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viernes, 12 de febrero de 2021

EN BUSCA DE ENEMIGOS - LOS INTERVENCIONISTAS DOMINAN EL EQUIPO DE SEGURIDAD NACIONAL DE BIDEN

Por Phillip Giraldi. En The Unz Review. 12 de enero de 2021. Traducción de Leonardo Del Grosso para Striptease del Poder

Lo que ocurrió en el Capitolio de los Estados Unidos la semana pasada fue seguramente reprensible pero, en mi opinión, el daño real y duradero que se hizo a nuestra forma de gobierno tuvo lugar en un sótano en Wilmington, Delaware, donde el presidente designado Joe Biden estaba preparando algunas de las piezas de su equipo de política exterior y seguridad nacional.

Nuland repartiendo galletas durante el golpe en Ucrania

Las esperanzas de que los demócratas acomodarían a su ala progresista hasta cierto punto, retrocediendo de las políticas agresivas de “América primero” perseguidas por Donald Trump y Mike Pompeo, se extinguieron con el encumbramiento de Wendy Sherman y Victoria Nuland a los puestos superiores número dos y tres en el Departamento de Estado, para respaldar al Secretario de Estado designado, Tony Blinken.

Nuland es quizás el nombramiento sorpresa, ya que fue famosa por ser el monstruo del cambio de régimen de la administración Obama cuando se desempeñó como subsecretaria de Estado. Ella fue la principal impulsora de la política descaradamente intervencionista en Ucrania, con ella y el senador John McCain paseando por la plaza Maidan de Kiev repartiendo galletas a los alborotadores.

Miles de personas murieron cuando la agitación política por una elección impugnada se convirtió en un golpe de estado cien por ciento completo, con fusileros misteriosos disparando a las turbas para energizarlas. El cambio de régimen fue financiado por 5 mil millones de dólares cortesía del contribuyente estadounidense, y también irritó a Rusia, que comparte una extensa frontera y vínculos económicos con Ucrania.

Por cierto, el golpe tenía la intención de reemplazar a un jefe de estado amigo de Rusia por alguien que no tuviera esas inclinaciones. Asombrosamente, el Kremlin pudo darse cuenta de eso y respondió reanudando la posesión de Crimea, que estaba en gran parte poblada por rusos.

Nuland se hizo más conocida después del hecho de que fue lo suficientemente tonta como para hablar por un teléfono celular sin cifrar en una discusión sobre a quién instalaría Estados Unidos para gobernar la Ucrania posterior al golpe.

Cuando su interlocutor objetó que la Unión Europea podría querer tener algo que decir, tal vez como mediador, sobre cómo se desarrollaría la política ucraniana, ella respondió “que se joda la U.E.”, lo que podría considerarse como el estilo neoconservador de Diplomacia 101 [101 es un número que en el argot supersticioso, básicamente significa la determinación individual (número 1) potenciada y multiplicada por la energía universal (número 0). Nota del Traductor].

Victoria Nuland ha estado activa en la puerta giratoria del gobierno al sector privado desde que Obama dejó la Casa Blanca, dando entrevistas y escribiendo artículos de opinión críticos con el Departamento de Estado de Trump y las políticas que se promueven. Ha sido directora ejecutiva del neocon Center for a New American Security, ocupó una sinecura de puerta giratoria en Boston Consulting Group, y otra en Albright Stonebridge Group.

Aparentemente, su historial de estar gravemente equivocada en política exterior solo ha servido para mejorar su currículum para el establecimiento de la política exterior extremista de Washington. Su regreso al poder también podría deberse al perfil de su esposo Robert, quien fue uno de los primeros neoconservadores en subirse al carro de la fanfarria NeverTrump en 2016 cuando respaldó a Hillary Clinton para la presidencia y habló en favor de ella en una recaudación de fondos en Washington, quejándose sobre la tendencia “aislacionista” en el Partido Republicano ejemplificada por Trump.

Wendy Sherman es menos conocida. Ha sido nominada para convertirse en subsecretaria de Estado. Actualmente es Consejera Principal también en Albright Stonebridge Group y Miembro Principal en el Centro Belfer de Ciencias y Asuntos Internacionales de la Escuela Kennedy de Harvard. Se la considera una protegida de los Clinton y, en particular, de la ex-secretaria de Estado Madeleine Albright, la del alardeo sobre que “valió la pena” los 500.000 niños iraquíes muertos.

Sherman conoce a Biden por haber trabajado anteriormente en la Administración Obama como Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, la cuarta funcionaria de rango en el Departamente de Estado, desde septiembre de 2011 hasta octubre de 2015. Durante la Administración Clinton se desempeñó como Consejera del Departamento de Asuntos Políticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos y Asesora Especial del Presidente y Secretario de Estado y Coordinadora de Políticas respecto de Corea del Norte.

Bajo Obama fue la principal negociadora del programa nuclear iraní. Fue considerada una funcionaria de línea dura, diciendo “sabemos que el engaño es parte del ADN” de los iraníes y fue característicamente cuidadosa de informar a los israelíes sobre todo lo que estaba haciendo. Sin embargo, la Casa Blanca tenía la intención de llegar a un acuerdo, que se firmó en 2015 como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), un pacto que desde entonces ha sido rechazado por Donald Trump y que Biden puede o no tratar de resucitar.

Y luego está Tony Blinken, quien aparentemente será el jefe tanto de Sherman como de Nuland. Blinken es, en algunos aspectos, el líder de Israel en Washington. Fue un firme partidario de invadir Irak e incluso recomendó dividir a la nación derrotada en tres partes. Fue un partidario de la destrucción de Libia y un artífice de la política anti-Siria seguida por Obama.

En una entrevista en el Times of Israel Blinken confirmó la posición de Biden respecto del tema de la posible reducción de la ayuda a Israel si el estado judío hiciera cosas que dañen los intereses de Estados Unidos. Blinken “…reiteró la posición de Biden de que no condicionaría la ayuda a Israel. Él (Biden) se opone resueltamente a ello. No vincularía la asistencia militar a Israel a ninguna decisión política que tome, punto final”.

Dennis Ross, a menudo descrito como el abogado de Israel, lo alaba por tener “…un apego emocional instintivo a Israel”, refiriéndose a las frecuentemente citadas raíces judías y de refugiado de Blinken. Fue una admisión interesante e inequívoca de Blinken, la de que tanto él como Joe Biden anteponían los intereses israelíes a los de Estados Unidos.

El punto de vista personal de Blinken de apoyo irrestricto para Israel supuestamente se deriva de que su padrastro ha afirmado que es un sobreviviente del llamado holocausto, una historia que invocó varias veces durante su discurso de aceptación el 24 de noviembre. La entrevista del Times concluyó con Blinken afirmando que “una de las cosas que realmente ha moldeado el apoyo del vicepresidente a Israel y su seguridad durante toda su carrera es la lección del Holocausto. Él cree firmemente que una patria judía segura en Israel es la mejor garantía para asegurar que nunca más el pueblo judío sea amenazado con la destrucción”.

El infatigable “Israel-firster”, Tony Blinken, también ha servido como un “conducto” de aquellos en el gobierno para grupos de defensa de Israel como el Comité de Asuntos Públicos israelí-estadounidense (AIPAC). Y ahora que tenemos a Tony Blinken como Secretario de Estado Designado, la puerta pronto estará aún más abierta para el Lobby de Israel de lo que estaba bajo Trump. Y Nuland y Sherman, que también son judíos y sionistas ardientes, estarán de paseo.

Y fuera del Departamento de Estado, tenemos a Avril Haines como Directora de Inteligencia Nacional (D.N.I.) [La D.N.I. conduce a la “comunidad de inteligencia” de los EE.UU., y está compuesta por la federación de 16 agencias de inteligencia estatales de distintas características. Nota del Traductor]. Haines es una ex oficial de la CIA y del Consejo de Seguridad Nacional (N.S.C.) que participó directamente en la supresión de gran parte del informe clasificado sobre el programa de tortura llevado a cabo por la Agencia desde prisiones secretas.

Ella jugó un papel decisivo en asegurarse de que ningún oficial de la C.I.A. fuera castigado por sus crímenes de guerra y trabajó con el asesor de inteligencia de Obama, John Brennan, para habilitar el infame programa de drones. Cuando Haines era la principal abogada del N.S.C., Brennan era el guardián de la llamada “lista de asesinatos” de ciudadanos estadounidenses en el extranjero que él y Obama revisarían todos los martes por la mañana.

Fue Haines quien proporcionó las autorizaciones legales para lanzar ataques con misiles desde drones y nunca se ha hecho responsable de ninguna de sus decisiones. No hay duda de que ella persistirá en sus opiniones de línea dura como Directora de Inteligencia Nacional. Al igual que Blinken, Nuland y Sherman, también es judía y debe presumirse que sus credenciales a favor de Israel son sólidas.

Y luego está el propio jefe, Joe Biden. Se describe a sí mismo como sionista que también está muy de acuerdo con expresar el odio a Rusia. En una entrevista publicada en el New Yorker en julio de 2014, se le cita describiendo una reunión de 2011 en Moscú con el entonces primer ministro Vladímir Putin.

Biden afirmó que “tenía un traductor y cuando (Putin) me mostró su oficina dije: ‘Es asombroso lo que hará el capitalismo, ¿no es así? ¡Una oficina magnífica! Y él se rió. Cuando me dí vuelta, estaba tan cerca de él que le dije: Sr. Primer Ministro, te estoy mirando a los ojos y no creo que tengas alma”. Cuando se le preguntó si la historia era cierta, Biden lo confirmó, “absoluta y positivamente… Y me miró, sonrió y dijo: ‘Nos entendemos’”.

La historia es, como tantas otras en el Cancionero de Biden, una aparente fabricación, según otros que estaban en el mismo viaje. La reunión nunca tuvo lugar. ¿Biden realmente cree que es verdad? Más importante aún, ¿se involucra con frecuencia con líderes extranjeros insultándolos primero, antes de mirarlos a los ojos y discernir si tienen alma o no?

La visión de la Administración Trump respecto tanto de Rusia como de China es antagónica sin reservas, una postura que probablemente continuará e incluso empeorará con los demócratas en el poder.

Las dos naciones son consideradas actualmente por los legisladores en Washington como “enemigos” reales y la estrategia de defensa nacional de Estados Unidos incluye la intención beligerante del gobierno de “restaurar la ventaja competitiva de Estados Unidos bloqueando a los rivales mundiales Rusia y China para que no desafíen a Estados Unidos y a nuestros aliados”. Y el 25 de octubre de 2020, Biden lo hizo público y declaró que “la mayor amenaza para Estados Unidos en este momento en términos de romper la seguridad y nuestras alianzas es Rusia”.-

 

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