por Ibrahim Nasserdine (a partir de su publicación en Al-Manar)
vehículos militares de Israel, destruídos por los misiles rusos de Hezbolá |
La Operación de los Mártires de Quneitra en las Granjas de Shebaa ocupadas fue “una operación limpia desde todos los puntos de vista”, según fuentes diplomáticas en Beirut. Se trató de una dolorosa respuesta en forma de ataque a un convoy militar en los territorios ocupados libaneses y el resultado no fue meramente que la resistencia de devolviera la pelota al patio de Israel, sino que también marcó un gol a la entidad sionista. Ahora, esta última debe tragarse su rabia, ya que es incapaz de lanzar una guerra de agresión contra el Líbano en este momento.
Según fuentes diplomáticas en Beirut, ha habido comunicaciones de Washington y Moscú al gobierno israelí también para que soporte este doloroso golpe y lo considere una respuesta “normal y esperada” a su estupidez en Quneitra. Además, Irán ha informado a la Administración estadounidense que Teherán respondería y se implicaría en cualquier guerra lanzada por Israel en la región.
Los expertos en temas militares afirman que Hezbolá ha puesto de manifiesto su fuerte capacidad para controlar el campo de batalla y también ha puesto de manifiesto la fragilidad de la capacidad de disuasión del Ejército israelí. La operación de Hezbolá llegó en un momento en el que el aparato militar y de seguridad israelí estaba totalmente movilizado y en el que Israel estaba focalizado en averiguar dónde, cuándo y cómo la Resistencia libanesa respondería. Todas estas medidas y predicciones no cambiaron en nada la situación sobre el terreno.
La Resistencia escogió el lugar, el tiempo y el objetivo con una clara inteligencia y excelencia militar. Esto esto ha causado un escándalo en Israel donde el primer ministro y todo el aparato de militar y de seguridad sionista tienen ahora que hacer frente a preguntas engorrosas sobre el éxito de inteligencia de Hezbolá. Una pregunta legítima está siendo también planteada ahora por los colonos “Si los soldados israelíes han sido incapaces de protegerse a sí mismos, ¿cómo van ellos a protegernos si Sayyed Nasralá decide enviar sus soldados a Galilea?”.
Según estas fuentes, los próximos días desvelarán datos de la actuación de la veterana inteligencia de Hezbolá, que distrajo a los israelíes con falsas alarmas en los dos días anteriores a la operación de Shebaa. Sus combatientes lograron en diversas ocasiones manipular los sistemas electrónicos israelíes y mantener ocupadas a las fuerzas israelíes con apariciones y desapariciones de “esquivos” combatientes que estaban supuestamente penetrando en áreas cercanas a los asentamientos.
Mientras los preparativos sobre el terreno estaban siendo realizados para atacar de forma precisa el objetivo fueron adoptadas algunas medidas en la zona de los Altos del Golán para llamar a engaño a los israelíes, además de transmitir a través de los aparatos de comunicación información falsa, que condujo al convoy israelí a la zona deseada.
Israel fue sorprendido también por el uso del avanzado misil ruso Kornet para destruir el convoy, lo que significa que se ha producido un cambio en el equilibrio de poder sobre el terreno en cualquier posible confrontación. En este sentido, el temor israelí está justificado y no hay ningún lugar aquí para la exageración, ya que Israel es ahora muy consciente de aquello a lo que haría frente en el caso de conflicto. De este modo, Sayyed Hassan Nasralá permitió a sus combatientes que revelaran una primera muestra de las armas avanzadas del partido.
Este misil ha resuelto el problema que afectaba a los anteriores misiles antitanques rusos, que era que el lanzador debía permanecer en su posición para guiar, mediante un sistema de láser, el misil hacia el blanco. Esto restringía la libertad del combatiente hasta el momento del impacto, lo que le ponía en riesgo de ser descubierto. Con el nuevo sistema, el blanco es fijado al lanzar el misil y éste va solo buscando el objetivo sin que el lanzador tenga que esperar en la posición.
Todos estos engaños y sorpresas determinaron el éxito de la operación y, lo más importante, llevaron a que Netanyahu perdiera su pulso de poder con Sayyed Nasralá. Su aparato militar y de seguridad ha sido incapaz de mantener lo que él pensó era “un logro táctico” en Quneitra.
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