hiciera por el Paso de Calais, que es la distancia más corta entre Inglaterra y Europa continental. El desembarco lo realizó en un día que no era bueno para efectuarlo, por lo que una buena cantidad de generales alemanes, confiados en el mal tiempo, estuvieron ausentes, entre ellos Rommel. Empleó en forma óptima la aviación, fuerza en la que su superioridad era indiscutible. Llegaban oleadas de mil aviones que bombardeaban las fortificaciones, las redes ferroviarias y los depósitos de toda índole.
Desembarcaron 13.000 paracaidistas norteamericanos y 5.300 británicos, que se encargaron de aislar ciertas zonas estratégicas del resto de Francia. Con los primeros rayos del sol matutino, seis acorazados comenzaron el bombardeo naval, el mayor entre agua y tierra que registra la historia. Luego los hombres ranas destruyeron los obstáculos marinos y los dragaminas limpiaron la costa de minas. Después una impresionante flota, compuesta por 5.339 barcos, copó en Normandía las aguas del Canal de la Mancha. La zona se encontraba tan bien protegida que los submarinos alemanes sólo pudieron hundir un destroyer noruego.
De estos navíos partieron incontables lanchas de desembarco, que al abrir sus compuertas depositaron a aguerridos soldados, miles de los cuales murieron como consecuencia de nutrido fuego de metralla que los esperaba, pero la mayor parte logró apoderarse de largos trozos de playa. La lucha adquirió un ritmo frenético, cercano al salvajismo. Después los soldados debieron vencer los enormes acantilados que separan la tierra firme de la playa, lo mismo las minas, las alambradas y los fortines enemigos. Los alemanes no se rendían sino que luchaban con mucha bravura.
Para la primera semana, las tropas aliadas se habían apoderado de 130 Km de costa, adentrado hasta 30 Km en tierra firme y desembarcado 16 divisiones. Se trató de un éxito no sólo militar sino también político y de un verdadero golpe moral al ejército nazi. A partir de la primera semana, toda la iniciativa en este frente quedó en manos de las fuerzas aliadas.
Para la segunda semana habían desembarcado cerca de 600.000 hombres y 100.000 vehículos. El 7 de agosto, Alemania realizó un contraataque con la intención de arrojar a los aliados de nuevo al mar, pero en el transcurso de cinco días sólo lograron penetrar algunos kilómetros en las líneas aliadas; la operación terminó en un rotundo fracaso. El 17 de agosto, el general Patton tomó Rennes, capital de la Bretaña francesa, y se apoderó de Saint Malo, al sur de Normandía. Para el 21 de agosto había concluido la batalla. Los alemanes se retiraron en desorden en dirección a París.
El 19 de agosto se produjo el levantamiento de París. Las tropas aliadas se dirigieron rápidamente hacía la capital francesa, a la que entraron cuando las fuerzas de la resistencia francesa la habían liberado. El general Leclerc comandó las tropas francesas que primero entraron a París y el 20 de agosto, desde Montparnasse, anunció la rendición de 10.000 alemanes a cargo de la guarnición de París. Al día siguiente, el general De Gaulle desfiló por los bulevares de la Ciudad Luz.
La batalla por Francia le costó a la Wehrmacht 500.000 bajas. Los alemanes se dirigieron maltrechos a resguardarse tras la línea Sigfrido. Así terminó esta importante etapa de la guerra. Importante, sí, pero de ninguna manera definitiva ni determinante. No se trata de restar méritos a esta operación, pero cada cosa debe tener su puesto correspondiente en la historia. Henry L. Stimson, entonces Ministro de Guerra de EEUU, escribe en sus memorias, de 1948: “No abrir a tiempo el frente occidental en Francia significaba trasladar todo el peso de la guerra a Rusia.”
La lucha, aunque dura, fue menos dura que en el frente oriental, donde, además de tener a tropas más selectas y numerosas, los alemanes peleaban con mayor decisión y coraje. La URSS cumplió la promesa hecha a los Aliados en Teherán, de que después del desembarco en Normandía, con el fin de disminuir la presión que sobre los aliados se produciría en Francia, ellos comenzarían una ofensiva general en el frente soviético-alemán.

Operación Bagratión
La Operación Bagratión, según el alto mando soviético, se hizo con la finalidad de “Limpiar de ocupantes nazis toda nuestra tierra y restablecer las fronteras estatales de la Unión Soviética en toda su extensión, desde el mar Negro hasta el mar de Barents, perseguir a la fiera herida alemana hasta su propia madriguera… Liberar de la opresión a nuestros hermanos polacos, checoslovacos y otros.” Solamente cinco personas del alto mando soviético conocían todos los planes relacionados con esta operación. El golpe principal se lo dio a través de pantanos, zona intransitable donde los alemanes no esperaban que se realizara ninguna operación bélica, por lo que sus defensas eran más débiles.
La URSS atacó Viborg a través del itsmo de Carelia, como consecuencia en Finlandia cayó el gobierno de Ryti, aliado de Alemania. El parlamento otorgó poderes al Mariscal Mannerheim, que obligó al ejército alemán a retirarse de Finlandia en dirección a Noruega. Luego las tropas del mariscal Maretskov rompieron las líneas alemanas en Múrmansk y liberaron el norte del territorio noruego, ocupado por Alemania. El ejército soviético descargó el siguiente golpe en el frente de Bielorrusia, al que los alemanes llamaban la Barrera Oriental y que, según ellos, era más potente que la “Muralla Atlántica” porque sus ciudades amuralladas no se podían abandonar sin la autorización expresa del Fuhrer.
En Bielorrusia lucharon junto a las tropas soviéticas muchos alemanes antifascistas. Fritz Schmenkel, quien fuera fusilado por los nazis en Minsk, es héroe de la Unión Soviética por haber combatido a los nazis junto a las guerrillas bielorrusas. Según publicaba la prensa de los EEUU: “Rusia comenzó una gran ofensiva que obligó a los alemanes a mantener a millones de hombres en el frente oriental, de otro modo hubiese sido fácil oponer resistencia a los norteamericanos en Francia.” Esta ofensiva, la Operación Bagratión, produjo tales derrotas a la Wehrmacht que el alto mando alemán las calificó de “Peor que Stalingrado.”
No es todo. Cuando los alemanes desencadenaron la contraofensiva llamada “Viento del Norte”, en las Ardenas, donde la Wehrmacht rompió la defensa de los Aliados en un sector de 80 km y avanzaron 100 km en 10 días, lo que amenazaba a las tropas aliadas con un segundo y más desastroso Dunkerque, Eisenhower le escribe al Ministro de Defensa de EEUU: “La tensión de esta situación podría disminuir en mucho si los rusos comenzaran una gran ofensiva.” Por lo que Churchill envía el siguiente telegrama a Stalin, en el que, luego de explicar la situación en el frente, le solicita: “El general Eisenhower está deseoso de conocer qué planes tienen Uds. ¿Se podría contar con una gran ofensiva rusa en el Vístula o en cualquier otra parte durante el mes de enero?
Stalin le contesta a Churchill: “Sin tomar en cuenta las dificultades que representa el mal tiempo, en vista de la situación en que se encuentran nuestros aliados en el Frente Occidental, el Comando Supremo del Ejército Soviético ha decidido desencadenar una ofensiva a gran escala contra los alemanes a lo largo de todo el Frente Central, sin tomar en cuenta las condiciones meteorológicas.”
A lo que Churchill le responde: “Le estoy enormemente agradecido por su emocionante misiva… Ojalá los acompañe la buena suerte en su noble tarea. Sus noticias reconfortaron enormemente al general Eisenhower puesto que los alemanes deberán dividir sus fuerzas.”

La Victoria
Luego de liberar a más de veinte países europeos del yugo nazi-fascista, las tropas soviéticas entraron en Berlín y el 1 de mayo de 1945 izaron la bandera su país en el Reichstag. El 9 de mayo, las últimas tropas alemanas de las Waffen SS cesaron de combatir y se rindieron en Praga ante el General soviético Kóniev. Terminó la guerra y la humanidad, gracias al heroico sacrificio de todos los hombres libres, se salvó de vivir bajo el Tercer Reich, sistema político que Hitler había planificado para mil años.
Luego de 1.418 jornadas de denodados combates, terminó una contienda en la que fallecieron cerca de 60 millones de seres humanos, de los que 27 eran soviéticos. El corresponsal inglés de la BBC, Alexander Werth, escribe: “Los rusos llevaron el fardo más pesado en la guerra contra la Alemania Nazi, precisamente gracias a esto quedaron con vida millones de norteamericanos e ingleses.” Edward Stettinus, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU, escribe que el pueblo estadounidense debería recordar que en 1942 estaba al borde de la catástrofe, si la Unión Soviética no hubiera sostenido su frente, los alemanes hubieran estado en condiciones de conquistar Gran Bretaña; habrían estado en condiciones de apoderarse de África y de crear una plaza de armas en América Latina.

El 9 de Mayo
El 9 de Mayo es una fecha sagrada para Rusia, porque para conseguir la victoria en la Unión Soviética se inmolaron 27 millones de sus hijos, 60 millones quedaron mutilados, fueron destruidas 32.000 empresas industriales, 65.000 kilómetros de vías férreas, 1.710 ciudades, 70.000 aldeas, 6 millones de edificios, 40.000 hospitales, 84.000 escuelas, 98.000 cooperativas agrícolas, 1.876 haciendas estatales. Los nazis trasladaron a Alemania 7 millones de caballos, 17 millones de cabezas de ganado, 20 millones de puercos, 27 millones de ovejas y cabras, 110 millones de aves de corral. La URSS tuvo una pérdida de más del 30% de sus riquezas, por un valor de unos 3 billones de dólares. Gracias a este sacrificio, la humanidad se vio libre de la noche eterna del dominio imperial con que Hitler soñó.
En ocasiones, se exagera sobre la ayuda norteamericana a la URSS. Lo cierto es que las entregas de los aliados, mediante la Ley de Préstamos y Arriendos, equivalió al 4% de la producción de la Unión Soviética. Del total de 46.700 millones de dólares que EEUU suministró a sus aliados, a la URSS le correspondió 10.800 millones de dólares, menos de la cuarta parte de ese total.
Es bueno recordar el pasado porque entonces, como ahora, el mal crecía sin que nadie fuera capaz de detenerlo; sin embargo, la heroica lucha no solamente del pueblo soviético sino de todos los hombres libres salvó al mundo de la barbarie nazi. Tal vez, la más importante lección para las presentes y futuras generaciones [sobre todo las antiimperialistas] es que las guerras hay que combatirlas antes de que estallen.

Extractado por La Haine

06-06-1944: EL "DÍA D" 75 AÑOS DESPUÉS

por Paul Craig Roberts. En Instituto para la Economía Política y Comunidad Saker Latinoamérica. Traducción de Leonardo Del Grosso para Comunidad Saker Latinoamérica


todo en Occidente es un Gran Mentira

Hoy es el 75 aniversario de la invasión de Normandía. Una vez más, el evento se celebra mediante la demonización de la Alemania nacionalsocialista y la glorificación de la grandeza de Estados Unidos en ganar la guerra.
Según la realidad de los hechos, la invasión de Normandía no contribuyó significativamente a la derrota de Alemania. Una pequeña fuerza estadounidense/británica/canadiense/francesa de aproximadamente 150.000 soldados, de los cuales aproximadamente 73.000 eran estadounidenses, enfrentó algunas divisiones alemanas de mediano poder y sin combustible y municiones. La guerra real estaba en el frente oriental, donde millones de soldados habían estado luchando durante varios años.
El Ejército Rojo ganó la Segunda Guerra Mundial. El costo para los soviéticos fue de entre 9 millones y 11 millones de muertes militares. Sumando las muertes de civiles rusos, la Unión Soviética ganó la guerra a costa de entre 22 y 27 millones de vidas soviéticas.
En contraste, a los Estados Unidos les mataron 405.000 soldados durante la Segunda Guerra Mundial, de los cuales 111.600 murieron luchando contra los japoneses en el Pacífico.
La falsificación de la historia se aplica a la Segunda Guerra Mundial de la misma manera que a todo lo demás en Occidente, y el discurso del Día D del Presidente Trump ejemplifica cuán falsa es nuestra historia. Rusia es simplemente dejada fuera de la historia. Putin ni siquiera fue invitado a la celebración. La comitiva de la celebración consistió en la saliente primera ministra británica May, el fallido presidente francés Macron y la saliente canciller alemana Merkel, quien estaba allí para celebrar la derrota de su propio país, pero ellos bien podrían no haber estado presentes. Trump hizo del acto la ocasión para la grandeza de América. Derrotamos a Alemania a un costo de menos de 300.000 soldados asesinados. Los rusos, que perdieron 36 veces más soldados, no se consideran lo suficientemente importantes para la victoria sobre Alemania como para ser invitados a la celebración.

domingo, 16 de junio de 2019

FUE PRESENTADO LIBRO DE LA OSPAAAL EN CASA DE LA AMISTAD ARGENTINO-CUBANA

El viernes 7 de junio, día del periodista en Argentina, fue presentada en la Casa de la Amistad Argentino-Cubana de Buenos Aires, la reedición del libro (ya editado en 2017 en Cuba por la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina -OSPAAAL-) "La República Popular Democrática de Corea y la OSPAAAL - 50 años de solidaridad tricontinental".



Dicha obra consta de una selección de textos de los líderes históricos de la RPDC, Kim Il Sung, Kim Jong Il, y Kim Jong Un. Ediciones Acercándonos, con la financiación del aporte voluntario de personas y organizaciones populares simpatizantes de Corea del Norte, realizó la reedición de la obra en nuestro país.
El acto de presentación contó con el auspicio de la Embajada de la República de Cuba en Argentina, Ediciones Acercándonos y el MAS Cuba (Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba).
Con la concurrencia de aproximadamente cuarenta personas, entre las que se encontraban Carlos Aznárez, de Resumen Latinamericano; el compañero montonero Roberto Perdía; Fernando Roperto, de Ediciones Acercándonos; el profesor José Cárcamo, de la cátedra libre "Salvador Allende" de la UBA; Fernanda Pereyra, de la D.N. de Quebracho; el Partido de la Liberación, el Frente Pueblo en Lucha y el Movimiento 26 de Marzo, de Uruguay, siendo aproximadamente las 19.30, se dió inicio al evento.
Los himnos de Cuba y de la RPDC se escucharon sucesivamente, para luego ser leído el Manifiesto de Solidaridad con Corea del Norte (transcripto completo al final) y ser presentados los disertantes: Leinier Espinosa, secretario de prensa de la Embajada de Cuba en Argentina, y el escritor, cantor, periodista y militante popular, Jorge Luis Ubertalli Ombrelli, ferviente simpatizante de la RPDC en Argentina. Seguidamente, se proyectó un video, con las palabras desde Cuba, del compilador del contenido del libro, el realizador audiovisual y colaborador de la OSPAAAL, Santiago Rony Feliú, y otro video con imágenes de la República Popular Democrática de Corea.
Posteriormente hicieron uso de la palabra los integrantes del panel. En el caso de Leinier Espinosa destacando los históricos lazos de hermandad entre la República de Cuba y la RPDC, ambas repúblicas surgidas de un proceso revolucionario y de enconado enfrentamiento con el imperialismo, enfrentamiento que, como es de público conocimiento, continúa hoy día.
En el caso de Ubertalli Ombrelli, aludiendo a la OSPAAAL (organización internacionalista fundada por el Che Guevara, Fidel Castro, Kim Il Sung, entre otros gigantes revolucionarios) y describiendo la realidad histórica y presente de Corea del Norte, país al que concurrió, invitado, en el año 2017, en pleno escalamiento de la polarización entre el gobierno de Trump y la nación soberana conducida por Kim Jong Un.
Las disertaciones fueron por demás interesantes, no sólo por la pericia retórica de quienes debieron hacer uso de la palabra, sino por lo atrayente de la realidad de Corea del Norte, su sistema político y social, sus fundamentos filosóficos generales y particulares, su historia de lucha y resistencia, su indudable poder en todos los campos, siendo que es una nación de sólo 24 millones de habitantes en su parte norte.
Luego de las preguntas y el rico intercambio de opiniones que se suscitó, el acto se dio por terminado con el himno de los pueblos "La Internacional".
Las presentaciones del libro seguirán produciéndose en diferentes lugares para apuntalar y garantizar la distribución de esta obra tan necesaria en la biblioteca de cualquier persona que se precie de antiimperialista.



Manifiesto



La República Popular Democrática de Corea (RPDC), conocida como Corea del Norte, fundada por el Comandante y Presidente Kim Il Sung el 9 de septiembre de 1948, es una República Socialista.
Resistiendo primero la agresión y ocupación japonesa desde 1910 hasta 1945 en toda Corea, y luego la agresión de los EE.UU. y los quince países que lo acompañaron en nombre de las Naciones Unidas en una guerra total que duró desde 1950 hasta 1953, y que provocó hasta hoy la partición de la nación coreana, la RPDC, bajo la guía de Kim Il Sung, construyó el socialismo a su estilo en el contexto ideológico del marxismo-leninismo aplicado a la realidad de Corea mediante el Juche, filosofía creada por Kim Il Sung, basada en el Inmiwichón ("Considerar al pueblo como el cielo") y en la autosuficiencia, la autoconfianza y el autodesarrollo cultural, económico, tecnológico, ideológico, político y militar del Pueblo y la Nación.
Conducida por el Partido del Trabajo de Corea (PTC), vanguardia de la clase obrera en alianza con el campesinado del país, y en unión con todas las expresiones del pueblo: intelectuales, profesionales de la salud y la educación, técnicos, estudiantes, científicos, militares, etc., la RPDC construye y refuerza día a día una nación sin explotados ni explotadores.
Bajo la guía y dirección del Comandante y Presidente, Gran Líder Kim Il Sung primero, y luego del Gran Dirigente Kim Jong Il, la Corea Socialista hizo frente desde su nacimiento y fundamentalmente desde los años 90, a todas las maquinaciones y agresiones integrales del imperialismo y sus aliados de la región y el mundo, manteniendo en alto siempre la bandera del Socialismo, la Dignidad, la Independencia y el Internacionalismo proletario y revolucionario.
Hoy, bajo la conducción del Máximo Dirigente Kim Jong Un, continuador de los pasos de su abuelo y su padre, la RPDC no sólo es un país de amplia cultura, educación, desarrollo científico y militar e ideología revolucionaria, sino que se encamina a la Reunificación con su vecino del Sur. Reunificación ya proyectada por Kim Il Sung y proseguida por Kim Jong Il.
El Máximo Dirigente Kim Jong Un está llevando a cabo y culminando esta tarea de Reunificar la nación coreana, eliminando la confrontación militar, implementando la integración cultural y deportiva en la perspectiva de una futura reunificación integral, siempre boicoteada por EE.UU. en sus distintas administraciones y por orientación hegemónica de las fuerzas guerreristas y ultrarreaccionarias de ese país.

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La Revolución Cubana, desde sus inicios, con la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y luego de la proclamación del Socialismo en la isla, ha sido activa y carnal amiga, compañera y camarada de la RPDC en todos los órdenes.
A raíz de la celebración en La Habana de la Primera Conferencia Tricontinental de los pueblos de África, Asia y América Latina, llevada a cabo entre los días 3 al 15 de enero de 1966, fue creada la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, Africa y América Latina (OSPAAAL) como órgano rector de la solidaridad con los pueblos de esos tres continentes. Antes de publicarse el primer número de su órgano, Tricontinental, el combativo y heroico pueblo coreano había recibido el abrazo de la OSPAAAL, que abordó desde ese momento la necesidad de incrementar y desarrollar la solidaridad con la RPDC. En el "Mensaje a los Pueblos del Mundo", publicado como Suplemento Especial el 16 de abril de 1967, día del nacimiento de Tricontinental, el Comandante Ernesto Che Guevara resaltó el heroísmo combatiente del pueblo coreano y llamó a ejercer la más amplia solidaridad militante con él. Cabe recordar que en 1960, a su regreso de su viaje a Asia, el Guerrillero Heroico ya había destacado a la RPDC como modelo a seguir en la causa y la construcción del socialismo.
Con el ensayo escrito especialmente para la revista y que llevó por título: "Reforcemos la lucha antiimperialista y antiyanqui", el Gran Líder Kim Il Sung inauguró el primer lanzamiento de Tricontinental. Y se convirtió en asiduo colaborador de este órgano.
Conmemorando y homenajeando la mancomunión solidaria entre la Cuba de Fidel Castro Ruz y la Corea de Kim Il Sung, el pasado año 2017 la OSPAAAL editó el libro: “La República Popular de Corea y la OSPAAAL- 50 AÑOS DE SOLIDARIDAD TRICONTINENTAL”, en el cual se reproducen distintas intervenciones del Gran Líder Kim Il Sung, del Gran Dirigente Kim Jong Il y del Máximo Dirigente Kim Jong Un, ilustradas con fotografías de los dos líderes históricos y del actual, Kim Jong Un, y de distintos paisajes naturales y humanos de la RPDC.
Los intelectuales, profesionales y trabajadores de distintas expresiones de nuestro país, Argentina, abajo firmantes, nos comprometemos a trabajar para reeditar y difundir este material, indispensable para el conocimiento sobre el pensamiento y acción de la RPDC.
Y también a ejercer la solidaridad activa con la RPDC y su lucha por lograr la Reunificación de la Nación coreana, sin intervención de fuerzas extranjeras.

Primeras Firmas:

Jorge Luis Ubertalli Ombrelli, periodista, poeta, escritor y músico
Roberto Perdía, abogado, miembro de la Gremial de Abogados de Buenos Aires
Daniel De Santis, revista "Rojo Amanecer"
Leonardo del Grosso, periodista
Jorge Bernstein, profesor emérito de la Universidad de La Plata (in Memoriam)
Manuel Justo Gaggero, abogado, Ex Director de las revistas "Nuevo Hombre" y "Diciembre 20"
Luis D'Elía, dirigente social y político, partido MILES
Guillermo Caviasca, profesor universitario
Natalia Vinelli, periodista y profesora universitaria, "Barricada TV"
Jorge Falcone, documentalista y docente
Héctor Trajtenmberg, abogado de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH)
Gabriel Sarfati, periodista
Juan Minghetti, ingeniero
Carlos Ponce de León, obrero metalúrgico
Néstor Kohan, profesor universitario
César Zubelet, docente y periodista
Lois Pérez Leiría, coordinador general de la Internacional Guevarista
Carlos Carcavallo, Sutepa-PAMI
Stella Calloni, periodista y escritoria
Carlos Aznárez, periodista, "Resumen Latinoamericano"
Rubén Záccaro, Movimiento de Solidaridad con Cuba
Fernando Cardozo, secretario de relaciones internacionales CTA
Osmar Inhoff, militante de organización "Subversión"
Rafael Araya Masry, Movimiento de Solidaridad con Palestina
Alberto Mas, periodista, secretario del CAPAC (Club Argentino de Periodistas Amigos de Cuba)
Carlos Martínez, Agrupación Resistir y Luchar
Jorge Winter, antropólogo
Margarita Delia Todesca, médica
Rogelio Chango Gramajo, coordinador del Comité Argentino de Solidaridad y Amistad con Nicaragua de Rosario, Santa Fe
Hernán Javier Randi, director de CEFMA (Centro de Estudios de Formación Marxista)
Isabel Steinberg, psicoanalista y escritora
Florencia Painé Ubertalli Steinberg, licenciada en Historia, profesora e investigadora
Ana María Blayer, fotógrafa
Jorge Kreyness, analista internacional, secretario de RR.II. del Partido Comunista de la Argentina (PCA)
Julián Kot, miembro de la Comisión de RR.II. del PCA
Conrado Conci, delegado en la Argentina de la Asociación de Amistad con Corea (RPDC)
Nicolás Kodric, Asociación de Amistad con Corea de Argentina (RPDC)
Eduardo Brizuela Lanzilotto
Kuki Randi, Comisión Nacional de Formación Política del Partido Comunista de Argentina (PCA)
Maximiliano Merani, Federación Juvenil Comunista (FJC), Río Negro
siguen las firmas...



TERRORISMO: EL BOMBARDEO DEL 16 DE JUNIO DE 1955

por Norberto Galasso

 

Lo que sigue es la reproducción del capítulo "El bombardeo del 16 de junio de 1955" del libro "Los malditos excluidos de la historia oficial", volúmen II (Ediciones Madres de Plaza de Mayo).

Aquí queda en clara evidencia, no solo la alevosa iniquidad de los gorilas cipayos, cobardes terroristas, que tiraron bombas y ametrallaron a las personas que estaban ese día en Plaza de Mayo y sus inmediaciones, asesinando e hiriendo a cientos; sino además la manera de mentir que tienen los autodenominados "republicanos", los autoconceptuados "probos", que no son más que hipócritas y soberbios, racistas anti-argentinos, que odian al pueblo nacional y viven admirando como bobos todo lo que viene de los piratas angloyankis. Colonizados mentales, que le dicen...

 

16 de junio de 1955: las oligarquías solo hacen masacres...

Hoy sus descendientes políticos son los Macri, Ex-Stornelli, Pichetto... Éstos son los lamebotas de los anglosionistas, del capital financiero occidental, de la usura internacional.


Aquí va el capítulo del libro de Galasso:

El 16 de junio de 1955, el gobierno ha organizado un desagravio al general San Martín ―a quien considera injuriado por los manifestantes [católicos] del 11 de junio [Corpus Christi] que supuestamente habían quemado una bandera argentina― a realizarse a través de aviones Gloster Meteor que volarían sobre la Plaza de Mayo. Por eso, no sorprende que hacia el mediodía el cielo de Buenos Aires aparezca surcado por aviones. Pero no son, sin embargo, los Gloster Meteor del desagravio, sino aviones navales, provenientes de las bases de Punta de Indio y Ezeiza, que descargan bombas sobre la Casa Rosada y la plaza histórica, con el propósito de asesinar a Perón. Al mismo tiempo, el Ministerio de Marina ha sido tomado por los insurrectos, mientras el capitán Francisco “Paco” Manrique intenta sublevar la Base de Puerto Belgrano y se vive una situación incierta en la base aérea de Morón. A su vez, el general Bengoa debería levantar una unidad militar en el Litoral. Manrique y Bengoa fracasan en su intento, como también “comandos civiles” que debían operar sobre la Casa de Gobierno. Asimismo, a las pocas horas, el Ministerio de Marina es recuperado por fuerzas leales. Pero ya la Plaza de Mayo y adyacencias se han convertido en horrendo espectáculo de destrucción, de sangre y de muerte. Los aviadores insurrectos ―llevando a cabo el plan esbozado por tres políticos; el socialdemócrata Américo Ghioldi, el radical Miguel A. Zavala Ortiz y el conservador Oscar Vichi― no solo arrojan bombas sobre civiles indefensos, sino que, en algunos casos, cuando se trata de grupos obreros decididos a defender al gobierno, ametrallan salvajemente. Hacia las 16 horas, van cesando los ataques y los aviones rebeldes se fugan hacia Montevideo dejando atrás una Plaza de Mayo que ofrece un espectáculo de horror. Muertos y heridos por todas partes, aquí y allá, charcos de sangre y restos humanos, cráteres en las calles, automóviles incendiados, una atmósfera envenenada de muerte y pólvora, de fuego y destrucción. Uno de los últimos aviones, al sobrevolar los alrededores de la CGT, halla a un grupo de trabajadores, enarbolando palos y amenazas y sobre ellos descarga su artillería, ya inútil, sólo cargada de odio de clase. “Héctor Pessano, un humilde trabajador, fue partido por la metralla de un Gloster”, recordará, años después, el periódico “La Voz”. El número de víctimas resulta incierto pues el gobierno, para no ahondar los enfrentamientos, prefiere retacear la información. En sus “Memorias”, el almirante Rojas considera que una primera estimación da 156 muertos y 900 heridos. Según un periodista de “Primera Plana”, el gobierno habría informado posteriormente que los muertos alcanzaron a 373. “La Nación”, por su parte, admite 350 muertos y alrededor de 600 heridos. Gonzalo Chávez, en su libro “La masacre de Plaza de Mayo” reproduce información de los diarios que dan 156 muertos, 96 heridos graves y 750 heridos. Fuentes de la resistencia peronista estiman 400 muertos e inclusive, un periodista de la revista “Extra”, en 1965, sostiene que “en las inmediaciones de Plaza de Mayo yacían dos mil muertos”. En el 2003, recién se conoce una lista el nombre y apellido de alrededor de 150 personas, producto de la investigación de Gonzalo Chávez. Puede sostenerse, entonces, sin exageración, que esas víctimas de la barbarie antiperonista son también “malditos”, pues se los ha olvidado individualmente y tampoco aparecen mencionados en los trabajos históricos, a pesar de que ese bombardeo a una ciudad abierta como Buenos Aires no tiene parangón con ningún otro de nuestra historia. Pero, por si quedaran dudas, de que el sistema de silenciamiento funciona a la perfección, conviene leer detenidamente el siguiente texto del profesor Tulio Halperín Donghi:
“El 16 de junio ―cinco días después de la desafiante procesión de Corpus Christi― estallaba un alzamiento apoyado sobre todo por la marina de Guerra. Luego de horas de combate en torno del edificio del Ministerio de Marina y de un bombardeo y ametrallamiento aéreo del centro de la capital por los revolucionarios, el gobierno pudo sofocar el reducido núcleo insurgente; esa noche, tras una concentración convocada por la CGT, cuando aún duraban las acciones aéreas, las iglesias del centro de Buenos Aires fueron incendiadas; no resulta difícil comprender que, luego de ver caer a su lado a las víctimas del fuego rebelde, algunos de los manifestantes hayan visto en esos incendios una justa venganza; aún así, la espontánea cólera de una muchedumbre, por otra parte raleada por la prudencia, no basta para explicar la uniforme eficacia que la operación mostró en todas partes; al día siguiente otras muchedumbres comenzaban a recorrer, heridas en sus sentimientos piadosos (a veces algo improvisados) los templos cuyos muros calcinados dejaban ver ―eliminados por el fuego, los agregados de épocas más recientes y prósperas― los ladrillos pacientemente amontados por los albañiles del setecientos. Si la situación hubiera dejado lugar, como en épocas menos tensas, los observadores distantes, éstos hubiesen podido repetir, como sesenta y cinco años antes, que el régimen no habría de sobrevivir a su victoria sobre la rebelión; en todo caso, la quema de las iglesias, ese acto de puro delirio, amedrentó sobre todo al gobierno que (en la hipótesis más caritativa) no había hecho nada por evitarlo. Otros aspectos de la jornada despertaban también alarma entre algunos sostenes ahora indispensables del régimen; la CGT había tomado intervención directa en el conflicto y aunque ésta no había sido ni con mucho decisiva, significaba una novedad que no podía dejar de alarmar al ejército que hasta entonces había logrado reservarse el monopolio de la fuerza; el 16 de junio pudo verse cómo eran distribuidas armas en número considerables a los manifestantes obreros y las sugestiones sobre la conveniencia de formar milicias sindicales que desde hacía un tiempo no escaseaban en la prensa oficialista, adquirían con ello un sentido más preciso y amenazante”.
(Tulio Halperín Donghi: “La democracia de masas”, Buenos Aires: Paidós, 1991, págs. 82 y 83).
¿Qué conclusión obtiene un estudiante al leer este texto? Varias, pero no las más importantes. Es decir, hubo un levantamiento producto del cual, los manifestantes quemaron iglesias, para vengarse que vieron “caer a su lado a las víctimas del fuego rebelde” ¿Cuántos vieron caer? ¿5, 10, acaso 156? ¿Habrán sido 200, 400, o quizás 2000? ¡Qué importancia tienen esos muertos! Habría que recordar lo que el Che le escribía a su madre, en carta del 20 de julio de 1955:
“Esos mierdas de aviadores asesinaron gente a mansalva […] como si la cosa más natural del mundo [fuese] reventar la cantidad de negros que reventaron”.
¿Acaso ese bombardeo fue un “puro delirio” de la oposición antiperonista? No. Según el texto, “el puro delirio” fue la quema de las iglesias, “los muros calcinados” que afectaron “los sentimientos piadosos” de alguna gente. En resumen, para la máxima figura de la Historia Social [Halperín Donghi], que hoy predomina en las casas de estudio, los muertos, cuando son obreros, negros, cabecitas, etc. solo merecen el silenciamiento y el olvido.

CHE GUEVARA. SU POEMA RAPSODIA A FIDEL (III)

por Dr. Rolando Álvarez Estevez. En Radio Cubana

 

En otro post en homenaje al Che al cumplirse hace poco un nuevo aniversario de su nacimiento, reproduzco el poema del Che "Rapsodia a Fidel" y el análisis de Álvarez Estévez de las circunstancias en las que el "Che" Guevara, como ya había sido bautizado por los revolucionarios cubanos, le escribiera ese poema a Fidel Castro.

 


Poco antes de su partida hacia Cuba en el histórico yate Granma junto al resto de los expedicionarios que salieron de Tuxpan, el 25 de noviembre de 1956,  Ernesto Guevara de la Serna, Che, escribió su poema “Rapsodia a Fidel",  cuyo  original se conserva en los archivos del Centro de Estudios Ernesto Che Guevara y el que durante años se ha dado a conocer como “Canto a Fidel".
Por su contenido, este hecho literario del Che encerraba la identificación que en pocos meses había desarrollado con la causa cubana, el conocimiento que había obtenido de Cuba y de su historia, y patentizando la admiración y la confianza que sentía por Fidel.
Sobre el primer encuentro con Fidel, el Che escribió en su diario:
Un acontecimiento político es haber conocido a Fidel Castro, el revolucionario cubano, muchacho joven, inteligente, muy seguro de si mismo y de extraordinaria audacia; creo que simpatizamos mutuamente”.
Como se podrá observar, en cada estrofa el Che aborda temas tan sensibles como los contenidos en la autodefensa de Fidel por las acciones del 26 de julio de 1953 y que se conoce como La Historia me Absolverá.
Demuestra lo mucho que conoció y abrazó, en sus meses de estancia en México, junto a Fidel, Raúl y otros revolucionarios –en especial con Antonio Ñico López, con quien estableció amistad en Guatemala, en 1954-, sobre la causa libertaria de Cuba. Demostraba, tempranamente, su sentido de pertenencia con su nueva patria que sería la mayor de las Antillas.
A partir de ahí, el Che sería nombrado teniente médico de los expedicionarios que viajarían en el yate Granma rumbo a Cuba.

El texto del poema “Rapsodia a Fidel“, es el siguiente:

Vámonos,
Ardiente profeta de la aurora,
por recónditos senderos inalámbricos
a liberar el verde caimán que tanto amas.

Vámonos,
derrotando afrentas con la frente
plena de martianas estrellas insurrectas,
juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte.

Cuando suene el primer disparo y se despierte
en virginal asombro la manigua entera,
allí, a tu lado, serenos combatientes,
nos tendrás.

Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos
reforma agraria, justicia, pan, libertad,
allí, a tu lado, con idénticos acentos,
nos tendrás.
                 
Y cuando llegue el final de la jornada
la sanitaria operación contra el tirano,
allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla,
nos tendrás.
              
El día que la fiera se lama el flanco herido
donde el dardo nacionalizador le dé,
allí, a tu lado, con el corazón altivo,
nos tendrás.
                 
No pienses que puedan menguar nuestra entereza
las decoradas pulgas armadas de regalos;
pedimos un fusil, sus balas y una peña,
Nada más.
                 
Y si en nuestro camino se interpone el hierro,
pedimos un sudario de cubanas lágrimas
para que se cubran los guerrilleros huesos
en el tránsito a la historia americana.
Nada más.

Como se podrá observar, en cada estrofa el Che aborda temas tan sensibles como los contenidos en la autodefensa de Fidel por las acciones del 26 de julio de 1953 y que se conoce como La Historia me Absolverá.
Demuestra lo mucho que conoció y abrazó, en sus meses de estancia en México, junto a Fidel, Raúl y otros revolucionarios – n especial con Antonio Ñico López, con quien estableció amistad en Guatemala, en 1954-, sobre la causa libertaria de Cuba. Demostraba, tempranamente, su sentido de pertenencia con su nueva patria que sería la mayor de las Antillas.
En la última estrofa -y ya desde entonces, el Che era consciente de lo que podía depararle la lucha como combatiente al igual que otros que emprenderían la proeza del yate Granma, de la Sierra Maestra y la clandestinidad-, los que con su ejemplo serian parte de la historia de los pueblos latinoamericanos. Tenía muy presente, lo cual se recoge en su carta de despedida leída por Fidel el 3 de octubre de 1965, en la apertura del Primer Congreso del Partido.
Decía el Che en su misiva:
"Un día pasaron preguntando a quien se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria".
El 12 de diciembre de 1996, cuando nuestro Comandante en Jefe vio la edición que se hizo en Cuba del poema que le dedicara el Che, expresó en su discurso en la ceremonia de premiación del concurso "70 años en la vida ejemplar y revolucionaria de Fidel Castro":
"Especial impresión me produjo también- lo digo con mucha franqueza– el poema del Che. Che no habría estado de acuerdo con que le publicaran su poema, él era tan riguroso consigo mismo y tan exigente, que habría protestado de la publicación de su canto; pero a mí me emocionó profundamente –lo conocía-, verlo en ese libro es una impresión indescriptible".
Por su valioso contenido moral y revolucionario, y en especial por el 90 aniversario del natalicio del Guerrillero Heroico (este artículo se publicó por primera vez el año pasado. Nota de LDG), el poema “Rapsodia a Fidel” merece ser divulgado, con la mayor creatividad, por nuestros medios de difusión, y en especial por el sistema de educación, en sus distintos niveles. Es un documento en el que se transpira la fidelidad, y el compromiso total de entrega a la causa revolucionaria de Cuba.
#CheGuevara aprendimos a quererte en #Cuba y en el mundo, a ti el más nacedor de todos los hombres @Guajiritasoy @CIPICuba @RadioGtmo @PrensaGtmo @TV_Solvision @CarlosO28859673 @monchi_2012 pic.twitter.com/Q9RlWADSAd
    — Mabel Guantánamo (@Deguantanamo) 13 de junio de 2018
El Che significa el símbolo eterno de la lealtad, pureza y solidaridad, devenido ejemplo para aquellos que sueñan y luchan por un mundo mejor.

CONVERSACIONES LUEGO DE UN LARGO POEMA A BOLIVIA

Lo que sigue es un poema del "Pampa" Ubertalli, al Comandante Che Guevara. El 14 de junio se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento, en 1928, de Ernesto Guevara. En homenaje al Che, resproduzco este poema del "Pampa".

 

Bolivia. 9 de Octubre de 1967 - "Che" Guevara inmortal


Conversaciones luego de un largo poema a bolivia

estoy mas allá de los teóricos los prácticos y los teóricoprácticos
mas allá de los ensayos análisis nombres citas epígrafes autores
de diferentes géneros literarios o de ciencia social
desnudo
luego de terminar un largo poema o cuento o una inédita mixtura en donde he puesto todo lo que tengo o casi todo
se me viene en mente conversar con alguien
y claro teniendo en cuenta lo que acabo de hacer te toca a vos

no es nada original hablar de vos
mas siempre es necesario
para redescubrirte y conocer aún mas los caminos hasta tu estatura
a través de los hombres que solo tienen brazos piernas nervios para vender
los sujetos de tu reino en la tierra
intermediarios en este encuentro sin adjetivos ni alabanzas

también había mensajes para mi de la gente no solo los limbos piedrecitas o cauces transmitían íntimas señales y apariciones
ojos manos arrugas pómulos narices muecas gestos temblores uñas alternábanse una y otra vez para transmitir noticias tuyas
aunque no de tus hazañas o acciones o teorías
sino de tus vivencias
las mismas que aparecen en los hombres cuando repasan su existencia diaria en segundos horas
en los hombres mas mínimos y grandes
y que mueven a unos al egoísmo más estrecho y a otros al sacrificio extendido
según la convexión del amor y la plenitud o la concavidad del resentimiento la frustración y el miedo
esas vivencias frente al niño descalzo apacentando llamas en lo mas inmenso del silencio
al minero acostumbradamente tenso al bajar hacia el vientre de la tierra sobre el caluroso elevador
al cargador de origen campesino que con la heladera ajena sobre la espalda en la calle empinada nos mira y nos dice puedo gringo puedo soy de piedra no me compadezcas

he recibido esos mensajes
y a través de ellos te he recibido a vos

no como el creyente recibe a su señor a través del pan sagrado en manos del ministro
no como el explotado se reconoce a sí mismo a través del orador fogoso
sino como el compañero principiante aprende del experimentado que siempre hay ternura que volcar y entregar aún en la dureza con que se formula una tesis o se elabora un programa
y que detrás de cada acción o acto o postura revolucionaria está el manantial del amor que nos nutre y que sin él es imposible todo
ese amor que no es nuestro dios sino nuestro mas entrañable compañero y siempre se salva aún después de la muerte cuando alguien lo guarda en sus alforjas recién estrenadas junto a las esperanzas y las municiones
he creido como nunca a través de esas gentes
y he descubierto otra clase de odio que purifica

diré que yo no sé si el cálculo falló o el apoyo no vino o la táctica fue incorrecta aunque no la estrategia o viceversa
que yo no sé si en los manuales de formación figuran ese recóndito lugar de tu corazón al contemplar por ejemplo la bondad de ese viejo detrás de los bueyes y el arado de palo
o el ningún horizonte en tus pupilas al escuchar ese silencio que conozco
que no sé que te movió a elegir este territorio mitad selva mitad planicie alta elevado en cerros y deprimido en abismos
este territorio mágico dolido inexpugnable

solo sé que estuviste y viste antes que yo lo necesario para ofrecer una vez mas la vida
para purificarte entre el follaje los rios la pobreza el abandono de la gente de tu reino comunista en la tierra
y eso me basta a mí para moldear con tu materia prima y este pueblo secularmente altivo la ruta hacia tu nombre
el oído receptivo que querías
la forma exacta para decir que sí
que he escuchado tu voz y trataré de andar por tus senderos
hasta que todo arda
Comandante.
 
Jorge Luis Ubertalli -
La Paz, Bolivia, 1978