Leonardo Del Grosso: MOVILIZACIONES DE SOLIDARIDAD ANTIIMPERIALISTA CON VENEZUELA Y SIRIA

En Nuestra América hoy Venezuela está sufriendo el embate imperialista, donde en este mismo momento los agentes al servicio de EE.UU. están matando humildes ciudadanos para culpar de ello al gobierno de Maduro. Siria acaba de ser bombardeada directamente por los EEUU., que es el que formó, junto con IsraHell, Francia, Gran Bretaña, Turquía y las monarquías árabes, a las organizaciones terroristas del tipo del Estado “Islámico” y Al-Qaeda. La OTAN, la organización militar internacional del imperio anglosionista, pretende atacar Rusia. Junto con países vasallos como Japón y Corea del Sur (ocupados militarmente por los EE.UU.), también se pretende agredir a Corea del Norte y a China. Los anglosionistas pretenden extorsionar al mundo con la guerra nuclear, peligroso juego que puede gatillarla de verdad, si alguna variable se sale de quicio.
Aquí en Argentina, en medio de los ingratos tiempos macristas donde la parte más individualista de la sociedad pudo constituirse en opinión electoral mayoritaria, existen sin embargo numerosas reservas de nacionalismo e internacionalismo antiimperialista, de ciudadanos que, con manifestaciones de cientos de miles, nos oponemos a las acciones del gobierno nacional, títere cipayo del imperio.
El 1 de abril, ante la jugada traidora de Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, donde representantes de esos países se juntaron en Buenos Aires para hacer una declaración contra Venezuela, acusándola de antidemocrática porque el Poder Judicial de ese país invalida actos ilegales de la Asamblea Nacional, que está en manos del cipayaje oligarca, una nutrida concentración de manifestantes nos convocamos frente al edificio de la cancillería argentina, que fue el lugar donde sesionaron los payasos a las órdenes norteamericanas. Quienes acusaban de golpismo a Venezuela tienen la cara de piedra, tan de piedra como el “uruguayo” agente yanki, Luis Almagro, actual secretario general de la OEA. El gobierno brasileño, surgido de un golpe, acusa a Venezuela, pero ni Macri, ni Cartés, ni Tabaré Vázquez, acusaron a ese gobierno como golpista, al ser resultado de una ilegal conspiración que destituyó, ilegalmente, a la presidenta constitucional Dilma Rousseff. Pero acusan a Venezuela porque el Poder Judicial quiere limitar el accionar de una Asamblea Nacional que pretende legalizar diputados surgidos de un fraude, y que toma decisiones haciendo participar precisamente a esos diputados.

Buenos Aires, 1° de abril: repudio a la conspiración contra Venezuela

En la Venezuela de hoy no hacen como se ha hecho históricamente en Argentina o en otro países donde EE.UU. organizó golpes militares y luego los gobiernos constitucionales no anularon las legislaciones y decisiones tomadas por los sediciosos. Por ejemplo, en 1983, en Argentina, el presidente consitucional Alfonsín no invalidó la deuda externa asumida por los cipayos sediciosos en beneficio de la usura de Wall Street, pero descargada jurídicamente sobre todos los argentinos. No anuló decisiones fundamentales de los que asesinaron a la Constitución, además de asesinar a miles de patriotas argentinos. La Venezuela Bolivariana tiene un principio muy simple y sencillo que es que no son válidas las decisiones tomadas por representantes ilegales, que han desconocido al Consejo Nacional Electoral, que es el órgano legal que controla las elecciones en Venezuela. La Asamblea Nacional desconoció al Consejo Nacional Electoral y les tomó juramento a tres diputados que según el órgano legal pertinente, el C.N.E., no tuvieron los votos suficientes para ser elegidos. Luego con esos falsos diputados, obtuvo mayorías fraudulentas para tomar otras decisiones que, como tales, no pueden ser legales. Sin embargo, para el actual vasallaje de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, eso es legal. Entonces, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Venezuela dice que las decisiones de la Asamblea Nacional son ilegales, la acusan de golpe, cuando lo antidemocrático es que le tomen juramento a diputados que no lo son.
Frente a toda la infamia que traman los malparidos traidores que están a las órdenes de potencias extrañas y extranjeras en vez de obedecer el mandato de quienes lo votaron es que nos concentramos frente a la cancillería argentina el pasado primero de abril.
Días más tarde, el 7 de abril, EE.UU. bombardeó Siria. El pretexto, como siempre, fue falso; acusó al gobierno de Siria de haber usado armas químicas. Siria se deshizo completamente de su arsenal de armas químicas como resultado de un acuerdo entre EE.UU., Rusia y Siria, firmado en 2013 y ejecutado completamente en 2014. EE.UU. puso la financiación, Rusia la tecnología, y la verificación estuvo a cargo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, la organización internacional encargada de la aplicación de la Convención sobre las Armas Químicas. Está verificado internacionalmente que Siria no tiene armas químicas hoy. Mientras tanto, las potencias occidentales y sus vasallos entrenaron a los terroristas para la preparación y uso de estas armas, y también les proveyeron los insumos para poder fabricarlas. Así, está demostrado que en Siria los únicos que usaron armas químicas son los mercenarios terroristas pagados y preparados por la OTAN, que además es quien prepara, haciendo las producciones audiovisuales, la falsa propaganda para culpar a Siria.

En repudio a la agresión directa de EE.UU. a Siria nos movilizamos a la embajada yanki el 8 de abril, donde la comunidad siria y musulmana de Argentina y diferentes organizaciones antiimperialistas expresamos nuestra solidaridad con la República Árabe Siria. En medio de un aguacero torrencial que en ese momento se abatió sobre Buenos Aires llegamos frente a la embajada imperialista y realizamos un acto donde expresamos nuestra solidaridad con el pueblo, el gobierno y el ejército sirio.

bajo la lluvia torrencial, firmes junto a Siria y el Eje de la Resistencia

Y el 12 de abril, como culminación, la movilización convocada por Quebracho fue contra el ingerencismo en Venezuela y Siria, en la que se constituyó en la manifestación más clara en sus definiciones políticas y numerosa en su convocatoria.